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El Guantánamo catalán de los simios

Última edición: 10 agosto, 2022 | Publicación: 27 julio, 2022 |

Por primera vez en 2013 se retrató el interior de la gran granja de simios para experimentación animal que hay en España. Llegan tras 10.000 km de penoso viaje desde Islas Mauricio.

Los monos salvajes, indómitos, chillan aun más alto de como lo harían los humanos en su lugar. Se desesperan dentro de sus jaulas, en un recinto impropio para animales que nacieron para vivir en libertad, en los árboles frondosos de Isla Mauricio. Unos muerden los barrotes, intentando romperlos. Otros arañan las paredes de la celda procurando inútilmente aquello que consiguió Edmundo Dantés en la ficción del Conde de Montecristo. La ruidosa desesperación, sobre todo de los recién llegados, es la constante en el centro de Camarles, Tarragona, comarca del Bajo Ebro. Una cárcel con capacidad para más de 3.500 macacos de cola larga [casi los mismos que habitantes homo sapiens de este pueblo: 3.700]. Destaca entre todos los simios uno. Posee el aura de un guerrero apache.

El pobre animal camina altivo al otro lado de las rejas, aunque con la mirada meditabunda. Luce una pequeña cresta en un cuerpo sin apenas pelo — quizás por arrancárselo de la rabia de estar preso, quizás por una sarna mal curada— , se le ven las arrugas en su piel plomiza. A él y a todos los demás los torturarán para conseguir la verdad, la verdad científica. [Este relato se ha elaborado con testimonios de investigadores de Igualdad Animal, que, por vez primera y tras años de retratar en secreto el interior de la cárcel de simios de Camarles, muestran las imágenes, en exclusiva en «Crónica». Su investigación-denuncia se publica cuando España acaba de aprobar la ley contra la experimentación en grandes simios, que deja fuera a los macacos de Tarragona.]

Al estar tan cerca de los animales, uno puede ver sus tatuajes, que evocan los campos de concentración. Por parecerse tanto al hombre, los macaca fascicularis están condenados a padecer la experimentación hasta la muerte. Los lanzan a cubos de basura tras abrirlos en canal para ver en su interior la evolución de un medicamento… Los apilan uno sobre otro, muertos en los laboratorios. Les inyectaron Parkinson en Navarra, variantes de diferentes virus, les dañan los pulmones con toxinas, destrozan sus hígados con hepatitis, les rompen la columna para intentar reconstruírsela después en Valencia [sin éxito]. Así salvan vidas humanas. Y ellos allí, luchando, día a día, por escapar. Los veteranos incluso tratan de girar los tornillos.

Dos vallas han tenido que atravesar los que han retratado el encierro de estos primates. Una tiene un letrero: «Peligro, electrificada». El camino para llegar es un laberinto entre las masías y el desconcierto por la nula información que brindan los vecinos, intentando evitar que los forasteros lleguen a su destino. Que vean. Que oigan.

No es la primera vez que Crónica escribe sobre este centro, pero entonces no se logró entrar a su interior. La granja se abrió hace casi una década, en 2004, con la connivencia de un alcalde falangista y otro de CiU. Y pese a la oposición de los vecinos y de organizaciones ecologistas como Altarriba, que perdieron su batalla jurídica por cerrar el centro. «¿Sabes lo que hoy reabriría el debate del cruel centro de Camarles? ¡Que alguien pudiera fotografiar y después mostrar lo que pasa allí desde dentro!», nos dice el departamento jurídico de Altarriba.

El infierno de Camarles

Igualdad Animal lo consigue. «Los que han participado en esta investigación no han dañado ninguna instalación, ni han puesto en riesgo a los animales. Menos, intentado liberarlos. Somos conscientes del perjuicio que traería al medio ambiente. Sólo estamos en contra de que se les torture. Contamos una realidad olvidada por intereses económicos de multinacionales.», aseguran desde Igualdad Animal, quienes han podido fotografiarlos y grabar un documental tras un larguísimo proceso. A partir de esta semana comienza su campaña de difusión sobre lo que sucede en Camarles. Y en el mundo.

