Una visión antropológica desde los cátaros y sus predecesores
A lo largo de la historia, diversas corrientes religiosas y filosóficas han adoptado el rechazo a la carne como un pilar ético y espiritual. Este fenómeno, lejos de ser una práctica reciente, tiene raíces profundas en tradiciones que se remontan a los primeros siglos de nuestra era. Grupos como los bogomilos [1] y los cátaros, además de movimientos gnósticos [2], no solo se opusieron al consumo de carne, sino que fundamentaron esta abstinencia en una compleja cosmología dualista que concebía el mundo material como corrupto, obra del Mal.
El dualismo gnóstico: una visión crítica de la materia
El pensamiento gnóstico emergió en los albores del cristianismo, ofreciendo una alternativa radical a la ortodoxia de la época. Los gnósticos consideraban que el mundo material, incluyendo los cuerpos humanos y animales, era el resultado de un acto de creación imperfecto o maligno. Según ellos, un dios menor o demiurgo había fabricado la materia como un acto de separación del espíritu divino puro. En esta perspectiva, el consumo de carne no solo simbolizaba una conexión con la corrupción material, sino que también reforzaba la prisión del alma dentro del ciclo de la materia.
Los bogomilos y el rechazo a la carne
En el siglo X, el bogomilismo [1] surgió en Bulgaria como una extensión del dualismo gnóstico y maniqueo. Los bogomilos rechazaban todos los aspectos de la vida material que, a su juicio, perpetuaban la obra del Maligno, incluyendo el matrimonio, la procreación y el consumo de carne. Para ellos, los animales compartían la misma prisión espiritual que los humanos, y comerlos significaba colaborar con la perpetuación del sufrimiento y la opresión espiritual. Su abstinencia de carne no era simplemente una preferencia alimentaria, sino un acto político y teológico contra la dominación del mal.
Según El discurso contra la herejía de los bogomilos de Cosmos el Sacerdote, escrito en 972, los bogomilos prohibían el bautismo, no comían carne, rechazaban la cruz y condenaban la vida mundana en matrimonio. Para ellos el diablo, que llamaban Sathanaël, era el creador del mundo material y Jesús solo se había hecho hombre en apariencia.
Los cátaros: ética alimentaria y espiritualidad
El catarismo [3], movimiento dualista medieval que floreció en el sur de Francia e Italia, heredó muchas de las ideas bogomilas. Para los cátaros, el mundo material era una creación del demonio, y el cuerpo humano era un recipiente para las almas atrapadas en un ciclo de reencarnación. Su rechazo a la carne y a todos los productos de origen animal, como la leche y los huevos, estaba enraizado en la idea de que la procreación, incluso en los animales, era un acto que atrapaba nuevas almas en el mundo corrupto.
Los cátaros permitían el consumo de pescado, pues creían que su reproducción no requería un acto sexual. Este simbolismo refuerza su rechazo a los actos físicos considerados impuros y su búsqueda de una pureza espiritual que trascendiera las necesidades materiales.
El simbolismo ético de la abstinencia
El rechazo a la carne en estas tradiciones no era meramente dietético; era una declaración filosófica y espiritual. Al abstenerse de alimentos de origen animal, estos grupos afirmaban su rechazo a un sistema de valores que glorificaba la materia y perpetuaba la opresión espiritual. Su dieta no solo los diferenciaba de la sociedad dominante, sino que también se convertía en una herramienta de resistencia cultural y religiosa.
Vigencia y reflexiones contemporáneas
En un contexto moderno, estas prácticas históricas de abstinencia de carne encuentran eco en el veganismo ético, que, aunque no necesariamente espiritual, comparte preocupaciones sobre el sufrimiento y la explotación de los seres vivos. La conexión entre el consumo de carne y la perpetuación de sistemas de opresión, aunque reinterpretada, sigue siendo relevante.
El estudio de los cátaros, bogomilos y gnósticos ofrece una ventana única para entender cómo las decisiones alimentarias trascienden la biología para convertirse en actos políticos, éticos y espirituales. Su legado nos invita a reflexionar sobre la relación entre la materia, el espíritu y nuestra responsabilidad como habitantes del mundo. ¿Hasta qué punto nuestras elecciones alimentarias reflejan nuestros valores más profundos? La antropología nos permite explorar estas intersecciones entre cultura, historia y ética, recordándonos que los debates sobre la carne y su consumo tienen raíces mucho más antiguas de lo que solemos imaginar.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— El bogomilismo apareció en Bulgaria el siglo X y pudo ser fundado por Bogomilo, nombre que significa Amigo de Dios.
2— Los gnósticos que negaban la posibilidad de que Dios hubiese creado el mal y la materia.
3— El catarismo fue una secta cristiana considerada herética que se desarrolló en la Europa Occidental de los siglos XII y XIII.
Comparte este post sobre bogomilos en redes sociales