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39 razones por las que soy vegetariano

Publicación: 30 junio, 2025 |

Se me ha pedido que explique a los lectores de The Optimist por qué soy vegetariano, y por ello trataré de comprimir en el menor espacio posible algunas de las razones que me han inducido, durante una larga y agitada vida, a consumir los cultivos directos del campo, el jardín y el huerto y rechazar las producciones del matadero, el corral y la granja de engorde.

Henry Stephen Clubb [1827-1921]

1. Soy optimista: creo que la vida humana está destinada a volverse divina. Que el hombre ha sido creado para una condición superior a la del animal carnívoro u omnívoro.

2. En el desarrollo progresivo que va del animal al hombre espiritual, hay necesariamente un cambio en los hábitos del comer y del beber, así como en los afectos y los pensamientos.

3. El hombre de mente espiritual no puede participar en aquello que le exige destruir la vida de criaturas inocentes para consumir sus cuerpos, pues la idea misma repugna a su naturaleza.

4. Comerse un cordero no enternece el carácter de un hombre, del mismo modo que comerse un misionero no convierte a un salvaje en un cristiano. Es la naturaleza del lobo lo que se siembra en el hombre cuando mata y se come a un cordero, así como es la naturaleza del caníbal lo que se incuba en el matar y comerse a un misionero.

5. Los corderos, las ovejas y todas las criaturas que trabajan y producen, como el buey, el camello, el caballo, el elefante y similares, son dóciles y realizan su trabajo con una dieta estrictamente vegetariana. Los alimentos carnívoros repugnan a su naturaleza.

6. El hombre está dotado de libertad e inteligencia. Puede complacer sus propensiones y hundirse al nivel de los animales inferiores o cultivar inteligentemente sus facultades superiores y adoptar hábitos de vida conducentes a ello, para elevarse fuera y por encima de los instintos animales, hacerse receptivo a una naturaleza superior y disfrutar por fin del éxtasis de la vida espiritual y celestial.

7. Esa libertad de elección es esencial para el desarrollo humano, pues sin ella el hombre sería un mero autómata incapaz de alcanzar unas facultades superiores.

8. Esa libertad no debe considerarse como un derecho a continuar en la llanura de la existencia, sino como un estímulo para adoptar aquellos hábitos que conducen a una vida ideal o espiritual.

9. La carne, aun la de los animales sanos, contiene, por las operaciones fisiológicas inherentes a su construcción y reconstrucción, una cantidad considerable de materias en descomposición que forman venenos de ácido úrico y tomaína, que no pueden ingerirse sin provocar en la persona una propensión a las enfermedades más penosas; de aquí la prevalencia del reumatismo, de la gota, de la apoplejía y de esos muchos síntomas dolorosos que tarde o temprano hacen miserable la vida de los consumidores de carne.

10. Como todos los animales sacrificados para la alimentación son susceptibles de enfermedades, no siempre detectadas ni aun por las inspecciones más rigurosas, y como gran parte de las dichas inspecciones son necesariamente superficiales e imperfectas, existe el riesgo constante de que se consuma carne de animales enfermos aun creyendo que se hace bajo las mayores precauciones.

11. Como la mayoría de los consumidores de carne confían en que sus carniceros les suministren «buena carne», incapaces ellos mismos de distinguir lo que sólo puede detectarse mediante la observación y la inspección microscópicas, el riesgo de que contraigan enfermedades como el cáncer, la tuberculosis, el sarampión, la viruela, el cólera, etc, es muy elevado, pues los carniceros no son microscopistas ni tienen interés en vituperar las carne que desean vender.

12. Para vivir una vida pura, el hombre debe limitarse a comer y beber alimentos puros, siendo imposible lograrlo con el consumo de carne y sangre de animales.

13. Casi todos los animales, justo antes de ser sacrificados, son sometidos a los tratos más crueles y despiadados, como viajar en vagones de ferrocarril durante días sin comida ni agua, ser conducidos por las calles mediante picanas o varas afiladas, sufrir mutilaciones de la cola, etc, causándoles el dolor más atroz y excitando naturalmente sus pasiones más violentas; inflamando la sangre y distribuyendo bilis por todo su cuerpo, de modo que si estaban sanos cuando comenzaron su viaje, se llenan de enfermedades antes de llegar a su destino, donde las escenas de derramamiento de sangre que se les obliga a presenciar intensifican su angustia y los llevan a un estado de frenesí y locura ideal para cultivar las semillas de la locura en aquellos que consumen su carne.