No son los únicos que tienen en la mira a este centro español. La British Union for the Abolition of Vivisection —unión británica para la abolición de la vivisección, BUAV—  ha realizado un seguimiento del proceso completo de tortura de los micos. Desde su captura en Isla Mauricio, en jaulas pequeñas, como ratas. Su espíritu indomable tratando de liberarse del yugo. Después, cómo son maltratados, a golpes, tirándoles de la cola hasta que casi se las arrancan. Hasta que se rinden de dolor.

Acto seguido el proceso de selección. La mayoría de los pedidos son para macacos de 3,5 kilos. Los que pesen más de cuatro o sean muy pequeños terminan en cubos de basura, como Buav ha comprobado. Después su transporte, haciendo un terrible viaje de más de 10.000 km.

¿Es rentable? Mucho. Cada animal cuesta entre 3.000 y 5.000 euros. La empresa por este concepto facturarían hasta 60 millones de euros. Las compañías que son dueñas —o bien participan en el proceso de experimentación—, son: Noveprim Europa [parte de un poderoso holding de Isla Mauricio conocido como Ciel Group, con intereses en textiles y distintas inversiones]. Ésta, a su vez, es propietaria de Camarney SL, que es la que administra el centro de simios catalán. En Noveprim está también Covance, —ahora se llama Labcorp Drug Development—compañía que cotiza en Wall Street, especializada en desarrollo de fármacos y experimentación con animales. Sus ingresos anuales superan los 1.600 millones de euros.

«La crueldad de Covance»

Covance ha sido denunciada por otra gran organización de defensa de derechos de los animales, Peta. Su investigación: Covance—Undercover Investigation in Virginia. Retrata cómo bombean sustancias químicas experimentales a los macacos —medicamentos, pesticidas, productos del hogar, …—, con un tubo que atraviesa la nariz y llega a su estómago. Lo hacen hasta que no resisten. Sólo oírles chillar en la grabación de Peta estremece. Y un punto esencial en toda esta cadena de horror es el centro de Tarragona, desde donde se distribuyen los macacos a América, Europa e, incluso, a Asia. [Crónica intentó conversar con Carmaney SL, Noveprim Europa y Covance. No obtuvo respuesta].

Cabe señalar que estos simios son extremadamente sensibles. E inteligentes. Los macaca fascicularis forman parte del selecto grupo de simios enviados al espacio. Son, por cierto, primos cercanos del primate que Irán asegura haber montado en un cohete espacial de ida y vuelta, y que ha entusiasmado tanto a Ahmadineyad, que se ofrece para ser el primer iraní [no mono] en ir al espacio.

Por otros vuelos, las organizaciones animalistas tienen en la mira a las aerolíneas que transportan a los macacos, claves en este negocio. Aparte de Air France — la más importante—, de las grandes, sólo China Eastern Airlines, Philippine Airlines y Vietnam Airlines se atreven a participar en este comercio.

La directora de Buav comenta a Crónica lo trágico del vivir de estos primates: «Son muy sociables e inteligentes. Encarcelarlos así, privándolos de su libertad y su hábitat natural y tratarlos como máquinas para producir descendencia para los laboratorios de Europa, es cruel y moralmente inaceptable». Pasa, no lejos, en Tarragona, aquí. Y uno ve al mono de la cresta, sin casi pelo. Al sobreviviente en el Guantánamo de los simios. Y se piensa lo mismo. «Cruel y moralmente inaceptable».

Martín Mucha
10 de febrero de 2013

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

1— Artículo original publicado en El Mundo con el titular: «El Guantánamo español de los simios», el 10 de febrero de 2013.

2— Covance ahora se llama Labcorp Drug Development


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