Joan Dunayer es una escritora y reconocida defensora de los derechos animales. Ha dedicado especial atención a cómo el especismo está profundamente arraigado en nuestro lenguaje.
Joan Dunayer cursó estudios en la Universidad de Princeton, en literatura inglesa y psicología. En sus libros y artículos muestra su total rechazo a la discriminación especista, adoptando un punto de vista abolicionista. El rechazo de la mera consideración de los animales como propiedades humanas, la convierten en una acérrima defensora del veganismo.
1— ¿Cómo definirías el especismo y por qué piensas que el concepto es relevante?
Defino especismo como un prejuicio a favor o en contra de cualquier ser sintiente sobre la base de la pertenencia a alguna especie o a ciertas características típicas de ella. Es especista rechazar la igualdad de los seres no humanos y el no respetarlos porque no son humanos o porque no lo parecen.
El psicólogo Richard Ryder acuñó el término en 1970. Aunque él no definió explícitamente el término, indicó que los especistas hacen una profunda distinción entre humanos y el resto de animales para con las consideraciones morales. De igual forma que Ryder, los filósofos Peter Singer y Tom Regan definen el especismo como un prejuicio contra todos los no humanos. Esa definición es demasiado estrecha. El racismo no está restringido al odio contra los no blancos; abarca prejuicios contra determinadas razas, por ejemplo, contra todos los no blancos excepto asiáticos, contra sólo negros y nativos americanos, o sólo contra aborígenes australianos. Análogamente, el especismo no se limita a todos los no humanos; incluye prejuicios contra cierto número de especies, como todas aquellas que no son grandes simios, todas las que no son mamíferos, o todas las especies invertebradas.
La definición ofrecida por Ryder, Singer y Regan se queda corta en otro aspecto: el especismo se limita al prejuicio de la pertenencia a una especie. En cambio, creo que el especismo también incluye prejuicios contra ciertas características, especialmente la inteligencia humana. Singer sitúa el especismo refiriéndose a la discriminación basada en especies, no a las capacidades cognitivas. Así, él obvia el hecho de que los criterios cognitivos mismos pueden estar basados en especies. Si la discriminación está basada en la ausencia real o presunta de capacidades cognitivas típicas de una especie particular, entonces esa discriminación es «especista». Singer ha descrito su criterio para la consideración moral igualitaria como las características de «humanos normales». Esos criterios son claramente prejuicios de raza, y por tanto especistas.
Lo que Ryder, Singer y Regan llaman especismo es en realidad sólo un tipo de especismo: la forma más antigua y severa, la que llamo «viejo especismo». Los especistas viejos no creen que ningún no humano debería recibir tanta consideración moral como los humanos o tener derechos legales básicos, tales como el derecho a la vida o a la libertad. La mayoría de los humanos son viejos especistas.
En contraste, un número creciente de personas creen que los derechos legales y morales deberían extenderse más allá de nuestras especies. Sin embargo, la mayoría de esas personas no son igualitarias; ellos desarrollan un tipo de especismo al que llamo «nuevo especismo». Los nuevos especistas están a favor sólo de algunos no humanos, aquellos que se asemejan a nosotros. Creyendo que la mayoría de los humanos son superiores al resto de los no humanos, los nuevos especistas ven la condición animal como una jerarquía con los humanos arriba del todo. Consideran a los chimpancés, delfines y otros mamíferos no humanos como más importantes que otras especies. Asimismo, clasifican a los mamíferos por encima de las aves; a las aves por encima de los reptiles, anfibios y peces; y a los vertebrados por encima de los invertebrados.
Los no especistas luchan por los derechos básicos y la misma consideración para todos los seres sintientes.
No creen que ningún ser sintiente sea inferior a otro. En suma, el especismo incluye prejuicios a favor o en contra de cualquier número de especies; la inmensa mayoría de seres vivientes son no humanos. El especismo causa más dolor innecesario y muerte que cualquier otra forma de prejuicio. La pesca, el cautiverio de la industria alimentaria y la matanza, caza y vivisección: todos estos abusos son especismo en acción. No hay nada más dañino o injusto que el especismo.
2— Cuando dices que todos los seres sintientes deberían tener derechos legales, ¿qué derechos tienes en mente?
