Stop Hunington Animals Cruelty, activismo de acción directa para acabar con los test en animales, la explotación, la crueldad y el consumo de carne y derivados como leche, huevos, lana, cuero y miel

El movimiento Stop Huntingdon Animal Cruelty conocido como SHAC organizó una campaña internacional de derechos de los animales para cerrar Huntingdon Life Sciences, el laboratorio de pruebas de animales más grande de Europa y del mundo que ahora opera bajo el nombre Endigo. SHAC finalmente se disolvió en agosto de 2014.
La versión gubernamental
Brian Cass, Director Gerente de Huntingdon Life Sciences, salía de su coche en su casa en Inglaterra en una noche de febrero de 2001, cuando le rodearon tres hombres enmascarados empuñando objetos pesados de madera, descritos como bates de béisbol, en unos informes y en otros como mangos de pico. Golpearon a Cass, de 53 años, en la cabeza y el cuerpo sin previo aviso. En breves momentos, su cabello y su chaqueta estaban empapados de sangre.
Un vecino trató de intervenir y ayudarlo, pero fue inmovilizado por un chorro de gas CS en la cara, por uno de los atacantes. Meses después, cuando el atacante principal fue arrestado y sentenciado a tres años de prisión, el director de mercadotecnia de Hunington Lives Sciences, Andrew Gay, fue atacado en la puerta de su casa con un spray químico en los ojos, dejándolo temporalmente ciego y retorciéndose de dolor frente a su esposa y su hija pequeña.
Los británicos de treinta y tantos años Paul y Heather Saunders estaban de fiesta con sus amigos una noche de otoño en 2000 cuando escucharon dos fuertes impactos que provenían de su patio delantero. Corrieron hacia el ruido y encontraron dos grandes trozos de cemento seco que habían sido arrojados a través de las puertas de vidrio. Los dos vándalos que vieron escapar se detuvieron por un momento, para verter un separador de pintura sobre el coche de los invitados a la fiesta. Cinco meses después, un extraño paquete llegó a la casa, dirigido a Heather. La Unidad de explosivos de la ciudad encontró suficientes explosivos dentro para matar a cualquiera que se hubiera atrevido a abrirlo.
Robert Harper estaba en casa con su esposa y su hijo de 2 años, en el barrio de Back Bay en Boston, cuando oyó ruido de gente en el exterior. Una docena de manifestantes se habían reunido, gritando insultos a través de un megáfono, diciendo a los vecinos que era una “escoria asesina“. Harper nunca había matado a nadie; él era, a todas luces, un vendedor de seguros amable. Pero esto no detuvo a los activistas reunidos. Habían estado fuera de su edificio de apartamentos día y noche durante los últimos dos meses, gritando vulgaridades increíbles a su familia y acosándolos cada vez que salían para ir a algún lado.
Habían puesto carteles de “Wanted For Murder” con su nombre en todo su vecindario. Dijeron a sus vecinos que “apoya la tortura“. Vertieron galones de pintura roja en su puerta el día del padre. Redirigieron su correo a un apartado de correos sin su conocimiento. Publicaron su número de seguridad social, la matrícula de su coche y el de su esposa, y detalles de su rutina diaria en Internet.
La policía colectivamente levantó las manos, citando los derechos de libre expresión de los manifestantes. Pero cuando comenzaron a cantar al unísono: “What comes around goes around! Burn his house to the ground!” – los doce fueron arrestados y acusados de acoso y amenazas. Todos menos dos volvieron a las calles en dos días.
SHAC y HLS
Brian Cass, Heather Saunders y Robert Harper fueron atacados debido a sus conexiones con Huntingdon Life Sciences (HLS), la compañía de investigación científica que, en su búsqueda de curas para enfermedades como el cáncer y el SIDA, utilizaba animales en sus experimentos. Cass era el director ejecutivo de Huntingdon. Los otros dos nunca habían pisado el laboratorio y fueron atacados porque sus respectivos jefes hacían negocios con HLS.