14. El consumo de carne tiene, al igual que el tabaco y las bebidas alcohólicas, una tendencia a adormecer las facultades morales e intelectuales hasta cegar la percepción de sus peligros.

15. La única manera de obtener una percepción clara y un juicio imparcial sobre el tema es abstenerse el tiempo suficiente como para librarse de ese influjo cegador. «El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios» (Juan 7: 17).

16. Sólo aquellos que se han abstenido personalmente de la carne de los animales durante un tiempo considerable pueden emitir un juicio inteligente sobre el tema.

17. Todos los misioneros de la espiritualidad saben cuán difícil es convertir al cristianismo o incluso al humanismo a un consumidor empedernido de carne.

18. El consumo de carne es el mayor impedimento para que los hombres de América e Inglaterra progresen en ese crecimiento y desarrollo moral y espiritual que debe preceder a la aceptación inteligente del cristianismo y al amor por él.

Hasta aquí algunas de las razones para no consumir carne animal; ahora daré otras a favor de vivir de las producciones del campo, el huerto y el jardín:

19. Los cereales, entre los que destacan el trigo, el arroz, la cebada, la avena y el maíz, y las legumbres, como los guisantes, las judías y las lentejas, contienen, libres de sustancias nocivas, todos los elementos requeridos por la nutrición humana. Constituyen un alimento puro.

20. Cuando los cereales se convierten en pan o se combinan con frutas y verduras en esas formas diversas tan bien conocidas por las mujeres vegetarianas, ¡obtenemos un alimento ideal y podemos así vivir vidas ideales! Nuestra comida podrá ser más simple o más variada, según lo prefiramos, pero en cualquiera de los casos ha de ser pura. La carne, la manteca y la sangre enfermas no lo son.

21. Algunos vegetarianos prefieren los alimentos crudos; otros en sus infinitas posibilidades de cocinado. Yo prefiero métodos de preparación sencillos y sólo dos o tres platos en cada comida.

22. Algunos vegetarianos prefieren incluso los cereales crudos o madurados al sol. Una gran variedad de frutas, frutos secos e incluso verduras pueden comerse sin cocción artificial (como en ensaladas, por ejemplo), de modo que quienes así lo prefieran, pueden hacerlo con poca o ninguna preparación. ¡Qué vida tan independiente la suya! ¡Qué vigor! ¡Qué optimismo!

23. Los animales más laboriosos (véase el punto 5) sustentan su fuerza en el grano, la hierba y el agua, por lo que no debe haber temor a sustentar la salud y la fuerza en lo que la naturaleza ha provisto para sus más poderosos y fieles trabajadores.

24. El placer de la comida es mayor con un apetito sano. La comida más sencilla se disfruta con un mayor entusiasmo.

25. Se cuenta que Pitágoras ordenaba a sus alumnos «fijarse en aquel curso de la vida que sea mejor y en las costumbres que la hagan más afable».

26. Si quieres aumentar tu conocimiento y tu amor por la verdad, practica la verdad que ya posees. (Véanse los puntos 14 y 15.)

27. Viviendo así en armonía con la ley original de la alimentación dada por Moisés (Génesis 1: 129), el hombre se convierte en cooperador del Creador y se dota proporcionalmente de aquellas facultades que le permiten resistir y superar las condiciones enfermas.

28. Todo poder viene del interior, y si se permite que los gérmenes de vida y salud implantados por el Creador crezcan y se expandan, acaban brotando sus frutos naturales en forma de una vida larga y feliz.

29. Las violaciones de la ley divina boquean esa expansión, impidiendo su efecto natural.

30.    La observancia de la ley divina en relación con los alimentos produce esa condición de confianza, esperanza y tranquilidad que es la esencia del optimismo.

31. El efecto de los alimentos puros es inducir una condición de salud que tranquiliza los nervios.

32. Una condición saludable de los nervios fomenta una disposición y un temperamento más ecuánimes, algo que a su vez favorece la sabiduría, tal y como observó el Dr. Benjamín Franklin, que subsistió sólo de galletas y pasas durante su periodo de aprendizaje. (Véase la autobiografía de Franklin.)

