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El adoctrinamiento de los veganos especistas

Publicación: 7 enero, 2024 |

Los veganos son aquellos que adoptan la postura ética de evitar causar daño a los seres sintientes nohumanos.

Damon McDonald

El primer adoctrinamiento

Es decir, en la medida de lo posible, los veganos no usan animales para alimentación, ropa, entretenimiento u otras razones. Los veganos evitan participar de forma directa en la explotación de seres sintientes; adoptar esta postura es en realidad bastante simple. Es a la vez una posición lógica y ética en contra de la norma social —la explotación de los animales para usarlos como recursos humanos.

En particular, nuestro uso de los animales como recursos alimenticios es un problema de tal magnitud que las cifras son terriblemente inimaginables. Esclavizamos, explotamos y asesinamos a más de 64 mil millones de animales terrestres y más de un billón de animales acuáticos al año. [2] No hay para ello ninguna buena razón en absoluto. Como todo vegano atestiguará, una dieta vegana adecuada no sólo es igual de buena (en cuanto a sabor y variedad), sino que la mayoría dirá que es mucho mejor a todos los niveles que una dieta que incluya productos de origen animal. Por supuesto, el veganismo no es una dieta; es un rechazo de la violencia y la explotación involucradas en la comercialización y el uso de estos otros seres sintientes.

Todo vegano actual, por el simple hecho de ser vegano, demuestra que este daño a los seres sintientes nohumanos es innecesario. La mayoría de los veganos dirá que desearía haber entendido o conocido el problema y se hubiera hecho vegano antes. Por desgracia, la mayoría nacemos en sociedades que giran en torno al empleo como recursos de seres sintientes nohumanos. Es algo tan extendido que resulta sencillamente imposible escapar de todos los usos de los nohumanos. Llegamos a poner partes de sus cuerpos incluso en cosas tales como carreteras, neumáticos y computadoras.

No es la industria la culpable de nuestro uso continuo de los animales como propiedades. De hecho, somos nosotros como consumidores quienes decidimos que así suceda cada vez que compramos un producto animal. Sin embargo, las buenas noticias son que, como individuos, también podemos detener la demanda, y cambiar por tanto la oferta, haciéndonos veganos.

Nuestra sociedad nos adoctrina en el paradigma del uso de los animales como recursos desde el momento en que nacemos. Cuando somos jóvenes, a la mayoría de nosotros se nos cuentan mentiras acerca de dónde viene nuestra comida, ya que, por lo general, la verdad evitaría que un niño pequeño participase en la muerte y el daño de cualquier animal. Nos enseñan que está bien explotar a algunos determinados animales al mismo tiempo que amamos a otros, aunque varíe según la parte del mundo en que se encuentre uno. Y el amor por la propiedad no se traduce necesariamente en respeto.

Los veganos saben que todos los seres sintientes son iguales cuando se trata de su consideración moral. Todos los animales sintientes son individuos que experimentan miedo, sienten dolor y tienen interés por vivir.

Nuestros sistemas escolares y gobiernos compran y apoyan las artimañas publicitarias de la industria. «¡La leche es buena para nosotros!» Bueno, la mayoría de los veganos lo pondrían en tela de juicio, pero lo único que sí sabemos es que no es algo bueno para las vacas. Es tan fruto del sufrimiento y de la muerte como la carne, si no más. Los huevos lo mismo; se nos dice que tienen proteínas (que a casi nadie le faltan a menos que carezcan de calorías), pero nos olvidamos de su tremenda cantidad de colesterol. Una vez más, ¿qué pasa con el ser sintiente, la gallina a quien reducimos a nada más que un recurso para uso humano y que es invariablemente asesinada (ninguna sale viva) sólo por nuestros hábitos gastronómicos? Todos los veganos saben que los humanos pueden prosperar a la perfección llevando una correcta dieta vegana. De hecho, puede ser mucho más saludable. Todas las principales asociaciones dietéticas de todo el mundo coinciden en que una dieta vegana saludable es adecuada para los humanos en todas las etapas de la vida.

No hay duda de que, desde una perspectiva moral, ser vegano y evitar todo uso de otros seres sintientes como recursos es en efecto mucho mejor para nuestro espíritu. Cuando uno se hace vegano experimenta un verdadero cambio mental; comienza a darse cuenta de que aquello que le han dicho sobre el uso de animales no es del todo cierto y que en algunos casos la verdad ha sido ocultada (alejada de su mirada, de su mente) o que ha sido directamente engañado.