Muchos científicos e investigadores todavía creían que antes de que se puedan administrar nuevos medicamentos para enfermedades como el SIDA, el Parkinson y varios tipos de cáncer a los seres humanos, el sentido común requería que los “conejillos de indias” recibieran primero los medicamentos; las ratas representan alrededor del 90% de los sujetos de prueba. Las nuevas técnicas quirúrgicas y los tratamientos prometedores para los trastornos nerviosos, por ejemplo, la parálisis de Christopher Reeve, se provaban de forma rutinaria en animales, para asegurarse de que los problemas se resolvieran antes de empezar con ensayos en humanos.
Los activistas de los derechos de los animales de hoy están de acuerdo con estos argumentos. Una vez Ingrid Newkirk de PETA dijo que “una rata es un cerdo es un perro es un niño“, en clara oposición a la experimentación y uso de animales para la investigación. Para mostrar esa oposición PETA en ese contexto histórico declaró: “Incluso si las pruebas en animales resultaron en una cura para el SIDA, estaríamos en contra“.
Se llamó SHAC, que significa “Stop Huntingdon Animal Cruelty” y el objetivo que Huntingdon Life Sciences “debe cerrarse definitivamente“. El líder del Frente Británico de Liberación Animal, Robin Webb, dijo a los manifestantes en un mitin de SHAC en diciembre de 2002: “¡No importa si se cierra por presión económica! ¡No importa si está cerrado porque los empleados están demasiado asustados para trabajar allí! ¡Y tampoco importa si cierran por una explosión!” Esta declaración la pudieron escuchar los empleados de Huntingdon en Nueva Jersey.
SHAC empleó violencia física, vandalismo, intimidación verbal y física, extorsión financiera, robo, ataques online, correos e incluso robo de identidad, todo para hacer de HLS el primer laboratorio de pruebas en animales en lanzar la toalla y cierra sus puertas. La organizadora de SHAC Brenda Shoss, declaró “es un primer paso para cerrar todo el resto de laboratorios“. En la convención Animal Rights 2002, el director de SHAC, Kevin Jonas, prometió: “Cuando cerremos HLS, pasaremos al siguiente, al siguiente y al siguiente“.
Esta mentalidad de asedio no sienta bien a los agentes de la ley, que condenaron los objetivos y tácticas de SHAC. “SHAC no tiene un lado bueno“, dijo el inspector jefe de Cambridgeshire (Reino Unido) Michael Gipp en 2001. “Esta es una campaña basada en el miedo y la intimidación en todos los niveles“. El agente especial de supervisión del FBI William Voigt declaró en AP de julio de 2002: “SHAC tiene una historia bastante extensa de violencia“. Y el fiscal general de Massachusetts, Tom Reilly, en respuesta a la acusación de 12 activistas de SHAC por amenazar a Robert Harper y su familia, dijo a WHDH TV: “Esos son crímenes. Ese es un comportamiento criminal. ¿Son actos de terrorismo? Sí lo son.“
Y los dominós caerán
La líder de SHAC, Lauren James, describió la filosofía de su grupo en un artículo de Associated Press del 11 de febrero de 2001. “Nuestra política es que cualquier persona que tenga alguna conexión con Huntingdon Life Sciences es un objetivo“.
Así es como funcionaba: los activistas de SHAC seguían a los gestores o incluso a los empleados de base de, por ejemplo, una empresa de vigilancia o una empresa de servicios de alimentos que proporcionara servicios de cafetería a HLS. El plan era que los objetivos se asustaran cuando SHAC aparecía en su vecindario, fuera de la escuela de sus hijos o en su supermercado, con pancartas que declaraban “asesinos de cachorros”. Se esperaba que los empleados comunicasen su miedo a los ejecutivos de su compañía, presionándolos para que renunciaran a dar servicio a Huntingdon. Las cinco palabras favoritas de SHAC eran: “Simplemente no vale la pena“.
La teoría era que, eventualmente, HLS no pudiera hacer negocios sin comida de la cafetería, o alguien que limpiara los pasillos, sin cobertura de seguro para los empleados, negocie sus acciones, otorgue préstamos comerciales, cuide sus jardines, o incluso haver efectivo sus cheques. Los proveedores de todos estos tipos de servicios, y más, se consideraron un objetivo justo para SHAC. “Cualquiera con alguna conexión“.
