8 millones de toneladas de plástico al año, más de 200 kilos por minuto.
Cada 11 años se estima un doblaje de la cantidad de plástico producida y se prevee que para 2025 ya habrá más plástico que peces en el océano. En 2020 se superarán los 500 millones de toneladas anuales, lo que supondría un 900% más que los niveles de 1983. Este problema medioambiental marino fue reportado desde 1970 pero fue hasta hace poco que se identificó como un asunto mundial. La Organización Mundial de la Salud y la UNEP lo han declarado como crisis global y un grupo internacional de científicos ha solicitado la declaración del plástico como residuo peligroso.
Colillas, botellas de plástico, envoltorios, pajitas, tampones, bolsas y tapas de plástico, algunos de los objetos que predominan en el fondo marino. Cada 10 minutos el ser humano manipula objetos hechos de plástico.
«El plástico está en el aire que respiramos, se ha convertido en parte de la tierra y del reino animal, nos estamos convirtiendo en personas de plástico.»
La vida útil de una bolsa de plástico es de 12 minutos pero tarda 55 años en descomponerse, una botella de plástico se descompone en 500 años, mientras, un vaso, entre 65 y 75 años. Los datos que tenemos es que la capacidad de los incineradores es insuficiente y la emisión de gases generada en su práctica es altamente contaminante. Se está gestando una crisis sanitaria por la saturación de los depósitos.
El reciclaje juega un nivel importante pero nunca alcanzará a manejar todos los desperdicios de plástico que se producen, contando que en España solo el 50% del plástico es reciclado mientras el otro 50% acaba enterrado en vertederos de la Union Europea.
Desde hace tiempo se ha documentado los impactos que las piezas de plástico tienen en la vida marina: enredos, asfixia, estrangulación o desnutrición, tras ser ingeridos y bloquear el estómago o intestino del animal. Recientemente, se ha puesto un foco especial en la problemática particular de los microplásticos -fragmentos inferiores a 5 mm. Ya sea porque provienen de la rotura de piezas más grandes, o porque se fabrican directamente en ese tamaño, en nuestros océanos hay billones de estos microplásticos flotando que tienen impactos incluso en las especies más pequeñas que son la base de la red trófica marina. Los microplásticos pueden ser ingeridos por la fauna marina, incluyendo el plancton, los crustáceos y los peces, y pueden causar problemas, tanto por su presencia física en el intestino como a causa de los contaminantes químicos que llevan. Ya llegan a pasar a la cadena alimentaria hasta llegar a nuestros platos.
China es el principal productor de plásticos seguido de Europa, Norte América y Asia (excluyendo China). Dentro de Europa, más de dos tercios de la demanda de plásticos se concentran en cinco países: Alemania (24,9%), Italia (14,3%), Francia (9,6%), Reino Unido (7,7%) y España (7,4%).
Millones de animales de más de 370 especies de todo el mundo comen plástico
Desde el plancton microscópico, pasando por cóndores, albatros, camellos, tortugas marinas, ballenas, incluso peces en la base de la cadena alimentaria de la que dependemos. Muchos de estos animales sufren una muerte cruel y agónica.
Se calcula que el plástico mata 1 millón de aves marinas y más de 100.000 mamíferos marinos y tortugas cada año.
Se ha estimado que el 80% de la basura proviene de zonas terrestres y el 20% de barcos del océano.
El plástico mata millones de animales en todo el mundo, por ingesta, toxicidad, asfixia y atrapamiento.
La isla de basura está situada en el giro oceánico del Pacífico norte, uno de los cinco grandes giros oceánicos. El continente de plástico, también conocido como isla de basura, isla tóxica, gran mancha de basura en el Pacífico, isla de la contaminación y otros nombres similares, es una zona del océano cubierta de desechos marinos en el centro del océano Pacífico Norte, localizada entre las coordenadas 135° a 155°O y 35° a 42°N. Se estima que tiene un tamaño de 1.400.000 km². Este vertedero oceánico se caracteriza por tener concentraciones excepcionalmente altas de plástico suspendido y otros desechos atrapados en las corrientes del giro del Pacífico Norte (formado por un vórtice de corrientes oceánicas). A pesar de su tamaño y densidad, la isla de basura oceánica es difícil de ver incluso mediante fotografías por satétile. Tampoco es posible localizarla con radares. No debe imaginar botellas de plástico u otros recipientes, sino más bien micro-fragmentos, del tamaño de un grano de arroz, que están contaminando y destruyendo lentamente el ecosistema oceánico. La mayor parte de estas islas son fragmentos pequeños que son muy difíciles de limpiar.
