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Principales razones eventuales para considerar el principio vegetariano o frugívoro

Publicación: 30 septiembre, 2025 |

¿Frutas o animales?¿Comeremos carne? Una declaración completa de las razones principales para mantener el principio vegetariano o frugívoro, con numerosas citas de autoridades eminentes.

12. Eventuales.

La tendencia mundial apunta hacia una dieta sin productos animales. Se han establecido numerosos comedores, pensiones y sanatorios vegetarianos en Alemania, Austria, Francia, Inglaterra y EEUU, con excelentes resultados. Sociedades vegetarianas en Europa y América, publicaciones periódicas y libros, también se encuentran entre las agencias que ahora difunden rápidamente la Filosofía Vegetariana: el Evangelio de la Paz en la Tierra aplicado a la Dieta del Hombre. Cuando la Tierra se vuelva densamente poblada, será necesario economizar el suelo, lo cual se logra mejor dejando de criar animales para la alimentación, ya que una población mucho mayor puede sustentarse con los productos directos del suelo que cuando estos productos se convierten en carne. La raza se volverá entonces vegetariana por necesidad, si no lo ha sido ya por elección o convicción moral.

(Esta necesidad prospectiva ya se ha convertido en una necesidad presente en China, país en el que, según Sir John Davis, la cría de ganado y de todo tipo de animales está explícitamente desaconsejada porque agota el suelo y tiende a disminuir su capacidad de producir alimentos para el hombre. En Nueva Inglaterra, la densidad de población está restringiendo la producción local de carne a una cantidad muy inferior a la demanda actual).

Y entonces será necesario equilibrar los nacimientos y las muertes; lo cual, en las condiciones puras, espirituales e intuitivas que acompañan la elevación universal del hombre a una dieta de frutas y el consiguiente autocontrol pasional, será practicable y fácil.

Entonces la tierra se convertirá en un vasto jardín de frutas y flores, donde la pureza, el amor y la inocencia podrán reposar en apacibles cenadores; ¡y el quizás mítico «Edén» del pasado se convertirá por fin en una realidad sustancial! En ​​ese jardín, cada Adán y cada Eva oirán la voz de Dios en su interior, y no se avergonzarán ni se esconderán. Ningún carnicero, Satanás, estará allí para tentarlos a comer la carne prohibida. El árbol del conocimiento les dará sus deliciosos frutos, y los disfrutarán y serán felices.

EL PARAISO HA SIDO RECUPERADO.

Ya no mata al cordero que lo mira a los ojos,
ni devora con crueldad su carne destrozada;
pues, aun hoy, como castigo por la ley de la naturaleza quebrantada,
se despiertan en él todos los humores putrefactos,
todas las pasiones malignas y las creencias vanas,
el odio, la desesperación y el repudio en su alma,
los germenes de la miseria, la muerte, la enfermedad y el crimen.
Ya no huyen las aves que cantan sus dulces melodías en los bosques;
ahora se acercan y posan sus plumas brillantes sobre las manos de los niños,
que las acarician con cariño, como si fueran sus compañeros de juego.

Shelley

James Madison Allen
1896

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

1— ¿Higos o cerdos? es un manual publicado en 1896 sobre vegetarianismo y frugivorismo, compilado por el reverendo James Madison Allen. La obra combina reflexiones personales del autor con una abundante selección de citas de pensadores y autoridades reconocidas de su tiempo. Allen adoptó el vegetarianismo en su adolescencia, convencido por la lectura, la observación y la reflexión, así como por un fuerte instinto ético que lo llevó a concluir que el consumo de carne animal “tiende a degradar y brutalizar a la raza humana”. Según relataba en 1898 la revista Food, Home and Garden, a los dieciséis años inició un período de siete años de formación académica y universitaria en el que se dedicó al estudio de la frenología, disciplina popularizada en el siglo XIX como la ciencia de medir el cráneo para deducir rasgos mentales. Su interés por este campo nació tras asistir a una conferencia itinerante en la que se le recomendaron los libros publicados por Fowler y Wells, célebres divulgadores frenológicos de la época. Durante esos años, Allen propuso a su hermano un sencillo experimento: abstenerse de comer carne durante dos semanas. Desde entonces, afirmaba con convicción, “nunca más había comido ni se había sentido tentado a comer un bocado de cerdo muerto (o vivo)”.

2— Nota del autor: Esta necesidad prospectiva ya se ha convertido en una realidad en China; en este país, según Sir John Davis, se desaconseja explícitamente la cría de ganado y de todo tipo de ganado, ya que agota el suelo y tiende a disminuir su capacidad de producir alimentos para el hombre. En Nueva Inglaterra, la densidad de población está restringiendo la producción local de carne a una cantidad muy inferior a la demanda actual.


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