Toda la comunidad empresarial quedó afectada en mayor o menor medida ante este tipo de amenaza. La historia de la campaña SHAC es un capítulo recordado por muchos banqueros, compañías de seguros, comerciantes de acciones, proveedores de servicios de Internet y empresas de servicios de alimentos y vigilancia. “Aquí está la patada“, escribió el columnista del Boston Globe, Alex Beam: “Estas tácticas funcionan“.
En junio de 2002, el ejecutivo de Huntingdon, Richard Michaelson, describió SHAC en The Philadelphia Inquirer como una campaña que esencialmente dice” Voy a agarrar su manguera de aire y apretarla hasta que muera“.
En el Reino Unido, el Ministro del Interior Jack Straw expresó su indignación en una entrevista de abril de 2001 con Associated Press. “Simplemente no estamos preparados para permitir que una pequeña minoría de extremistas criminales intimide a los miembros de la comunidad científica y sus familias, e intente evitar la investigación médica esencial“. El FBI dió un paso más allá; en agosto de 2002, una portavoz del FBI de Boston declaró al Globe que la Oficina consideraba oficialmente a SHAC como un “grupo terrorista interno“.
Terrorismo Doméstico
Hasta finales de 2000, casi nadie en los EEUU había oído hablar de SHAC, y con razón: Huntingdon Life Sciences inaguraba un laboratorio en Nueva Jersey, y antes sólo operaban en el Reino Unido. Pero vencieron los préstamos de HLS y el Banco Barclay en Londres se negó a renovar los pagarés, alegando que “no podía garantizar la seguridad” de sus empleados. Cada vez menos corredores de bolsa estarían de acuerdo en intercambiar acciones de HLS por sus clientes; SHAC también los había contactado. A medida que los comerciantes de Charles Schwab abandonaron sus tenencias de HLS existentes, el precio de las acciones se desplomó. Y a 3.000 millas de distancia, un empresario estadounidense entró en la refriega.
Cuando el financiero de Little Rock, Arkansas, Warren Stephens, compró una participación considerable en HLS, rescatando efectivamente a la asediada empresa, SHAC se reagrupó en EEUU. Hizo de Filadelfia su nueva base de operaciones y puso a cargo a un grupo de jóvenes activista estadounidenses. Uno de ellos, Kevin Jonas, tenía una historial innegable con Animal Liberation Front ALF, un grupo que el FBI ya consideraba la amenaza terrorista interna más grave de EEUU. En la convención nacional “Animal Rights 2001“, SHAC hizo pública esta relación al compartir una mesa con los activistas de ALF y su grupo hermano, el Frente de Liberación de la Tierra, ELF.
A raíz del 11 de septiembre, ni ALF ni SHAC dejaron sus acciones en segundo plano. Casi de inmediato, comenzaron los ataques contra empresas estadounidenses, incluida la firma de inversión de Warren Stephens. En cuestión de meses, la web de SHAC estaba repleta de anuncios de que varios colaboradores en el universo de Huntingdon Life Sciences habían sido intimidados. Y los ataques contra los propios empleados de Huntingdon continuaron: “un vicepresidente de HLS estadounidense fue visitado varias veces, se rompieron varias ventanas de automóviles, se cortaron los neumáticos y se pintó con lemas el aerosol de la casa. Según nuestros informes, su esposa está al borde de un ataque de nervios“.
En los primeros dos años desde que SHAC comenzó a acaparar los titulares en EEUU, sus activistas fueron autores de al menos 140 actos de vandalismo o sabotaje físico; amenazas contra al menos 85 personas; hostigamiento por teléfono, correo electrónico u otro medio, de los empleados de más de 30 compañías estadounidenses; y la difusión ilegal de información personal como números de tarjeta de crédito y de seguridad social de al menos 120 personas.
Nuevo día, nuevo crimen, nuevo sombrero
En general, existe una gran confusión sobre la relación entre SHAC y el Frente de Liberación Animal ALF. Este último es un grupo clandestino y libre que el FBI ya tenía catalogado como grupo “terrorista doméstico“. ALF y su grupo hermano, el Frente de Liberación de la Tierra ELF, se atribuyeron anónimamente la responsabilidad de más de 40 millones de dólares en daños resultantes de más de 500 acciones durante 15 años en EEUU.
