El primer documental que captó la experiencia del toro. Tauromaquia de Jaime Alekos le devuelve al toro la importancia que merece y que se le ha negado históricamente.

Tauromaquia es el documental de Jaime Alekos a partir de imágenes grabadas en 23 corridas y novilladas en 15 ciudades y pueblos españoles durante tres años.
Tauromaquia lleva al espectador junto al toro durante 30 minutos, recorriendo los tres tercios de la lidia con una fotografía que muestra como nunca se habían visto antes sus expresiones faciales, su lenguaje corporal y sus reacciones, y que redefine los términos de bravura y nobleza al contemplarlos desde el punto de vista del toro. Este documental completa así la información existente sobre la tauromaquia, incorporando un elemento imprescindible para su comprensión: las consecuencias de las corridas de toros para cada animal que entra en la plaza, algo necesario para valorar la vigencia y admisibilidad de esta actividad en nuestro tiempo. ¿Cuál será tu opinión una vez hayas empatizado con el toro durante la lidia?

¿Por qué decidiste hacer del abuso animal en España uno de tus temas principales de investigación como videoperiodista?
Los periodistas de los que aprendí el oficio me enseñaron la importancia de darle voz a quien no la tiene. En el periodismo gráfico, especialmente en el fotoperiodismo, que es de donde más influencia arrastro, hay una larga historia de trabajos, hay un linaje de profesionales que dan voz a las víctimas humanas en crisis y conflictos, que buscan la empatía con ellas a través de la imagen. Tener esta oportunidad es la primera característica que busco en un tema a la hora de elegirlo, solo que en mi mirada están además incluidos los animales. También es importante para mí poder aportar algo informativamente. Hay temas que aunque sean importantes se han contado muchas veces, en donde, por mucho que te esfuerces o por muy buen trabajo que hagas, no habrá mucha diferencia. Así que también busco historias que no se hayan contado, o por lo menos busco ángulos nuevos, este es el segundo requisito. Y, como mi medio de trabajo es el vídeo, la historia tiene que funcionar en vídeo. Parece una perogrullada, pero hay una tropa de realizadores contumaces empeñados en contar historias en vídeo que, aunque sean interesantes, son imposibles de ejecutar sin aburrir al espectador hasta la desesperación. Así que tiene que haber un componente visual y tiene que haber acción, tengo que poder ser testigo de los hechos.
Dentro del maltrato animal en España, en estos tres años me he especializado en los festejos tradicionales, en los lugares donde se maltratan animales en público como forma de entretenimiento: los toros ensogados, los toros embolados, los bous a la mar, los encierros por el campo de la Alcarria, las becerradas. Todos estos eventos cumplen los tres requisitos de los que hablaba antes y, por la cantidad de amenazas recibidas y de pueblos a los que no puedo volver, me consta que el trabajo ha llegado.
Y, por supuesto, la tauromaquia, que es el más arraigado de todos. Desde siempre me ha interesado la relación de los seres humanos con los animales. La manera en la que les vemos y tratamos, ya sea desde la empatía o desde la crueldad, afecta directamente a la manera en la que nos vemos y tratamos entre nosotros. Por eso me parece importante que el debate sobre la vigencia de la tauromaquia, una tradición dependiente del maltrato y muerte de individuos sensibles, vuelva a estar sobre la mesa. Y lo que yo puedo aportar, desde el videoperiodismo, es transmitir la experiencia del toro en en el ruedo.

En Tauromaquia consigues hacer llegar al espectador la confusión, el dolor y el miedo del toro, a pesar de que nadie habla en los 30 minutos que dura el documental. ¿Cómo lo has conseguido?
Es precisamente por eso, porque nadie habla a lo largo del documental, que el espectador puede adentrarse en la experiencia del toro. Si entre una parte y otra de la película salieran personas hablando, taurinas o antitaurinas, no importa, sería una distracción.
Para meterte en la piel del toro solo hace falta mirarle. Lo que yo hago a través de la fotografía y el montaje es dirigir la mirada del espectador, llamar la atención sobre los momentos decisivos.
El trabajo del psicólogo Paul Ekman sobre la expresión facial y corporal de las emociones, basado en la obra pionera de Darwin La expresión de las emociones en el hombre y los animales, ha sido fundamental para darle forma al documental.
Prácticamente todo lo que enseño, a lo largo de los treinta minutos que dura, es una colección ordenada de miradas, gestos, expresiones y reacciones.

¿Qué reacción esperas encontrar en el espectador que lo vea?
Sería cínico por mi parte no reconocer que me gustaría que el documental contribuyera, en mayor o menor medida, a la abolición de la tauromaquia. No lo habría hecho si no contara con que esa posibilidad existe.
Pero ser profesional significa apartar tu ideología cuando estás trabajando. Y Tauromaquia no un documental antitaurino. Es una tauromaquia canónica, una obra acerca de la tauromaquia. He descartado profundizar en la tradición, en el folclore, en la técnica de la lidia, porque son temas que están cubiertos hasta la saciedad. Sin embargo, nunca se ha hecho un tratado sobre tauromaquia en donde se mencione una sola vez la empatía con el toro.
Es una obra parcial, no en un sentido panfletero, porque es una obra del todo veraz, sino en el sentido de que lo que me he propuesto abarcar está claramente delimitado. Y no busco una reacción.
Lo que busco es que el espectador encuentre la experiencia de empatizar con el individuo sensible que es el toro de lidia, al que le da igual si el quite que le dan es por gaoneras, delantales o Navarras.
Miguel Ángel Bastenier, uno de mis maestros, decía que el periodismo no busca el Bien Común, que es producto de una ideología, sino que busca el conocimiento, hacer a la sociedad más consciente de sí misma.
Si acaso espero algo es que el espectador, después de ver el documental, tenga información nueva y valiosa que le ayude a la hora de entender y formar su opinión sobre la tauromaquia. Lo que haga después con esa información, ya es cosa suya.