En todo el mundo los animales no humanos son legalmente propiedad humana. Yo propongo que los no humanos tengan la «condición de persona» legal completa, lo que les daría derechos legales relevantes, actualmente reservados para los humanos.
Como personas legales, los no humanos tendrían derecho a la vida. Los humanos no interferirían en las relaciones de predadores-presa entre no humanos libres.
Sería ilegal para un humano matar intencionadamente a un no humano excepto bajo circunstancias extraordinarias. Si tú estuvieras varado en algún lugar desprovisto de alimentos vegetales y el riesgo de hambruna es inminente, estarías autorizado a matar un animal para comer. Si un tigre estuviera saltando a tu cuello, estarías autorizado a matarlo en defensa propia.
Por el contrario, sería ilegal para los humanos matar a ratones para datos experimentales, a vacas para su carne, peces como deporte, visones por su piel, arañas por aversión, cualquier tipo de no humano por razones nada convincentes.
La «calidad de persona» también daría a los no humanos derecho a la libertad: libertad e integridad físicas. Con la excepción temporal de animales domesticados y algunos no domesticados pero cautivos en el momento de la emancipación, los no humanos tendrían libertad completa. Los humanos no podrían legalmente tenerlos en cautiverio, encadenados,
enjaulados o cercados. Sería ilegal torturar o asaltar sexualmente a un no humano, así como mutilar, golpear o cualquier otro daño a un no humano excepto en casos de defensa directa.
La ley no especista también daría a los no humanos un derecho a la propiedad. Ellos serían los propietarios de sus cuerpos y sus labores. Los petirrojos serían dueños de los huevos que ponen, las colonias de abejas de la miel que producen y los castores de los diques que construyen. Sería ilegal para los humanos hacer daño intencionado o destruir cualquier cosa que los no humanos producen dentro de sus hábitats naturales. Por lo tanto, los no humanos serían propietarios de sus hábitats. Todos los humanos vivientes en un área particular de tierra o agua tendrían derecho legal a su entorno, sería su propiedad comunal. La tierra actualmente inhabitada por no humanos y humanos podría permanecer cohabitada, pero los humanos no podrían ocupar el territorio no humano (por ejemplo, construyendo más casas en la tierra ocupada sólo por no humanos). Sería ilegal destruir intencionadamente cualquier hábitat no desarrollado.
Los no humanos necesitan derechos legales para protegerlos del abuso humano. Con alguna rara excepción, la ley debería prohibir a los humanos de la capacidad de privación de vida, libertad o propiedad.
3— Has dicho que todos los seres sintientes deberían ser personas legales. ¿Qué animales consideras sintientes? ¿Aquellos con autoconsciencia? ¿Aquellos con sistema nervioso central? Como ejemplo, ¿consideras a las abejas como sintientes?
En primer lugar, por sintiente entiendo poseer alguna forma de conciencia, cualquier capacidad para experimentar. Los seres sintientes pueden «sentir».
Excepto para individuos en ciertos estados patológicos, todas las criaturas con sistema nervioso deberían ser consideradas como sintientes. En casos de duda razonable en cuanto a la sintiencia de un animal (como es el caso de las anémonas de mar o las ostras), el animal debería tener el beneficio de la duda y asumirse que es sintiente.
El consenso científico es que todos los vertebrados son sintientes. Las personas que no consideran a los peces, reptiles o anfibios como sintientes o no son conscientes de la aplastante evidencia o son demasiado especistas para aceptar la verdad.
Como todos los vertebrados, la mayoría de los invertebrados tienen un cerebro, un centro nervioso primario en la cabeza. Entre otros, esos invertebrados incluyen insectos, arañas, crustáceos, moluscos y gusanos. En humanos, la sustancia P transmite los impulsos del dolor, y hay opiáceos naturales contra el dolor. Los insectos, crustáceos y moluscos producen sustancia P y opiáceos. Los gusanos producen opiáceos.
La morfina reduce la reacción de las mantis religiosas a las descargas eléctricas, la de los caracoles silvestres al calor de la superficie y la de los gusanos de tierra a la presión (indicando que, como en los humanos, la morfina reduce el dolor). Las moscas de la fruta, los pulpos, las babosas marinas, evitan olores, señales visuales, alimentos y rutas asociadas a una descarga eléctrica. Por cierto, mi evidencia de laboratorio para convencer a los escépticos no implica la aprobación de la vivisección.