SHAC rechazó oficialmente la relación o que eran lo mismo que ALF. Teniendo en cuenta que tres de los cuatro líderes principales de SHAC en EEUU tenían vínculos con denuncias reclamadas por ALF, y que los dos oradores principales en el evento de protesta de SHAC en diciembre de 2002 Rodney Coronado y Robin Webb eran activistas condenados de ALF, es difícil pensar que no hubo una conexión entre ellos.
Los miembros de ALF emitieron reclamaciones anónimas de “autoría” por acciones cometidas contra objetivos públicos de SHAC. Esto permitió a SHAC afirmar que eran una organización “no violenta”. Tanto los portavoces de ALF como de ELF insistieron que ningún humano fue herido o asesinado como resultado de las “acciones” de sus grupos.
De la misma manera, ALF reclamó actos contra Huntingdon Life Sciences y contra sus clientes, cosa poco habitual si fuera un grupo ansioso por hacerse visible y estar en la superficie tal como SHAC, un grupo más “respetable“. La existencia de franjas abiertamente violentas aunque secretas, dentro del movimiento por los derechos de los animales sirvió para hacer que los grupos de superficie como SHAC pareciese relativamente inofensivos en comparación.
Aún así, sería perfectamente razonable concluir que SHAC estaba formado por los mismos activistas anti-sistema que enviaban cartas con trampas de cuchillas de afeitar a los científicos (como el “Departamento de Justicia“); incendiar laboratorios de investigación, volar camiones de carne y robar miles de animales con pieles (como ALF); incendiar SUV y destruir camiones de troncos de madera (como el ELF); y hacer amenazas de vida o muerte contra investigadores (como SHAC).
Algunos argumentos se derrumban cuando estos activistas son arrestados, como Dave Blenkinsop, quien finalmente se declaró culpable de la paliza al CEO de Huntingdon, Brian Cass. Blenkinsop fue encarcelado poco después por hacer volar por los aires cuatro camiones avícolas en Gran Bretaña. SHAC tomó “crédito” por su bate de béisbol y ALF por su lata de gasolina.
En ese sentido, es lógico pensar en SHAC como un subconjunto de intereses especiales del Frente de Liberación Animal y, como ALF, SHAC parecían perfectamente satisfechos por infligir dolor y causar daños. El Boston Globe publicó en un editorial de agosto de 2002, “Si los activistas de SHAC buscan iluminar las condiciones de los animales de laboratorio, han fallado. Sus propias tácticas revelan una inquietante disposición a infligir sufrimiento“.
Ojo negro
Francamente, toda esta organización es un gran ojo morado. Asaltos con bate de béisbol, incendios provocados, coches bomba, amenazas de muerte: el nivel de criminalidad en el que se involucran estos activistas asombra a algunos veteranos de las fuerzas del orden público que pensaron que “lo habían visto todo“.
Una táctica que tiende a enojar más a las personas es el hábito de SHAC de investigar sus objetivos y luego distribuir ampliamente información personal y financiera sobre ellos. Los números de matrícula se han publicado habitualmente en los diversos sitios web de SHAC. Los números de seguridad social aparecen semanalmente en la red de correo electrónico de SHAC y en los grupos de discusión de SHAC en Internet. Y a veces, los miembros de SHAC incluso transmiten el tipo de información personal que solo podría ser conocida por un verdadero acosador.
SHAC no se disculpa por estos métodos. El boletín SHAC de otoño de 2002, una pieza brillante impresa profesionalmente por la que alguien debe haber pagado generosamente, incluyó la siguiente advertencia:
Los activistas de SHAC hemos tomado en serio las instrucciones de Sun Tzu, aprendiendo cada minuto los detalles sobre nuestros objetivos: dónde trabajan, dónde viven, quiénes son sus amigos, dónde repostan su gasolina y cuáles son sus planes el viernes por la noche, identificando sus debilidades, y aprovechando esas debilidades hasta que inevitablemente se desmoronan.
En la web de SHAC advertían a los empleados de empresas específicas: “Sabemos dónde trabajas, sabemos dónde comes, sabemos dónde duermes“.
Motivación
El propósito de SHAC fue exterminar Huntingdon Life Sciences, pero había más objetivos que simplemente obligar a una sola empresa a cerrar. Los líderes del grupo dejaron claro que una vez que HLS estuviera cerrado “y se cerrará“, insistían, todos los demás laboratorios del mundo occidental que participen en pruebas con animales estarán en su pantalla de radar.