Para realizar el documental fuiste a 23 corridas en 15 ciudades españolas. ¿Observaste los mismos patrones de brutalidad animal en todas ellas o encontraste diferencias?
Las corridas son homogéneas desde el momento en el que todas se ajustan al mismo reglamento, pero no son una ciencia exacta, siempre son imprevisibles, y si al torero se le da mal la faena, el toro puede tener una muerte agónica, en la plaza de pueblo más cutre o en Las Ventas. De hecho, lo más duro de todo lo que he visto en estos tres años ha sido en Las Ventas.

En el film citas de manera constante a la enciclopedia sobre tauromaquia El Cossío. ¿Por qué recurres a ella en vez de explicar tú mismo lo que sucede en la plaza de toros?
No solo al Cossío, todos los capítulos están acompañados de una o dos citas de figuras del toreo o de obras taurinas. Si te fijas, en el discurso emitido por el mundo taurino en la última década, el tema del sufrimiento del toro se ha convertido en tabú. Hay muy pocos taurinos que reconozcan en público que el toro sufre y la mayoría únicamente aborda el tema desde una perspectiva falaz.
Se ha llegado incluso a afirmar que el toro no sufre, apoyándose en un estudio pseudocientífico que no ha sido publicado más allá de la revista 6 Toros 6. Pero si vas a las obras de referencia, te encuentras que se habla abiertamente de castigar al toro, de quebrantarle, de que el toro siente dolor físico y emocional, de que el toro en campo abierto no embiste y que la tauromaquia consiste en engañar y matar a un individuo noble e inocente.
Todo esto creo que tiene mucho más valor hoy en día viniendo de la boca de figuras que son una autoridad en la tauromaquia que viniendo de la boca de un simple periodista.

¿Consideraste necesario censurar alguna imagen por la brutalidad que mostraban, o por el contrario has incluido las escenas más violentas en el documental con la finalidad de concienciar a la sociedad?
Entiendo perfectamente que la audiencia no quiera pasarlo mal, pero es imposible hablar de tauromaquia sin hablar de sufrimiento. El montaje ha sido realmente difícil en el sentido de decidir cuánto sufrimiento era necesario mostrar para no faltar a la verdad, cómo enseñarlo sin provocar que el espectador aparte la mirada y cuál es el límite de lo que se puede enseñar sin caer en el morbo y la casquería. Como bien dice Javier Bauluz, las imágenes tienen que apuntar a la cabeza y al corazón, no al estómago, y eso es lo que he tenido presente todo el rato para guiarme.
Tengo algunas imágenes durísimas que se han quedado fuera del montaje porque he considerado que eran algo excepcional y no eran representativas. Lo que se puede ver en el documental, en términos de sufrimiento, es lo que en base a mi experiencia es el sufrimiento promedio, el sufrimiento normal de una corrida.

¿Cuál es la realidad tras los adjetivos bravura y nobleza con los que los toreros acostumbran a definir al toro?
La tauromaquia, al fin y al cabo, no es más que una función de ilusionismo, en donde el torero, valiéndose de una serie de trucos, y si se le da bien la faena, engaña el público haciendo pasar a un herbívoro por un feroz depredador.
La bravura y la nobleza son los dos aspectos vulnerables de la psicología del toro que los toreros utilizan para hacer su función. Creo que unos de los puntos fuertes del documental es precisamente redefinir estos términos, y preferiría que quien tenga interés en conocerlo viera el documental, porque me explico mejor con imágenes que con palabras.

¿Tu investigación sobre abuso animal termina con Tauromaquia o tienes pensado seguir trabajando sobre esta temática en el futuro?
Reparto mi tiempo como puedo entre derechos humanos y derechos de los animales mientras trabajo de peón de la cámara. Tauromaquia ha sido un proyecto dificilísimo de llevar a cabo porque lo he producido y financiado yo íntegramente, pero me gustaría hacer trabajos de más envergadura todavía en el futuro. Solo tengo que encontrar cómo financiarlos.
Sobre Jaime Alekos
Jaime Alekos (Madrid, 1985) es un periodista freelance y realizador reconocido internacionalmente. En 2020 fue nominado al Goya al Mejor Cortometraje Documental por El sueño europeo: Serbia, un trabajo de investigación producido, escrito, filmado y montado por él sobre las torturas de la policía húngara a los migrantes que atrapan en su frontera.

Su trabajo sobre tauromaquia ha sido expuesto en Calcografía Nacional junto a los grabados de la Tauromaquia de Goya y sus investigaciones sobre maltrato animal en España fueron motivo en 2016 de un editorial de El País [3] y referenciadas en el extranjero por The Associated Press, The Guardian, Politico y Fox News, entre otros.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
3- elpais.com, «Basta de crueldad», Editorial El País, 20 de agosto de 2016. Las imágenes de una becerrada en Valmojado reviven el debate sobre el maltrato al animal.
4- Entrevista realizada a Jaime Alekos por UPF con el título «Per ficar-te dins de la pell del toro només cal mirar-lo» y publicada en UPF Sostenible.
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