Fuimos adoctrinados en el paradigma del uso de animales para cada aspecto de la sociedad: debes ajustarte a ello, y debes hacerlo porque todos lo hacen. Las excusas para continuar participando en el daño hacia otros seres sintientes son casi infinitas. Sin embargo, ninguna de ellas se acerca siquiera a ser una razón legítima por la cual alguien no puede rechazar la norma social y hacerse vegano.

Para que alguien se haga vegano es necesario por lo general que reeduque y reevalúe su forma de pensar: que empiece a considerar las cosas con una mirada objetiva y use el pensamiento crítico para romper los mensajes sin sentido que respaldan una postura de explotación violenta. Pero la mayoría de la gente, si no toda, está de acuerdo en que causar sufrimiento y muerte innecesarios a cualquier ser sintientes es incorrecto y que no debemos participar en ello, sobre todo si podemos evitarlo. Y podemos evitarlo. Ese momento resulta iluminador para la mayoría de las personas —una revelación que las hace liberarse de la norma social adoctrinada y defender la justicia de los miembros más vulnerables de nuestra comunidad moral.

El segundo adoctrinamiento

Sin embargo, lo que a veces sucede entonces —después de que la gente escape del primer adoctrinamiento y se haga vegana— puede ser visto como un gran paso atrás y una inmediata traición hacia la justicia para los animales. Muchos veganos parecen caer en la trampa de adoctrinarse a sí mismos en el «movimiento animalista», un movimiento liderado por grandes organizaciones enfocadas ante todo en recaudar donaciones. Estos grupos afirman representar los intereses de los nohumanos, pero, por desgracia, la verdad es que no sólo defraudan a estos seres vulnerables, sino que también participan en su perjuicio.

Por alguna razón, estos veganos dejan en este punto de volver a pensar de nuevo, se niegan a ver o incluso a considerar el paradigma del interés egoísta corporativo especista. Vemos a los veganos aferrándose a estas organizaciones con fe ciega, repitiendo sus mantras, sin darse cuenta de que están ahí para obtener el mayor número de donaciones posibles. «No es una cuestión de blanco o negro», «hay que hacer algo», «hay que elegir la compasión», «el mundo no se hará vegano de la noche a la mañana», «los animales están sufriendo ahora». Estos mantras y muchos otros refuerzan una posición de compromiso derrotista desde una perspectiva vegana, pero también les brindan a los no-veganos la oportunidad de evitar abordar o incluso conocer una posición moral que en realidad es muy simple y clara.

Estos veganos, por lo general bien intencionados, siguen la corriente y creen casi sin dudarlo que las personas no pueden ser educadas en el veganismo. En realidad es bastante extraño; personas que fueron educadas en el veganismo y se hicieron veganas, luego adoptan la postura de que otros no pueden hacerlo. Si lo pensamos, esta es una postura un tanto odiosa, que considera que somos individuos especiales o que somos más «compasivos» que el resto, o que estos careceren de «compasión». Esto no va sobre nosotros, o sobre nuestra «compasión», no es una cuestión de «compasión» en absoluto, se trata de justicia para los animales. Se trata de hacer lo correcto, no de aceptar formas correctas de hacer lo incorrecto.

Si rechazamos la explotación de los demás seres sintientes, lo último que deberíamos hacer es sugerir la existencia de niveles y formas de participación en la explotación que están bien para algunos. No es así; siempre está mal; es una cuestión de blanco o negro. Los veganos lo saben: establecer la línea de no usar seres sintientes nohumanos como nuestras propiedades es muy fácil de hacer.


Lo mínimo que podemos y debemos hacer por los animales es dejar de usarlos, actuando y siendo veganos. Este debe ser el mensaje claro de cualquier persona que afirme representar los intereses de los animales. Ciertamente, no querría que representara mis intereses alguien que aceptara y se dedicara a fomentar mi consumo los martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos, pero no los lunes, y que sugiriera por defecto que está bien consumir esos mismos lunes productos de la explotación que resultan del sufrimiento y la muerte de mis compañeros. No quisiera que nadie promoviera que fuese trasladado al matadero por carretera como una mejor alternativa a la de ser trasportado por mar y asesinado en otro país. Como es obvio, lo que quisiera es que no me matasen en absoluto, ni que me criaran para ser usado como recurso, para empezar. No me gustaría que nadie que representara mis intereses le dijera a la gente que debería simplemente intentar reducir su explotación sobre mí. Lo que querría es no ser explotado, porque está mal; lo que querría es que a la gente se le pidiera que dejase de hacerlo.

