¿Sabías que si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Sabías que producir una hamburguesa requiere una media de 1695 litros de agua?
La cría de vacas contribuye a la deforestación y al desplazamiento de comunidades rurales e indígenas, además de aumentar los gases contaminantes que influyen en el cambio climático. El consumo de carne es una de las formas más destructivas en las que dejamos una huella en el planeta, asegura un estudio respaldado por el Departamento de Medio Ambiente de la ONU.
Debido a la descomposición de materia orgánica, la ganadería es una de las principales fuentes de emisión de metano, un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Para hacerse una idea de su alcance basta imaginar que, si las vacas formaran un país, sería el tercero en emisiones de gases de efecto invernadero.
Una hamburguesa de carne puede contener ADN de hasta 98 vacas diferentes
Pero su impacto medioambiental no se detiene ahí y llega hasta nuestros bosques y nuestra agua: las selvas de Sudamérica están siendo taladas para plantar soja y crear pastos para el ganado mientras que, de media, una hamburguesa de ternera de un cuarto de libra consume alrededor de 1695 litros de agua, dependiendo de dónde se fabrica. Pese a esos efectos, la demanda de carne está aumentando.
El Fondo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura proyecta que la demanda de carne animal crezca en un 76% hasta 2050.
«Se consumirá más carne que nunca en la historia, y pagaremos un precio ambiental y humano, a menos que se haga un cambio.»
ONU Medio Ambiente
James Lomax resalta que la producción ganadera es una fuente realmente importante de vitaminas y proteínas, y genera ingresos para muchas familias de bajos recursos. Sin embargo, las pequeñas operaciones de cría orgánica tienen una huella ambiental muy diferente en comparación con la producción pecuaria de tipo industrial.
«Necesitamos ser realistas. Cortar la carne de la dieta por completo no es una opción para muchas personas. En el núcleo del problema ambiental está en la forma en que se produce la carne y, de manera crucial, se consume. Debemos explorar formas de lograr un equilibrio ecológico. Reducir el consumo intensivo de carne producida industrialmente es bueno para todos y para el planeta.»
James Lomax
Director Gestión de Programas de Sistemas Alimentarios
ONU Medio Ambiente recalca que se trata de lograr un consumo más responsable. Por ejemplo, comer un filete o una hamburguesa de una granja ecológica de vez en cuando, en lugar de comer tres veces a la semana la versión producida en granjas intensivas.
No sólo contaminación, también enfermedades y migración
La demanda masiva de carne también tiene otras consecuencias. Mientras la crianza de animales ocupa alrededor del 80% de la tierra agrícola, el ganado contribuye al 18% de las calorías a nivel mundial.
El pienso hecho de soja es uno de los productos de exportación más voluminoso de América del Sur y está causando el desplazamiento general de agricultores y pueblos indígenas.
El consumo de carne procesada en exceso también tiene implicaciones negativas para la salud. Los antibióticos que se utilizan para criar el ganado y mantenerlo libre de enfermedades a menudo terminan en los alimentos y contribuye a desarrollar una peligrosa resistencia a estos medicamentos en los seres humanos.
Las posibles alternativas
ONU Medio Ambiente señala que la carne roja debe ser criada de manera más sostenible o ser remplazada más a menudo por el pollo.
Recientemente la compañía Impossible Foods y su hamburguesa vegetal Beyond Meat, recibió el premio de Campeones de la Tierra de la ONU por su investigación para reducir los componentes básicos de la carne a proteínas, grasas, agua y minerales, recreando la carne completamente con plantas, a una fracción del coste para el medio ambiente.
El estudio apoyado por la Universidad de Michigan demuestra que con el agua que se necesita para producir 312 hamburguesas de carne roja, se pueden producir 60.937 Beyond Burgers.
La investigación asegura que por ejemplo, los estadounidenses comen alrededor de tres hamburguesas a la semana, y si se cambiara una de ellas por la versión vegetal, sería como quitar los gases de efecto invernadero de 12 millones de autos de la carretera durante un año.
La clave está en manos de la elección del consumidor individual y en el cambio de hábitos alimentarios que niños y jóvenes hacen cuando son informados del proceso de explotación y sacrificio de animales.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1- science.sciencemag.org, «Meat consumption, health, and the environment», H. Charles J. Godfray, Paul Aveyard1, Tara Garnett1, Jim W. Hall1, Timothy J. Key, Jamie Lorimer, Ray T. Pierrehumbert, Peter Scarborough, Marco Springmann, Susan A. Jebb. Revista Science, 20 de julio de 2019. El consumo de carne aumenta anualmente a medida que crece la población humana y aumenta la riqueza. Godfray y sus colaboradores revisan esta tendencia, que tiene importantes consecuencias negativas para el uso de la tierra y el agua y el cambio ambiental. Aunque la carne es una fuente concentrada de nutrientes para las familias de bajos ingresos, también aumenta los riesgos de enfermedades crónicas, como el cáncer colorrectal y las enfermedades cardiovasculares. Cambiar los hábitos de consumo de carne es un desafío que requiere identificar los complejos factores sociales asociados con el consumo de carne y desarrollar políticas para intervenciones efectivas.
2- culturavegana.com, «La primera burger 100% vegetal de la Garrotxa», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 6 noviembre, 2020 | Publicación: 4 agosto, 2020
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