Imagina una parrilla en pleno funcionamiento: el chisporroteo del fuego, las risas que llenan el aire y la música que suavemente se mezcla con el ambiente.
Pero ahora, observa más de cerca: lo que para muchos es motivo de celebración y placer, para otras personas —los veganos y las veganas—, es una escena que despierta emociones completamente distintas. Para este grupo, los «tres cadáveres en la parrilla» no son solo una metáfora. Representan vidas perdidas, sufrimiento y un sistema insaciable que normaliza la explotación de animales no humanos.
El veganismo no es únicamente una elección alimentaria; es, ante todo, una forma de resistencia. Resistir implica, muchas veces, enfrentarse diariamente a un mundo diseñado para maquillar el sufrimiento y convertirlo en tradición, cultura o negocio. Este compromiso ético trae consigo un reto profundo y poco discutido: la fatiga por compasión.
¿Qué es la fatiga por compasión?
La fatiga por compasión, también conocida como estrés postraumático secundario, es un estado de agotamiento emocional y físico que afecta a personas profundamente empáticas. Este término, acuñado inicialmente en el ámbito de la salud por el Dr. Charles Figley, se ha extendido a otras áreas, incluyendo la defensa de los derechos animales. La organización Wild Welfare define este fenómeno como el desgaste que resulta de una empatía constante hacia el sufrimiento ajeno, en este caso, el de los animales no humanos.
Para quienes han decidido no mirar hacia otro lado, vivir en un mundo donde la mayoría elige ignorar el sufrimiento animal puede ser una experiencia emocionalmente agotadora. Es fácil caer en la desesperanza cuando, día tras día, se enfrentan a escenas y prácticas que consideran crueles e innecesarias: desde los productos en los supermercados hasta las conversaciones sociales que trivializan el sacrificio animal.
La sensibilidad como arma de doble filo
La sensibilidad, entendida como la capacidad de procesar intensamente los estímulos externos, es tanto la mayor fortaleza como la mayor vulnerabilidad de quienes adoptan el veganismo por razones éticas. Por un lado, les permite empatizar profundamente con el sufrimiento de otros seres vivos y motivar acciones para protegerlos. Por otro, esa misma sensibilidad puede hacer que el dolor ajeno se sienta como propio, desencadenando un desgaste emocional constante.
Este «superpoder» no convierte a los veganos en héroes ni heroínas, como podría pensarse. Todo lo contrario: subraya su humanidad. La diferencia entre ellos y quienes aún no dan el paso no radica en una capacidad especial, sino en la decisión consciente de no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los más vulnerables.
El coste emocional de luchar contra un sistema global
Lo más complejo de ser vegano no es dejar de consumir carne, lácteos o huevos. Como demuestran estudios como el de Clem & Barthel (2021), los seres humanos son increíblemente adaptables a cambios en su dieta. Lo verdaderamente difícil es asumir la realidad detrás de la producción de estos alimentos y enfrentarse al hecho de que este sufrimiento está sistemáticamente normalizado.
La fatiga por compasión se agrava en una sociedad que celebra prácticas que los veganos consideran inaceptables, como el sacrificio de animales para la industria alimentaria. Este choque cultural y ético puede dejar cicatrices emocionales profundas, especialmente cuando parece que las voces compasivas son apenas un murmullo frente al rugido del consumo masivo.
Estrategias para combatir la fatiga por compasión
A pesar de los desafíos, existen formas de mitigar los efectos emocionales de esta lucha. Aquí algunas recomendaciones clave para quienes enfrentan la fatiga por compasión:
- Escucharse a sí mismo: Reconocer los propios límites emocionales es esencial. Descansar no es rendirse, sino una forma de recargar fuerzas para seguir adelante.
- Crear comunidad: Compartir experiencias con personas afines puede aliviar el aislamiento emocional y fortalecer el sentido de propósito.
- Reivindicar la sensibilidad: Lejos de ser una debilidad, la sensibilidad es una herramienta poderosa que motiva el cambio y la acción.
- Priorizar la salud mental: Cualquier lucha es insostenible sin cuidar el bienestar propio. Practicar el autocuidado no es egoísta, es necesario.
Reflexión final
El veganismo es, en esencia, un acto de valentía. Es acercarse al sufrimiento, enfrentarlo y trabajar para minimizarlo. Sin embargo, esta valentía no está exenta de costos emocionales. La fatiga por compasión es un recordatorio de que quienes defienden los derechos animales también necesitan cuidado y apoyo. En un mundo diseñado para ignorar a los más vulnerables, quienes eligen no mirar hacia otro lado son la chispa de un cambio necesario.
La pregunta que queda es: ¿seremos capaces, como sociedad, de transformar esa chispa en un fuego que ilumine un futuro más compasivo?
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— culturavegana.com, «Las mejores 70 citas sobre crueldad y compasión de la historia», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 5 mayo, 2023 | Publicación: 1 mayo, 2023. La crueldad y la compasión son dos conceptos que han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad.
2— culturavegana.com, «Compasión vs Consumo», Walter Bond, Editorial Cultura Vegana, Última edición: 5 mayo, 2020 | Publicación: 10 noviembre, 2018. La codicia humana y la avaricia han estado matando el planeta y este ha sido el caso durante mucho tiempo. Y ahora se ha incrementado a un punto álgido con el advenimiento de la revolución industrial. Siempre impulsado por una sucia y ambientalmente catastrófica sociedad de pilas de humo con países capitalistas y comunistas atrapados en una espiral de muerte por el consumo de la Tierra; despojándola de toda la «materia prima» y arrojando productos químicos, contaminación y enfermedades a un ambiente donde antes había vitalidad y crecimiento.
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