Sus objetivos generales se extendían más allá de la investigación médica abarcando cualquier asunto relacionado con derechos de los animales. Uno de los propósitos de SHAC sera incubar tácticas nuevas y cada vez más directas para que el resto del movimiento de derechos de los animales las adoptara a sus objetivos.
Robin Webb del Frente de Liberación Animal dijo a los activistas de SHAC en noviembre de 2002: La “liberación animal” no es una campaña. No es una lucha. Es una guerra! ¡Es una guerra sangrienta total! Estas son las mazas y las hachas de batalla de SHAC, cuidadosamente afiladas y esperando que la próxima generación de activistas se canse de protestas pacíficas.
SHAC hablaba de “dispositivos incendiarios“, el término para referirse a los coches con explosivos y a los cócteles molotov, para destruir los automóviles que pertenecían a los ejecutivos, empleados o cualquier otra persona en su lista de objetivos de Huntingdon Life Sciences. En el año 2000, 11 coches de miembros del personal de HLS fueron incendiados. Según la British Press Association, dos de los incendios resultantes se extendieron a hogares donde dormían niños. En una manifestación SHAC en diciembre de 2002 frente a las instalaciones de HLS en Nueva Jersey, el líder del Frente Británico de Liberación Animal, Robin Webb, amenazó con lo que podría venir después. “Barreremos a la policía a un lado. Barreremos al gobierno a un lado. ¡Barreremos las ciencias biológicas de Huntingdon a un lado, y arrasaremos este lugar malvado hasta el suelo!“
SHAC atacó hogares y lugares de negocios. Esto incluye romper ventanas; pintura en aerosol a menudo roja, que simboliza sangre; activando alarmas de incendio; dejar comida podrida dentro de los armarios de oficinas; deshabilitar cajeros automáticos con tarjetas de crédito manchadas de pegamento; y cortar el servicio eléctrico y telefónico. En febrero de 2001, más de 100 activistas de SHAC con trajes negros y máscaras entraron en nueve ubicaciones de Bayer y SmithKline, ambas compañías habían contratado a HLS para trabajos de laboratorio. Associated Press dijo que “destrozaron las ventanas de la planta baja, revolvieron los mesas y destruyeron la maquinaria“.
SHAC se involucró con violencia física, les acusaron de rociar con ácido la cara de varios ejecutivos de Huntingdon y agredir a otros con bates de béisbol. Esta táctica trata menos de llenar camas de hospital que de infundir miedo. Un empleado estadounidense de HLS dijo en el programa de radio público Marketplace el 23 de enero de 2001: “Creo que probablemente lo más desagradable es cuando me enviaron una carta diciendo que sabían dónde vivía, iban a venir y … me aplastarían el cráneo“.
SHAC hacía amenazas de muerte a través de mensajes de correo electrónico y realizaban llamadas telefónicas las 24 horas del día a los hogares de los empleados de Huntingdon y los empleados de los contratistas y clientes de Huntingdon. Una activista de SHAC, Sharon Hazelden, fue condenada por enviar mensajes de texto amenazantes a los teléfonos móviles de diez empleados de HLS. “Sabemos dónde vives y qué auto conduces. Esté muy atento cuando vaya a trabajar por la mañana. Nunca se sabe cuándo su automóvil va a explotar“.
Un correo electrónico enviado en mayo de 2001 por el activista de SHAC Robert Moaby a un CEO de fondos mutuos cuya compañía comercializó acciones de HLS: “Retírese de Huntingdon Life Sciences ahora. Esta semana te vamos a matar. Tenemos amigos que te siguen y sabemos todo lo que haces. Sabemos que tienes esposa e hijos. Esto es de verdad. Tal vez te disparemos o te aturdamos con una pistola eléctrica o te atropellemos, tal vez una bomba. Ten en cuenta que esto es real, no es una broma o una amenaza. Llevaremos a cabo nuestra acción“. Moaby fue sentenciado en agosto de 2002 a 54 meses de prisión por esta y otras amenazas.
