El veganismo es parte de una ética sustantiva que identifica y problematiza la forma en que los humanos hemos usado a los demás animales a lo largo de la historia. Una historia de explotación y también de indiferencia.
Esa ética animal o Zooética asume la abolición y el veganismo, e incluso va más allá. Ahora bien, del veganismo se pueden decir muchas cosas, la mayoría de las veces desde la ignorancia, la negligencia y la mala fe. Así:
► ¿El veganismo es una dieta?
No. Empero incide en los hábitos de consumo alimenticio, así como en la relación de uso de artículos producto de la explotación animal.
► ¿El veganismo es una moda?
No. Sin embargo, algunas personas lo asumen como una forma de contra-cultura (lo cual sí lo es), y se quedan en la dimensión estetizante de lo iconoclasta, carente de una ética sustantiva.
► ¿El veganismo es una forma de ecologismo?
No. Aunque hay quienes suponen que cuidar de los ecosistemas repercute directamente en una valoración y respeto hacia los animales no humanos. Empero, la experiencia ecologista muchas veces adversa la vida de poblaciones animales.
► ¿El veganismo es una utopía?
No. Mas algunas personas creen que lo es, olvidando que la abolición de la esclavitud también fue considerada utópica, y adolecen de perspectiva histórica.
► ¿El veganismo es una creencia y praxis inopinadas?
No. Quienes piensan así desconocen el revuelo teórico radical que supone la visualización y el custionamiento del especismo, como discriminación negativa antropocentrista, por lo tanto, hay una labor teórica robusta que sustenta la inevitabilidad de abolir el uso de animales.
► ¿El veganismo es snob?
No. Lo que existen son detractores que crean cortinas de humo alrededor de él, y promueven falacias, en especial hombres de paja que desfiguran y tergiversan las razones y motivaciones que lo sustentan, también falacias de causa falsa y premisas intrusas. Tales detractores realizan campañas como «Siendo vegano una semana», o «Qué comen los veganos» o «Qué tan caro es ser vegano» y tonterías por el estilo. Como si no existiera la feria del agricultor y los veganos requirieran que todo les sepa o sustituya la carne.
► ¿El veganismo es una bioética?
No. Va más allá: implica incluso un cuestionamiento sistemático y radical hacia las morales y éticas. Cuando se asume que la bioética animal es compatible con el veganismo, se comete un error: mucho de lo que se produce en bioética animal pierde de vista la abolición y se aboca y adhiere a disposiciones bienestaristas, en las cuales prima el interés legal y económico de laboratorios, industrias y facultades.
► ¿El veganismo es de izquierda o es de derecha?
El veganismo puede dar forma a una politización de la cuestión animal (la explotación de animales no humanos), puede acompañar una política de carácter emancipatorio, toda vez que no tiene sentido vindicar la libertad humana y relegar la libertad animal. Y viceversa, vindicar la libertad animal y olvidar la libertad humana.
► ¿El veganismo es una filosofía?
Sí, si por ello se apunta al carácter perfomativo que el saber produce (transforma) en quien posee un conocimiento racional y verdadero.
►¿El veganismo es peligroso?
Sí, lo es absolutamente para quienes se sirven y viven de la explotación animal.
► ¿El veganismo es antinatural?
No. Quienes así lo asumen creen en una supuesta naturaleza humana, así, segmentan deliberadamente el desarrollo evolutivo de nuestra especie, haciendo pasar lo cultural por natural y abrazando interpretaciones falaces sobre las capacidades y estructuras del Homo Sapiens. En pocas palabras, perspectivas darwinistas, postdarwinistas y neodarwinistas tienen en común su cuestionamiento y uso muy discreto de la idea de una «naturaleza humana».
► ¿El veganismo es nutricionalmente incorrecto?
No. Lo que resulta incorrecto es no cuidar la salud, no acudir a médicos para saber cómo andamos ni al nutricionista para que tutele y sugiera cuáles son los alimentos idóneos, de acuerdo con el lugar en que se habite.
► ¿El veganismo se basa en el bienestar animal?
No si el bienestar se asume como «política bienestarista», o sea, estándares de salubridad que afectan «positivamente» la crianza, reclusión y matanza de animales. Claro que al veganismo le interesa el bienestar de los animales, pero bienestar se entiende como el derecho a que ellos vivan sus vidas en conformidad con su desarrollo evolutivo y las precarias condiciones en que los humanos tenemos al planeta.
► ¿El veganismo es para clases medias y altas?
No, el veganismo es la opción contundente para quien abre los ojos ante la explotación animal, andando a pie, en bus, en carro, en limosina.
► ¿El veganismo atenta contra los pobres?
No, sin embargo, esta imagen es usada para distraer acerca de la explotación animal, usando la típica batería de falacias: causa falsa, apelación a la misericordia, ad populum, hombre de paja, por citar la base típica. Es común apelar a una incompatibilidad del veganismo con los sectores más empobrecidos, cuando la situación de precariedad es producto de condiciones de explotación de otra índole.
► ¿El veganismo es algo fácil?
Si se tiene la voluntad de serlo, sí. Ello implica ser auto-crítico con aquellos sesgos que tenemos y podemos percibir, poseer un principio de caridad frente a las críticas que recibimos, abrirse camino en las sociedades con creencias y valores plurales de la actualidad, sabiendo que ello apunta con facilidad a relativismos culturales e ingenuidades.
El veganismo es la manifestación fundamental de la abolición de la esclavitud de los animales no humanos. Ello requiere pensar: razonar, criticar, argumentar, investigar, incorporar, cambiar, revolucionar. Todo con honestidad y virtud epistémica, pues tal empresa no es fácil, implica, por honestidad intelectual, llegar a donde los argumentos nos lleven, aceptar los retos y contra argumentos que vengan, tontos y no tan tontos. Y claro, darse cuenta que cada pequeña acción y decisión es crucial para la vida de los otros animales que nos padecen desde su silencio.
Mauricio Ulloa Fernández
22 de noviembre de 2019
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
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