Me opongo a toda vivisección por motivos morales. Dejadas caer dentro de agua hirviendo, las langostas muestran movimientos desesperados, no actos reflejos.
El profesor de la universidad de Cambridge, V. B. Wigglesworth, que fue uno de los entomólogos más destacados del mundo, escribió: «Estoy seguro de que los insectos pueden sentir dolor».
Tú preguntas específicamente por las abejas. La evidencia es que ellas piensan y sienten. Habiendo encontrado comida, las abejas obreras regresan a su colmena y comunican su localización a sus hermanas (todas las abejas obreras de una colmena particular son hermanas biológicas). Usando un sistema simbólico, ellas describen un mensaje de dirección y distancia que varía con el tiempo del día y la localización de las fuentes alimenticias. La comunicación no es algo irreflexivo ni una respuesta automática.
Cuando una colonia necesita una nueva colmena, las abejas exploradoras persiguen una localización confortable, seca y de buen tamaño. Cada exploradora evalúa los sitios potenciales y dan cuenta de ello, describiendo información relevante sobre los sitios recomendados. Ellas pueden encontrar un sitio para varios días, pero inspeccionan repetidamente su elección. También examinan los sitios propuestos por sus hermanas. Si una hermana encuentra resultados más deseables que el suyo propio, la abeja deja de apostar por su elección original y todas se mueven hacia el sitio escogido. Son capaces de cambiar su mente y su «voto».
Eventualmente, los miembros de una colmena llegan a un consenso.
Los investigadores de la universidad de Princeton mostraron alimentos a abejas cautivas situados en un bote en medio de un lago. Cuando fueron liberadas para regresar a su colmena, ellas comunicaron la localización de la comida a sus hermanas. Ninguna abeja salió a por la comida. Luego los investigadores movieron la comida a la orilla más lejana del lago. De nuevo ellas mostraron la localización. Esta vez, sin embargo, muchas otras abejas salieron volando a por la comida. Las abejas tienen un mapa mental de su entorno. Una localización en mitad del agua no tenía sentido. Pero la nueva localización, en tierra, era plausible. Las abejas calculan información, ellas creen o descreen en función de la plausibilidad.
En otra investigación, los experimentadores pusieron un plato con una solución de azúcar cerca de la entrada a una colmena. Los miembros de la colmena descubren la solución y beben de ella. Cada pocos minutos, los investigadores ponen otro plato con azúcar un veinticinco por ciento más lejos de la colmena. Esto es, si el primer plato estaba a doce centímetros, el segundo está a quince, el tercero a 18.75 y así hasta treinta metros o más. Se vio que las abejas pronto comprendieron el procedimiento. Éstas empiezan a anticipar dónde estará la comida. Vuelan la distancia correcta y esperan allí. Y lo que es más importante, calculan correctamente cada distancia: 1.25 veces la distancia previa.
Además de tal evidencia en el comportamiento, hay importante evidencia electropsicológica de la conciencia de las abejas. En un experimento, los investigadores mostraron a las abejas una secuencia de luces que aparecían en intervalos regulares. Cuando una luz era omitida (no se emitía en el momento esperado) los cerebros de las abejas mostraron actividad eléctrica inmediata después del momento en el que la luz ordinariamente debería aparecer. En otras palabras, las abejas reaccionaron mentalmente a la ausencia del flash esperado. Con test similares, los humanos tienen reacciones idénticas. Una actividad cerebral semejante ha sido considerada como un indicativo de lo que los investigadores de abejas llaman «conciencia más alta».
Los mismos resultados han sido observados en cangrejos y hormigas. Así, quienes no creen en la conciencia de las abejas ignoran la literatura científica o están cegados por su especismo Sobre los animales que no tienen cerebro (tal como ha sido definido tradicionalmente), los invertebrados con simetría radial poseen un sistema nervioso, pero no un cerebro. Esto incluye a hidras, medusas, anémonas y estrellas de mar. Las hidras producen sustancia P. Estos animales muestran comportamientos de escape. Las anémonas de las playas californianas doblan sus tentáculos y su disco oral en respuesta a las descargas eléctricas. Después de que la luz brillante haya sido emparejada a la descarga, ellas reaccionan a la luz sola, habiendo aprendido a asociarlo con la descarga. Las estrellas de mar gigantes aprenden a moverse hacia las localizaciones de comida cuando una luz se enciende, tanto si la comida está ya presente o no. Múltiples estudios indican que el anillo nervioso de una estrella de mar actúa como un centro de control. De la misma forma, el anillo nervioso de una medusa puede funcionar como un sistema nervioso central. Hay evidencia de que algunas cubomedusas (conocidas como “medusas de la caja o avispa de mar”) ven. Tienen complejos ojos con córnea, retina, y células fotorreceptoras que se parecen a las células de los vertebrados. No sólo reaccionan a la luz; poseen una forma de visión. Una habilidad para ver indica alguna forma de conciencia.