En 2009 se descubrió la Mancha de basura del Atlántico Norte que está relacionada también con el Giro oceánico del Atlántico Norte
Llamamos isla de basura a una área del mar que tiene una mayor concentración de plástico que el resto de las aguas del planeta. Se estima que está compuesta por miles de millones de pequeños trozos de plástico que flotan cerca de la superficie marina con una densidad de 5,1 kilogramos de plástico por kilómetro cuadrado de mar. La gran mancha de basura del Pacífico se ha convertido en materia de leyenda. Esta zona de residuos marinos, creada por las corrientes del Pacífico Norte, ha sido descrita como una isla flotante de basura del tamaño de Rusia. Los investigadores han encontrado 750.000 fragmentos de microplástico por kilómetro cuadrado en la mancha de basura. En 2011 se identificó otra isla de basura en el Pacífico Sur.
Se denomina bioplástico a un tipo de plásticos derivados de productos vegetales, tales como el aceite de soja, el maíz o la fécula de patata, a diferencia de los plásticos convencionales, derivados del petróleo. Los plásticos tradicionales (polietileno, polipropileno, ABS, PET, entre otros) están sintetizados a partir del petróleo por la industria petroquímica. La carestía de este combustible fósil, su carácter de resistencia a la degradación natural y el hecho de que es una fuente que, tarde o temprano, acabará por agotarse, ha llevado a algunas partes de la industria a buscar alternativas. El poliácido láctico, sintetizado a partir del maíz, es una de las más prometedoras.
- La capacidad de los incineradores es insuficiente.
- La emisión de gases generada en su práctica es altamente contaminante.
- Se está gestando una crisis sanitaria por la saturación de los depósitos.
El reciclaje, aunque juega un papel importante en el manejo de los desechos, nunca alcanzará a manejar todos los desperdicios de plástico que se producen y además requiere de un manejo adicional de los desechos el cual incrementa el costo en un alto porcentaje. El oceanógrafo Charles J. Moore, quien descubrió la gran mancha de basura del Pacífico y estudia el impacto del plástico marino, siente que “falta aún un veredicto” sobre los efectos de la ingesta en la salud humana. Sin embargo, piensa que nuestra exposición está aumentando rápidamente, en particular a través de la propagación de microplásticos. «El plástico está en el aire que respiramos, se ha convertido en parte de la tierra y del reino animal«, dice Moore. «Nos estamos convirtiendo en personas de plástico. Si la gente se da cuenta de lo fácil que es hacer cambios, y si entienden las consecuencias de no hacerlo, querrán cambiar«, dice.
Pero enfatiza que queda poco tiempo. Si la cultura no cambia de forma inminente, más comunidades enfrentarán un terrible destino. «Estamos en un punto de inflexión«.
A pesar de que el plástico ha sido reportado desde 1970 como un problema en el medioambiente marino, hasta hace poco fue identificado como un asunto mundial. En el 2014, la UNEP anunció su preocupación por el crecimiento de residuos plásticos en los océanos, y varias ONG, como The Ocean Conservancy, han llevado a cabo investigaciones, estudios y campañas para promover la concienciación de los usuarios.
Sobre Plastic Ocean
Plastic Ocean es un nuevo documental que saca a la luz las consecuencias de nuestro estilo de vida global desechable. Pensamos que podríamos usar plástico una vez y tirarlo con un impacto insignificante a humanos y animales.
Eso resulta ser falso. En Plastic Ocean, un equipo internacional de aventureros, investigadores y embajadores del Océano tiene la misión de descubrir la verdad sobre lo que realmente está al acecho bajo la superficie de nuestro océano aparentemente prístino. Los resultados asombrarán a los televidentes, al igual que a los aventureros de las películas, quienes capturaron imágenes nunca antes vistas de la vida marina, la contaminación plástica y sus últimas consecuencias para la salud humana.
El documental fue filmado en 20 lugares de todo el mundo con bellos y escalofriantes detalles para documentar los efectos de la contaminación plástica, e introducir tecnología viable y soluciones de políticas que, si se implementan a tiempo, pueden cambiar las cosas para mejor.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— www.bbc.com/news/science-environment-42225915
2— https://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe-basuras-marinas.pdf
3— Archivo Greenpeace España 2016. Plásticos en los oceanos PDF
4— CNN Español. Un oceano de plástico está acabando con la vida marina en el pacifico.
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