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La dieta de San Jerónimo

Publicación: 6 septiembre, 2025 |

San Jerónimo (340–420 dC), uno de los Padres de la Iglesia y autor de la célebre Vulgata —la traducción latina de la Biblia que marcó la espiritualidad de Occidente durante más de mil años—, no solo dejó un legado teológico y filológico.

Eusebius Sophronius Hieronymus [342-420]

San Jerónimo también expresó ideas sorprendentes sobre la alimentación, que hoy podríamos reconocer como muy próximas al vegetarianismo e, incluso, al veganismo.

En una de sus cartas dirigidas a San Eustaquio, Jerónimo condena con dureza el consumo de carne:

“El uso de la carne animal era desconocido hasta el Diluvio; pero después del Diluvio, los hombres se pusieron entre los dientes los tendones y los jugos pestilentes de la carne. Jesucristo… hoy no nos permite comer carne según el Apóstol (Rom. XIV, 21) [1]. Es bueno no beber vino ni comer carne, pues el uso del vino comenzó con el de la carne después del Diluvio.”

San Jerónimo

Este pasaje revela no solo una crítica espiritual, sino también una visión moral de la alimentación. Para Jerónimo, comer animales no era un mandato divino, sino una concesión tardía, vinculada al pecado y a la degradación de la humanidad tras el Diluvio.

La dieta como pureza espiritual

San Jerónimo no estaba solo. En la tradición cristiana primitiva abundan las voces que defendían la abstinencia de carne como un camino hacia la pureza. Muchos monjes del desierto practicaban dietas basadas en pan, legumbres, frutas, verduras y agua. Para ellos, el cuerpo debía mantenerse sobrio y ligero para elevarse hacia la contemplación.

El ideal de una vida ascética se relacionaba, por tanto, con una alimentación libre de violencia hacia los animales. Aunque la palabra “veganismo” no existía en la Antigüedad, las prácticas y justificaciones de figuras como Jerónimo recuerdan poderosamente a esta ética.

Paralelos históricos y espirituales

El pensamiento de Jerónimo encuentra eco en diversas tradiciones y personajes:

  • Pitágoras (s. VI aC), filósofo griego, fundó una comunidad que rechazaba la carne y defendía la transmigración de las almas. Su dieta vegetariana estaba ligada a una visión cósmica de respeto hacia todos los seres vivos.
  • Plotino (s. III dC), padre del neoplatonismo, practicaba la abstinencia de carne para evitar la corrupción del cuerpo y favorecer la vida del espíritu.
  • Porfirio de Tiro (s. III dC), discípulo de Plotino, escribió Sobre la abstinencia de los alimentos animales, una de las defensas más sólidas de la dieta sin carne en la Antigüedad.
  • San Basilio el Grande (s. IV dC), contemporáneo de Jerónimo, recomendaba a los monjes una dieta sin carne ni vino, señalando que los animales eran criaturas de Dios dignas de respeto.
  • Los esenios, comunidad judía en tiempos de Jesús, practicaban una alimentación frugal en la que la carne estaba ausente. Su forma de vida influyó en las primeras comunidades cristianas.

Estos testimonios muestran que la crítica al consumo de carne fue transversal: unió a filósofos griegos, místicos cristianos y comunidades religiosas que buscaban un modo de vida más justo y compasivo.

San Jerónimo en la historia del vegetarianismo

Aunque no podamos afirmar con certeza que Jerónimo fue un “vegano” en el sentido moderno, sí es claro que rechazaba la carne y el vino por razones espirituales y morales. Su postura anticipa muchas de las reflexiones éticas que, siglos más tarde, se articularían en el movimiento vegetariano europeo del siglo XIX y en el veganismo del siglo XX.

La figura de Jerónimo nos recuerda que la dieta no es solo una cuestión de salud, sino también de conciencia. Al abstenerse de la carne, veía en ello una forma de honrar la creación divina y de vivir en mayor armonía con el mensaje evangélico.

La dieta de San Jerónimo, inspirada en la sobriedad y en la renuncia a la carne, forma parte de una larga tradición espiritual y filosófica que cuestiona el consumo de animales. Desde Pitágoras hasta los monjes cristianos, desde Porfirio hasta San Basilio, la historia está llena de voces que señalan en la misma dirección: la alimentación basada en plantas no solo fortalece el cuerpo, sino que eleva el espíritu y abre un horizonte de compasión hacia todos los seres.

Hoy, al revisar estos textos antiguos, descubrimos que el veganismo no es una moda contemporánea, sino una práctica con raíces profundas en la historia de la ética y la espiritualidad humana.

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

1— Romanos 14: 21, 21 Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. 22 ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. 23 Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

2— culturavegana.com, «La ética de la dieta», Howard Williams, Editorial Cultura Vegana, Publicación: 7 julio, 2022. En la actualidad, en todas las partes del mundo civilizado, las antaño ortodoxas prácticas del canibalismo y los sacrificios humanos son contempladas universalmente con perplejidad y con horror.


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