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El cuerpo como símbolo de libertad en el movimiento vegetariano

Publicación: 23 agosto, 2025 |

La historia del vegetarianismo no solo se ha escrito a través de los alimentos, sino también en la forma en que concebimos el cuerpo y su relación con la sociedad.

Edward Carpenter [1844-1929]

A finales del siglo XIX y principios del XX, dos movimientos paralelos a la dieta vegetariana pusieron de manifiesto esta dimensión: la reforma de la vestimenta (dress reform) y el naturismo. Ambos compartían una visión crítica hacia las imposiciones sociales, la artificialidad de las modas y la desconexión con la naturaleza.

Vestimenta: liberarse de la moda y del corsé social

La ropa, lejos de ser un mero adorno, reflejaba jerarquías sociales y normas de género. Para los reformadores vegetarianos, la moda representaba lo antinatural: restringía la movilidad, deformaba el cuerpo y reforzaba la idea de que la apariencia estaba por encima de la salud.
El corsé, en particular, fue uno de los grandes enemigos del feminismo y del vegetarianismo de la época: no solo dañaba la salud de las mujeres, sino que las aprisionaba física y simbólicamente. Igualmente, las faldas largas y pesadas se criticaban por impedir el movimiento, favorecer la dependencia y ser antihigiénicas al arrastrar la suciedad de las calles.

En este contexto, Edward Carpenter, figura clave del socialismo y el vegetarianismo británico, denunció los efectos debilitantes del “exceso de ropa”. Según él, alejar el cuerpo de la naturaleza mediante capas y adornos fomentaba fragilidad, enfermedad y sensibilidad excesiva al dolor. Su propuesta era clara: ropa sencilla, práctica, resistente, que permitiera trabajar y moverse en libertad. En comunidades experimentales como Whiteway, las mujeres acortaban sus faldas y los hombres usaban pantalones cortos o se despojaban de la camisa, lo que provocaba escándalo en la sociedad victoriana.

Sandalias y la libertad de los pies

Carpenter también popularizó el uso de las sandalias, que pronto se convirtieron en un símbolo de los reformadores sociales y vegetarianos. Frente a los zapatos rígidos —a los que llamaba “ataúdes de cuero”— las sandalias representaban salud, contacto con la tierra y libertad de movimiento. De esta manera, hasta los pies se convirtieron en un terreno de resistencia contra la opresión de la moda.

Dr. Jaeger: salud y contradicción

Una de las figuras más influyentes en la reforma de la vestimenta fue el Dr. Gustav Jaeger, quien desarrolló una teoría peculiar: la salud dependía de que el cuerpo pudiera expulsar los “vapores nocivos” a través de tejidos animales como la lana. Según Jaeger, las fibras vegetales como el algodón o el lino retenían estas emanaciones y favorecían la “autointoxicación”. Su defensa de la lana —y de los productos animales en general— chocaba frontalmente con el ideario vegetariano, pero, paradójicamente, muchos vegetarianos adoptaron su propuesta porque compartían con él la obsesión por la pureza corporal, la aireación y la higiene. Incluso intelectuales como George Bernard Shaw vistieron los famosos trajes de lana de Jaeger, que revolucionaron la ropa interior en la época victoriana.

Naturismo: volver al sol y al aire

Paralelamente, el naturismo emergió como otra vía para devolver el cuerpo a la naturaleza. Influido por movimientos alemanes como la Nacktkultur, defendía la exposición al sol, los baños de aire y la vida al aire libre como fuentes de salud física y espiritual. Obras como Return to Nature de Adolf Just popularizaron la idea de dormir a la intemperie, caminar descalzo y tomar “baños de sol” (todavía en singular en aquella época). Aunque inicialmente estos hábitos fueron vistos como excéntricos, a principios del siglo XX se extendieron y se convirtieron en parte de un ideal de vida más natural y sencilla.

Vegetarianismo, romanticismo y estética natural

Estos movimientos compartían una raíz común en el romanticismo, pero siempre en su vertiente luminosa: la celebración de la naturaleza, la luz, la pureza y la simplicidad. Mientras los estetas del decadentismo buscaban lo artificial, la oscuridad, la palidez y el exceso, los vegetarianos y reformadores abrazaban la claridad, la frescura, los colores claros y la vitalidad.
La vestimenta sencilla, los baños de sol y la dieta vegetariana no eran meros gestos: simbolizaban un rechazo a la artificialidad social y una apuesta por un estilo de vida armónico con la naturaleza.

El artículo original sobre Dress Reform and Naturism nos recuerda que el vegetarianismo siempre fue más que una elección dietética: fue un movimiento cultural y social que cuestionó las normas establecidas en todos los aspectos de la vida. La manera de vestirse, caminar, respirar y exponerse al sol formaba parte de un mismo ideal: vivir con autenticidad, simplicidad y cercanía con la naturaleza.

Hoy, en pleno siglo XXI, cuando hablamos de sostenibilidad, moda ética y minimalismo, estamos recuperando —a veces sin saberlo— las intuiciones de aquellos reformadores que hace más de un siglo ya entendían que el cuerpo y la ropa también podían ser un acto de resistencia y liberación.

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1— culturavegana.com, «La ética de la dieta», Howard Williams, Editorial Cultura Vegana, Publicación: 7 julio, 2022. En la actualidad, en todas las partes del mundo civilizado, las antaño ortodoxas prácticas del canibalismo y los sacrificios humanos son contempladas universalmente con perplejidad y con horror.


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