Aunque los biólogos los clasifican como animales, los siguientes organismos carecen de sistema nervioso: esponjas, rombozoos (parásitos con forma de finos gusanos) y placozoos (que se parecen a las amebas pero multicelulares). Es muy improbable que estos seres puedan sentir dolor o alguna otra cosa. Por esta razón, y porque ellos son taxonómicamente anómalos, no los incluiría en la categoría «animales» (los biólogos no clasifican los virus, bacterias, amebas o paramecios como animales. Como las plantas, esos organismos no tienen sistema nervioso).
La evidencia de sintiencia comprende a todos los vertebrados y a la mayoría de los invertebrados con cerebro (de nuevo, entendiéndolo no sólo como cerebros complejos, como cefalópodos y artrópodos, sino también ganglios cerebrales más simples). La evidencia de sintiencia es crecientemente fuerte con respecto a invertebrados que carecen de cerebro pero tienen sistema nervioso, especialmente sistemas que incluyen uno o más anillos nerviosos. Por lo tanto, cualquier criatura con sistema nervioso (cualquiera a la que yo me refiero como «animal») debería recibir el beneficio de la duda y ser considerada como sintiente.
4— Según algunas personas, los animales no humanos no deberían tener derechos legales porque no tienen obligaciones y no pueden ser tenidas en cuenta. ¿Qué podrías decir en respuesta a esto?
Los jóvenes y numerosos humanos adultos con minusvalías mentales no tienen obligaciones. Ellos son humanos muy vulnerables al abuso y necesitan protección legal. Y la ley les protege. A ojos de la ley, los humanos mentalmente incompetentes tienen intereses que justifican la protección. Sus intereses no cuentan menos que los de personas con un nivel de coeficiente intelectual normal o alto. Los humanos que carecen de lenguaje y razonamiento abstracto todavía tienen derechos. ¿Así que por qué no deberían todos los seres no humanos tener también derechos? Para ser lógicamente consistentes, cualquiera que discuta que los no humanos no deberían tener derechos también debería sostener que los mentalmente incompetentes no deben tenerlos.
Los partidarios de los derechos de los no humanos no buscan alguna clase de contrato entre humanos y no humanos. Nosotros buscamos un contrato entre humanos: un acuerdo legal vinculante para que los no humanos tengan derechos básicos. Las leyes limitan el comportamiento humano. Los no humanos deberían ser protegidos, pero no responsables, bajo la ley. Eso no es un doble criterio. La ley no hace responsable a un chico o a un mentalmente incompetente cuando ellos matan o dañan a otros. Al igual que ellos, porque algunos no humanos que infligen dolor gratuito no son conscientes de los actos equivocados, la ley debe considerarlos como inocentes.
La sintiencia debería ser suficiente para los derechos legales básicos porque cualquiera que pueda experimentar tiene un interés en permanecer vivo y en comer bien, y el objetivo último de la ley es proteger los intereses. La conciencia de cualquier tipo y grado crea una necesidad para la protección. Cualquier ser sintiente lo pierde todo cuando muere. Cualquier ser sintiente puede sufrir. Librarse del dolor y la pérdida es tan relevante para los calamares y las serpientes como para los gorilas y los humanos.
5— Algunas personas dicen que los humanos están legitimados para comerse a otros animales porque los animales no humanos, como los leones, se comen a otros animales. ¿Cómo responderías a eso?