Y eso es exactamente lo que deberían estar haciendo los veganos; es de lo más lógico: veganos educando a otros sobre el veganismo. No cuesta dinero. Es un mensaje de justicia consecuente, inflexible, que de verdad representa el interés genuino de los nohumanos en no ser utilizados en absoluto. Hacen falta oportunidades, a la mayoría de las cuales se renuncia de forma intencionada, de educar a las personas e informarles sobre la diferencia significativa que pueden marca haciéndose veganas.

Ahora bien, para muchos esto requiere un poco de pensamiento crítico, un poco de educación, alguna idea de cómo introducir a las personas en conversaciones sobre el veganismo como un imperativo moral. ¿Qué impide a los veganos hacerlo? ¿Es el tiempo o el esfuerzo lo que hace aquí que los veganos rechacen incluso considerar este enfoque tan básico y lógico? ¿Son sus propias malas experiencias con personas que se centraron en el trato, las campañas monotemáticas y las imágenes gráficas, lideradas por las grandes organizaciones animalista recaudadoras de donaciones? ¿Es porque los grupos animalistas recaudadores de donaciones no quieren que la gente lo haga en favor de sus «exitosas» campañas monotemáticas de recaudación de fondos?

Debemos recordar que estas organizaciones tienen tácticas que se enfocan y dependen de solicitar más donaciones. No toman una posición de justicia; confunden el veganismo (cuando no lo rechazan del todo) con el vegetarianismo y otras posturas moralmente comprometedoras. El vegetarianismo no es una posición moralmente coherente: todavía implica la muerte, el sufrimiento y el uso de los nohumanos como recursos; es sólo una dieta. Es sólo una «puerta de acceso» a la continuación de la participación en la explotación de los indefensos. No somos vegetarianos, somos veganos y hay motivos para ello.

Estas grandes organizaciones animalistas, a través de su amalgama de posturas de explotación, afirmando representar a los animales, han creado un movimiento de confusión masiva. Un movimiento que se asocia con los explotadores de animales y que hay algo que sabe hacer muy bien: solicitar dinero a veganos y no-veganos por igual. Crean coaliciones entre veganos y no-veganos que dicen preocuparse por los animales, pero enfocándose ante todo en el uso nominal de problemas singulares que los no-veganos pueden abordar con su apoyo. Estas muchas y variadas campañas especistas, monotemáticas, seguirán y seguirán por siempre, $$.

Este «movimiento animalista» especista dedica su tiempo y sus recursos a cualquier cosa que no sea cambiar el paradigma de los animales. Lo que los animales necesitan es un mensaje de justicia claro, consistente, directo e inflexible. Los animales necesitan un movimiento vegano, y como veganos, es incoherente que promovamos cualquier cosa menor que ese mensaje. Cualquier cosa menor que un mensaje que indique con claridad que si de verdad nos importan los animales entonces el veganismo debe ser un imperativo moral, será un mensaje que comprometa aquella misma postura en la cual nosotros, como veganos, pretendemos creer y vivir.

Rechaza el segundo adoctrinamiento; rechaza a cualquier persona, grupo o postura que implique enviar un mensaje que perpetúe la explotación de los nohumanos. Rechaza el especismo. El único mensaje que necesitamos, el único mensaje que cubre todos los temas, el uso injusto de los nohumanos, es un mensaje que establece sin titubeo que el veganismo es la única forma en que puede haber justicia para los animales.

Este es un asunto de justicia social y necesitamos cambiar el paradigma; para ello tenemos que cambiar el discurso. Como veganos debemos liderar el camino y ser coherentes e inflexibles en nuestro mensaje de justicia. Edúcate y luego educa a otros. Ésta es una cuestión de blanco o negro; la única área gris es la zona de los donativos. El veganismo es la referencia moral.

Damon McDonald
6 de agosto de 2016

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

1— Artículo publicado originalmente en facebook en inglés con el título: The Second Indoctrination — Speciesist Vegans y traducido por Igor Sanz

2— Los datos corresponden a 2016. Una publicación reciente de 2022 arroja la cifra de 92.200 millones de animales sacrificados para alimentación. «Cada año mueren 92.200 millones de animales para fines alimentarios.» Los datos más recientes sobre la cría y sacrificio de animales para consumo revelan una cifra impactante: se estima que anualmente son criados y sacrificados 92.200 millones de animales terrestres en el sistema alimentario global, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.


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