¿Qué está en juego para los animales que están condenados a terminar sus días en nuestros platos?
Literalmente todo, podría contestarse de inmediato, porque sin la vida lo demás no cuenta. Pero dejemos al margen en principio el tema de la matanza y observemos, en cambio, las condiciones de mantenimiento de los animales; por ejemplo, las que experimentan las cerdas de cría en Alemania.
Estas hembras de la especie porcina [1] viven en establos sin luz natural, sobre un suelo total o parcialmente emparrillado, por lo general sin paja y encima de sus propios excrementos hediondos. Muchas veces los bordes metálicos filosos provocan graves lesiones. Las cerdas son inseminadas artificialmente y se mantienen en jaulas individuales. Los sitios en cuestión tienen entre 55 y 70 centímetros de ancho y entre 1,6 y 1,9 metros de largo, por lo que son apenas más grandes que los propios animales. Estos pueden levantarse, acostarse y extender sus extremidades; pero no pueden darse vuelta ni satisfacer su necesidad de caminar. Por cierto, la ley prevé una alternancia: cuatro semanas después de la inseminación, se debe trasladar a las cerdas al establo de espera, donde viven en grupos de 10 a 100. Cada una de ellas dispone allí de un espacio de hasta 2,5 metros cuadrados, aunque nuevamente carece de paja y de otras condiciones habituales para la vida porcina.
«El contacto natural entre la madre y los recién nacidos se ve impedido por la presencia de una valla metálica»
Pero este «lujo» se termina una semana antes del nacimiento de los lechones. Durante las cinco semanas siguientes, la cerda permanece en una paridera, que es apenas más ancha que la jaula y le devuelve la conocida sensación de estrechez. El contacto natural entre la madre y los recién nacidos se ve impedido por la presencia de una valla metálica. Las crías tienen acceso a las ubres, aunque la madre no puede cuidarlas, jugar con ellas ni aportarles nada. Después de cuatro semanas se separa por completo a los lechones de su progenitora, que regresa a la jaula para volver a ser inseminada aproximadamente a los cinco días. Tras un promedio de dos años y medio, con cinco o seis partos, estas cerdas de cría tienen su salud destrozada. Entonces están listas para ir al matadero.
Este es el destino legalmente permitido para grandes mamíferos sociales tan inteligentes como nuestros perros. ¿Cuál es aquí la causa razonable que exige la ley? La demanda de carne asequible por parte de seres humanos. ¿Y cuál es el costo para los cerdos? ¿A qué deben renunciar? A la luz solar, los suelos naturales, los lodazales, un entorno estimulante para los sentidos, el movimiento libre, el comportamiento social en formas adecuadas a su predisposición y finalmente, al término de esta mísera existencia, a la propia supervivencia.
¿Se respeta aquí en esencia el principio de igual consideración de intereses?La pregunta es retórica. Según la Ley de Protección Animal alemana, las causas que consideremos absolutamente indiscutibles desde la perspectiva humana son «razonables» para atormentar y matar a los animales. Esto se debe al propósito de la norma. La ley en cuestión no apunta a prohibir, sino a regular las correspondientes prácticas de uso y consumo, que presuponen que los animales solamente están aquí para servir a nuestros propósitos. Y ni siquiera es necesario que esos propósitos tengan relevancia moral; basta con que permitan la comprensión intersubjetiva, como la producción de grandes cantidades de carne a precios asequibles. La Ley de Protección Animal solo prohíbe determinadas prácticas en relación con los mencionados propósitos. Por ejemplo, califica un tormento como desmesurado cuando es innecesario o incluso contraproducente en materia económica. Desautoriza el exceso, pero no la situación normal de explotación.
Bernd Ladwig
Profesor de Teoría y Filosofía Política en la Universidad Libre de Berlín
Sistema de cerdos: Un llamamiento a la alimentación sin carnes
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1- La información que sigue fue extraída del sitio web de la Albert Schweitzer Stiftung, una fundación alemana que promueve el bienestar animal. Para conocer los fundamentos jurídicos, ver «Tierschutz-Nutztierhaltungsverordnung» [Reglamento sobre la protección de animales en explotaciones ganaderas y de otros animales destinados a la producción de productos animales en lo que respecta a las condiciones de mantenimiento], disponible en gesetze-im-internet.de.
Este artículo se ha publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 288, julio-agosto de 2020, ISSN: 0251-3552. La primera versión de este artículo en alemán fue publicada con el título «Schweinesystem. Ein Plädoyer für fleischlose Ernährung» en Blätter, 7/2015, disponible en blaetter.de.
2- culturavegana.com, «China construye la granja de cerdos más grande del mundo», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 17 enero, 2022 | Publicación: 16 diciembre, 2020
3- culturavegana.com, «Macrogranjas en España», Editorial Cultura Vegana, Publicación: 20 enero, 2022
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