Esto se basa en la premisa de que los humanos están moralmente legitimados para hacer cualquier cosa que otros animales hagan. Sin embargo, los humanos pueden hacer elecciones, al contrario que otros animales. Para los depredadores, los leones “tienen que” comer carne para sobrevivir. Ellos son carnívoros obligados. Los humanos no. No tenemos dientes, anatomía o sistema digestivo carnívoro. Los humanos no estamos obligados tampoco a ser omnívoros. Nosotros podemos elegir no comer carne y otros productos derivados de los animales. Nosotros prosperamos como veganos (vegetarianos puros). Mientras el consumo de productos derivados de los animales tiene correlación con riesgos de enfermedades del corazón, cáncer y arterioesclerosis, el veganismo promueve buena salud y longevidad.
También, el argumento de que los humanos deberían poder hacer lo que otros animales hacen no es consistentemente aplicado. Algunos animales no humanos violan y matan a miembros de sus propias especies. ¿Eso significa que los humanos deberían poder violar y matar a otros humanos? Según este argumento equivocado, sí.
En el fondo, esto trata de si somos seres morales o no. Una persona opera con doble moral si se comporta moralmente hacia los humanos pero no hacia otros animales. Nuevamente, un bebé de un año no es moral.
Eso no significa que esté bien pegar a ese chico hasta la muerte o abusar de él. Asimismo, un animal no humano que causa dolor innecesario puede no reconocer el dolor como innecesario o doloroso. En las sociedades democráticas, los humanos que no pueden distinguir lo correcto de lo erróneo no son tenidos en cuenta por dañar o matar a otros. Se presumen inocentes a menos que la evidencia indique lo contrario. Una sociedad democrática priva a los humanos de libertad sólo cuando la culpa consciente puede ser demostrada más allá de la duda razonable. Según el criterio legal de las naciones democráticas, los no humanos son inocentes.
Irónicamente, los humanos son los culpables.
Excepto los niños muy pequeños y adultos con severas deficiencias mentales, los humanos que se comen una hamburguesa comprenden que es el producto de una matanza. También, muchos humanos consumidores de carne saben que ellos no necesitan comer carne. Hoy cualquier persona bien educada sabe eso. La mayoría ciertamente entiende que no necesitan visitar zoos, vestir piel no humana, apoyar la crianza de no humanos como animales domésticos, o asistir a la tortura de toros.
Así, ésas y otras prácticas especistas continúan. De hecho, muchos humanos participan en la explotación no humana incluso aunque, con su propio consentimiento, consideran esa explotación moralmente errónea.
Cualquiera que reivindique ser lógicamente consistente, la persona moral debe comportarse moralmente con todos los seres, no sólo con los humanos.
6— Los vegetarianos “lacto-ovo” comen productos derivados de los animales. ¿Consideras que el vegetarianismo “lacto-ovo” es un paso en la buena dirección, o consideras que es tan inmoral como comer carne?
No uso la palabra vegetariano para quien come huevos o productos lácteos. Después de todo, los huevos y la leche no son derivados de las plantas. Me refiero a los «ovo-lacto» como «no consumidores de carne».
Considero que evitar la carne y otras partes del cuerpo es un paso en la buena dirección sólo si es un paso hacia el veganismo. Yo misma crecí comiendo carne y otros productos derivados de los animales. Antes de hacerme vegana, en 1989, fui brevemente ovo-lacto.
Para mí, evitar la carne fue una fase de transición que duró sólo unos pocos meses. Rápidamente entendí que ser ovo-lacto no tenía sentido si el objetivo era rechazar la explotación no humana y minimizar el daño a los no humanos.
Algunos de los peores abusos contra los animales no humanos se producen dentro de las industrias para los productos lácteos y los huevos. También, las gallinas explotadas por sus huevos y las vacas explotadas para su leche son asesinadas cuando su explotación ya no es beneficiosa, si es que sobreviven el tiempo suficiente para ser asesinadas. Además, la industria de los huevos asesina a pollos porque los gallos no ponen huevos. De igual forma, la industria de la leche de vaca envía a la mayoría de los terneros a la muerte porque los toros no pueden producir leche. Sustituyendo la carne por huevos, queso u otros productos lácteos no necesariamente se reduce el sufrimiento no humano y la muerte. Dependiendo de la cantidad de huevos y productos lácteos consumidos, puede incluso aumentar el sufrimiento y la muerte. Comer carne de pescado o carne de oveja es cruel e injusto porque está basado en el sufrimiento innecesario y la muerte de peces y ovejas.