33. La observación cuidadosa del efecto de las diversas clases de alimentos sobre la salud, la consiguiente condición de los nervios y el consumo diario de aquellos alimentos que producen los mejores efectos, resulta en pocos años en un efecto muy beneficioso sobre la salud, física, mental y espiritualmente.

34. Ese hábito de la observación y la pronta adopción de una alimentación que la experiencia acaba demostrando la mejor, poco a poco y naturalmente conduce a un hábito similar en lo que respecta a nuestro pábulo mental y espiritual. De ahí que el uno prepare para el otro e induzca esa condición saludable de todo el hombre que hace del pan de vida (Juan 6: 35) su alimento.

35. Una vida con una constitución buena, dedicada a buscar lo mejor y más verdadero y a apropiarse de ello, es con toda seguridad una vida larga, aun en la existencia material, y hace que el disfrute de la vida eterna sea una certeza. (Juan 36: 40, 50, 51, 58, 63)

36. Así, adoptando el alimento prescrito por la ley divina en el principio de todo (Génesis 1: 129), el hombre es conducido a ser partícipe de ese maná escondido (Apocalipsis 2: 17) prometido a los vencedores.

37. Tal vida requiere un ejercicio de voluntaria obediencia de la ley divina; es una vida de abnegación, de conflicto y de victoria.

38. El poder de la mente sobre el cuerpo crece con la obediencia a la ley divina. El ejercicio de la bondad hacia todas las criaturas produce intensa satisfacción y deleite. El corazón y los afectos se vuelven tiernos hacia todos, y el alma y el cuerpo se impregnan del amor y la sabiduría divinos.

39. Tales son las convicciones y razones derivadas de la experiencia de quien escribe, cuya salud, vigor y verdadero disfrute de la vida dan, a sus setenta y seis años, amplio testimonio.

Henry Stephen Clubb
1903

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

* Obra completa y original en inglés publicada en archive.org, «Thirty-nine reasons why I am a vegetarian» de Henry Stephen Clubb en 1827. Traducido al castellano por Igor Sanz.

1— culturavegana.com, «La breve historia del vegetarianismo contada por Henry Stephen Clubb en 1903», Henry Stephen Clubb, 1903. Editorial Cultura Vegana, Publicación: 25 junio, 2025. El vegetarianismo ha sido defendido de una forma u otra en todas las épocas de la historia del mundo. Los escritos proféticos e históricos del Antiguo y del Nuevo Testamento aluden fuertemente a él.

2— culturavegana.com, «El pasado y el presente del vegetarianismo», Henry Stephens Salt, The logic of vegetarianism, 1906. Editorial Cultura Vegana, Publicación: 22 junio, 2025. Pero, cabe decir, antes de abordar esta dieta reformada, cuyos defensores atribuyen tantos méritos, el hombre práctico tiene derecho a pedir ciertas garantías sólidas, ya que no se puede esperar que las personas ocupadas dediquen su tiempo a especulaciones que, por muy hermosas que sean, pueden acabar contradiciendo la realidad.

3— culturavegana.com, «Vegetarianismo en EEUU en 1850», Dr. William Andrus Alcott, Convención Vegetariana Americana, New York, mayo de 1850. Editorial Cultura Vegana, Publicación: 22 mayo, 2025. En 1823, el Dr. John Gorham Coffin fundó en Boston una revista titulada The Boston Medical Intelligencer, dedicada a la educación física y a la prevención y curación de enfermedades.

4— culturavegana.com, «Vegetarianismo bíblico», Henry Stephens Salt, The Reformer, 15 de octubre de 1897. Editorial Cultura Vegana, Última edición: 13 enero, 2025 | Publicación: 12 enero, 2025. Los reformadores alimentarios liberales que, como yo, somos miembros de la Sociedad Vegetariana, tenemos motivos para sentir cierta preocupación por la creciente tendencia entre los vegetarianos ortodoxos a basar sus principios dietéticos en la “sanción bíblica”.

5— culturavegana.com, «Breve cronología del vegetarianismo y del veganismo», Editorial Cultura Vegana, Publicación: 12 noviembre, 2024. A lo largo de la historia, el vegetarianismo y el veganismo han evolucionado desde prácticas marginales hasta movimientos globales que influyen en la salud, el medio ambiente y la ética alimentaria.


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