El activista SHAC de Long Island, Darius Fullmer, usó un alias de correo electrónico de Yahoo que decía: “Si comer carne no te mata, lo haré yo“.
SHAC utilizaba el correo de EEUU para hostigar a los ejecutivos, empleados y proveedores de servicios de Huntingdon, enviándoles suscripciones pornográficas, cartas amenazantes, fotografías de partes del cuerpo humano, heces humanas, cuchillas de afeitar y sugerencias de que sus hijos podrían ser secuestrados.
SHAC visitaba las oficinas de empresas seleccionadas en un intento por interrumpir la mayor cantidad de negocios diarios como fuera posible. En julio de 2002, los activistas detonaron granadas de humo de tipo militar dentro de dos edificios de oficinas de Seattle, evocando el paralelismo con los ataques terroristas del 11 de septiembre. También les gustaba esconder alarmas de seguridad portátiles de 120 decibelios, generalmente en un armario o baño, que se activaban 1/2 hora después de que se hubieran ido.
SHAC amenazaba a compañías estadounidenses para que rompieran sus relaciones comerciales con empresas que no les gustaban. Hablando de los primeros días de la campaña de SHAC, Kevin Jonas dijo al Minnesota Daily: “Fuimos tras los bancos y después de los accionistas, los accionistas, los creadores de mercado. Todos y cada uno que tenían algo que ver financieramente con Huntingdon Life Sciences, los perseguimos”. Y un comunicado de prensa de 2002 de SHAC advirtió que ninguna compañía estaría a salvo de su ataque: “Si exigimos pruebas de que su compañía ha cortado lazos con HLS, proporciónenos esta prueba o iremos tras su compañía hasta que obtengamos la prueba. Esta campaña se basa en información filtrada. No hay secretos a salvo.“
SHAC interrumpió conferencias científicas, incluida la convención anual de la Society of Toxicology, SOT. Los activistas destrozaron la mesa de Huntingdon Life Sciences en la sala de convenciones de 2002, dejando todo en ruinas. Se arrojaron estanterías de libros al suelo, se arrojaron folletos, se volcaron las pantallas.
SHAC afirmaron haber programado equipos telefónicos desechables instalados, literalmente, en los contenedores de basura corporativos para marcar repetidamente números de teléfono en Huntingdon Life Sciences, con el único fin de colapsar las líneas telefónicas de la compañía. “Una de las máquinas no fue descubierta durante 4 días, la otra duró dos días cada una. Nuestros registros muestran que en ese lapso de tiempo se realizaron 34.640 llamadas“.
SHAC alentaba a los activistas a enviar los llamados “faxes negros” a las empresas seleccionadas. Un fax negro era una hoja de papel cubierta principalmente con tinta negra, excepto por un mensaje pequeño y amenazante. El objetivo era asustar a los empleados de base y desperdiciar la mayor cantidad de tóner posible.
SHAC mantenía sitios de “protesta” fuera de las casas de los ejecutivos seleccionados, en un intento de convertir vecindarios enteros contra una o dos personas. En algunos casos, los activistas de SHAC han sido acusados de acecho, de crear disturbios de 24 horas y 7 días por semana y de amenazar con quemar todo el complejo de apartamentos.
SHAC enviaba virus informáticos y utiliza métodos de “hackeo” para leer los correos electrónicos de sus objetivos y “recolectar” información personal de sus computadoras. Esta información, incluidos los números de seguridad social, números de tarjetas de crédito y otros detalles personales, a menudo aparecían en sitios web y se transmitían en reuniones. En una entrevista de febrero de 2001 con la Gaceta Demócrata de Arkansas, la directora de SHAC Lauren James describió sus planes para una compañía de inversión específica. “Tenemos planes para apuntar a su correo electrónico y sistemas informáticos. Estos serán rayos. Las posibilidades son infinitas.”
El activista convicto del Frente de Liberación Animal, Rodney Coronado, pronunció un discurso en noviembre de 2002 ante los partidarios de SHAC en Nueva Jersey. “Si no tienes el estómago para la acción directa, el estómago para ese tipo de resistencia, entonces deberías unirte a la Sociedad Protectora de Animales, supongo. Pero SHAC no se trata de eso. SHAC se trata de ensuciarse las manos”.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1- Activists Facts, «SHAC»
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