Pero comer huevos y productos lácteos también es cruel e injusto porque está basado en la muerte innecesaria de pollos y vacas. Sólo el veganismo es genuinamente humano.
Es necesario reemplazar el alimento derivado de los animales por alimentos derivados de plantas. El veganismo ofrece una gran variedad de comida sana, deliciosa, conveniente y económica. También, el veganismo es más amistoso con el entorno que los productos derivados de los animales. Los animales cautivos por la industria de la alimentación generan grandes cantidades de residuos, y no pocos van a parar a ríos y otras aguas. Usar animales para la comida es una fuente primaria de contaminación del agua (en EEUU, la fuente número uno). También, alimentar con plantas a los animales requiere mucha más tierra y energía que cultivando vegetales para consumo humano.
Es decir, la crianza de vacas destruye la vida de las plantas y el suelo, y las selvas tropicales son limpiadas para el pastoreo. Es más, cuando las vacas defecan producen metano, la mayor causa del calentamiento global. La cantidad de metano mundial de origen vacuno es más grande que la cantidad originada por el transporte, incluyendo los coches. Así que no hay una buena excusa para no ser vegano. Considero el veganismo un imperativo moral. A mi juicio, cualquier ambientalista, cualquier partidario de los derechos de los no humanos y cualquier persona que simplemente quiere causar el mínimo daño posible debe ser vegano.
El veganismo no es sólo un problema de dieta. A diferencia de la palabra vegetariano, la palabra vegano se refiere a todo un estilo de vida y transmite un mensaje de derechos animales. Los veganos no evitan sólo los productos derivados de los animales; en el sentido más amplio posible, ellos evitan todos los productos de la explotación especista. El veganismo representa una visión de no explotación y una voluntad para poner esa visión en práctica. Cualquier humano que rechace la crueldad, la injusticia y la violencia innecesaria es vegano.
7— Tu primer libro, Igualdad animal: lenguaje y liberación, se centra en el papel del lenguaje como forma de perpetuar o combatir el especismo. Las palabras tienen consecuencias políticas. Los diccionarios españoles ni siquiera contienen la palabra vegano en el sentido de vegetariano puro. ¿Qué relación hay entre lenguaje y derechos animales?
Al igual que el lenguaje sexista denigra a las mujeres, el lenguaje especista lo hace con los no humanos. Se legitima su abuso.
La mayoría de las personas usan la palabra animales en un sentido que excluye a los humanos.
Ese uso ayuda a borrar a los no humanos de toda consideración moral. En lugar de decir «humanos y animales» (lo que es equivalente a decir «mujeres y humanos»), yo uso «humanos y no humanos», «humanos y otros animales» o «todos los animales» (incluyendo los humanos).
No deberíamos tener eufemismos que son producto del especismo. Estamos oscureciendo el lenguaje si llamamos a la carne de vaca «ternera», a la piel de vaca «cuero», o al pelo de oveja «lana». Un «abrigo de pelo» [fur coat] es en realidad un abrigo de piel [pelt coat].
Tampoco deberíamos hacer eufemismos con el abuso de los animales no humanos. En rigor, si los humanos sin techo fueran sistemáticamente asesinados, como pasa con perros y gatos, nadie llamaría a estas facilidades «refugio». Considera la diferencia entre «productores» y «esclavizadores de cerdos». El primero suena positivo y no menciona a las víctimas. El segundo llama la atención hacia las víctimas e identifica al abusador como lo que es. Los cerdos son literalmente esclavizados: ellos son capturados como propiedad. Capturados y asesinados.
Los diccionarios definen la vivisección como la experimentación o prueba que daña a los animales no humanos. Todavía se hacen eufemismos con la vivisección y se le llama investigación biomédica. Este término es falso de varias formas. En primer lugar, biomédico sugiere vida (bio) y cura (médico), pero lo único cierto es que se daña a las víctimas no humanas.
En segundo lugar, la mayoría de la vivisección no es biomédica. Muchas veces ni siquiera tienen objetivos médicos. En tercer lugar, la verdadera investigación biomédica incluye numerosos métodos de investigación benignos, como los estudios de las tendencias a la enfermedad dentro de las poblaciones humanas y los estudios clínicos de pacientes humanos y no humanos.
El oxímoron especista es otro problema. Con respecto a la crianza humana de no humanos, no existe una «crianza responsable». No tenemos derecho moral a manipular genéticamente a otros seres o crear su existencia para nosotros. No existe una «matanza humanitaria»: matar inocentes es poco humanitario, uses el método que uses.
Muchas etiquetas hacen que la explotación especista suene natural e inevitable. Por ejemplo, los términos «animales de juego» y «animales de laboratorio» caracterizan a los animales como objetivos de caza o como herramientas experimentales. En realidad no necesitamos cazar o matar a nadie. Los términos vacas de establo o aves de corral caracterizan a los animales como fuentes alimenticias, pero no necesitamos comer carne o tomar leche de las vacas.
Las vacas de establo están explotadas para obtener su leche, y las aves de corral esclavizadas por su alimento.
El lenguaje que transmite las actitudes especistas u oculta realidades de la explotación especista impide la emancipación no humana. Deberíamos referirnos a la victimización no humana de la misma manera que lo hacemos con los humanos (con un lenguaje negativo y sincero que transmita protesta). Mi prueba para el lenguaje especista es ésta: ¿usarías ese lenguaje si fueran humanos? Si no es así, el lenguaje es probablemente especista.
8— En tu libro Especismo rechazas los esfuerzos para modificar las condiciones de explotación de los no humanos. Por favor, explica por qué.
El bienestar genuino es incompatible con la esclavitud, la matanza u otros abusos, así que pongo entre paréntesis «bienestar» cuando el contexto es el daño especista. Los bienestaristas buscan modificar, más que terminar, la explotación especista. En efecto, ellos plantean que algunas formas de abuso pueden ser reemplazadas con formas menos crueles. En contraste, los abolicionistas se oponen a la explotación especista en sí misma.
Muchos activistas malinterpretan el término abolicionista. Las prohibiciones no son automáticamente abolicionistas en el sentido de ser anti-esclavitud. Sí, una prohibición puede abolir algo. Sin embargo, si se deja a los animales en cuestión en una situación de explotación (como en la industria alimenticia), esto no es emancipatorio. Una prohibición abolicionista es consistente con la libertad no humana. Se previene el abuso, más que se mitiga. Yo apuntaría esta diferencia entre bienestarista y abolicionista: si una medida permite la explotación de los animales, es bienestarista. Si acaba con su explotación, es abolicionista.
Pienso que el llamado bienestarismo es contraproducente ya que impide el movimiento hacia la abolición. Entre otras cosas, las campañas bienestaristas fomentan la falsa noción de que los no humanos de los que se abusa pueden estar bien; además, estas campañas son antiderechos: promueven diferentes formas de violación de los derechos no humanos para la vida y la libertad. Por ejemplo, las campañas para matar a las gallinas con menos crueldad promueven varias formas de asesinarlas. El asesinato de gallinas es completamente innecesario, inherentemente injusto e invariablemente cruel. Esta postura traslada el problema a cómo matar a las gallinas. Las campañas para confinar con menor crueldad a los cerdos promueven varias formas de encierro. Es moralmente equivocado explotar a un cerdo o a cualquier otro humano en cualquier cantidad de espacio. Los partidarios de los animales no humanos deberían transmitir esa clase de mensaje.
Los bienestaristas habitualmente dicen: «Apoyo cualquier cosa que reduzca el sufrimiento animal». A largo plazo, las medidas bienestaristas aumentan el sufrimiento porque legitiman la explotación especista y dan al público la falsa impresión de que las víctimas son tratadas humanamente. En realidad, las medidas bienestaristas son fútiles porque dejan a los animales en manos de los opresores. El bienestar no humano genuino requiere librarlos de la explotación. En lugar de reivindicar menos crueldad, los activistas deberían promover el veganismo, trabajar por las prohibiciones abolicionistas, boicots abolicionistas, enfrentarse al punto de vista especista, etcétera.
Diré esto de nuevo: los humanos no necesitan explotar a otros animales, así que explotarlos es moralmente erróneo. Los humanos deberían ser veganos. Ellos no deberían comer productos que vengan de los animales, vestir ropa que venga de ellos o comprar cualquier producto que contenta productos animales. Adoptar un estilo de vida vegano reduce el número de no humanos que sufren y mueren. También decrece el apoyo público para la vivisección, la industria cárnica y otras formas de explotación especista, apresurando el día en que puedan ser prohibidos.
Mientras apoyamos la emancipación total de los no humanos, podemos cumplir con emancipaciones parciales a través de prohibiciones abolicionistas. Todas las prohibiciones abolicionistas protegen al menos a algunos animales de algunas formas de explotación. Por ejemplo, prohibir los elefantes en actos animales los emanciparía del circo y otros eventos.
Prohibir la caza de osos prevendría a los osos de ser heridos o matados por cazadores: prevenir, más que modificar su abuso. Los activistas pueden trabajar por numerosas prohibiciones, como los abrigos, la grasa de hígado de aves (foie gras) y las acuaprisiones de mamíferos marinos (aquariums).
Podemos promover también el boicot. Por ejemplo, el boicot a los huevos sería un avance para la emancipación de las gallinas. Convenciendo a más personas para que paren de comprar huevos, se disminuiría el dolor de los pollos mientras crecería la oposición a esa industria. Un boicot a la industria de los cosméticos crueles con los animales reduciría la vivisección e impulsaría la demanda de productos más justos. Además de boicots particulares, se pueden hacer boicots contra instituciones especistas como las carreras de caballos o los zoos.
Deberíamos propugnar con fuerza los derechos y la igualdad para todos los seres sintientes. La búsqueda de reconocimiento igualitario de los derechos morales de los no humanos para la vida, la libertad y la propiedad.
Los partidarios de los derechos necesitan traer casos legales que afirmen la condición de persona de los seres no humanos. Es probablemente mejor empezar con animales cuya sintiencia es indiscutible (como chimpancés, delfines y elefantes). Sin embargo, la petición para la condición legal de persona debería estar basada en la sintiencia, no sólo a las especies que se asemejan a los humanos. Los chimpancés merecen un buen trato no porque ellos se parecen a los humanos sino porque son sintientes. Los pulpos, patos, tortugas o cangrejos merecen esta condición por la misma razón; sin embargo, un caso legal para estas especies sería mucho más difícil de lograr.
La emancipación a amplia escala requerirá un cambio radical en las actitudes de las personas (lo cual nos lleva al comienzo de la entrevista). Debemos reducir el especismo. Mientras modelamos el lenguaje no especista y el comportamiento, debemos educar a las personas sobre sus afianzadas formas de prejuicio. Una vez que las personas reconozcan completamente la crueldad e injusticia inherentes al especismo, éstas rechazarán toda explotación humana hacia los no humanos. Al final, sólo un descenso sustancial del especismo puede emancipar a los no humanos.
¿Por qué emancipar a los no humanos? La esclavitud es errónea, como el asesinato, y causar daño a seres inocentes también. Como todos los humanos, los seres no humanos deberían tener derechos básicos.
Igualdad humana e igualdad animal no significa igualdad de habilidades; significa idéntica protección. En una sociedad justa, los intereses humanos y no humanos como el deseo a la vida y a no sufrir tendrían un peso equivalente. En la necesidad de protección de las acciones erróneas de los humanos, todos los seres sintientes son iguales.
El libro Especismo
De libros sobre los derechos de los animales este es indispensable. El libro de Joan Dunayer ha cambiado la percepción de miles de personas.
Para aquellos que se creen conocedores del tema, es probable que este libro le haga pensar de nuevo. Dunayer plantea un nuevo mundo donde los no humanos están libres de involucrarse involuntariamente en la sociedad humana y su caso para tal futuro ha sido uno que a sus detractores les ha sido imposible de criticar.
Quién es Joan Dunayer
Editora, escritora y defensora de los derechos animales. Dunayer es la autora de «Especismo» (2004), y sus investigaciones se han centrado en cognición no humana en la Universidad de Pensilvania.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1- Entrevista a Joan Dunayer por Andrés Lomeña Cantos publicada en el libro «Alienación Animal», primera edición de marzo de 2010
2- culturavegana.com, «Derechos animales: El enfoque abolicionista», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 19 diciembre, 2020 | Publicación: 25 octubre, 2020
3- culturavegana.com, «¿Por qué veganismo abolicionista?», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 20 octubre, 2020 | Publicación: 11 octubre, 2020
4- culturavegana.com, «Los 6 principios del enfoque abolicionista de los derechos de los animales», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 7 octubre, 2020 | Publicación: 6 octubre, 2020
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