Lectura poética en el Centro del Carme de Cultura Contemporánea de Valencia
5— Hablando de libros, cuando realizas una presentación de alguna de tus obras, sueles llevar a músicos y otros artistas. Entre tus artículos por series que publicas en «El Periodic» está el de «Mi relación con los músicos», cuéntanos sobre ello.
Me crié con la música, concretamente con el heavy metal, y secundariamente, o en paralelo, con la música punk. Cuando chupaba tristeza y maltrato en la casa familiar, siete hermanos (tres hermanas y cuatro hermanos, entre ellos, yo) y mi único alivio eran los libros, de los que la casa estaba llena, no había pared visible, todas estaban tapadas con estanterías rebullentes de libros, entonces a los 15 años vino a salvarme la música, literatura y música me salvaron la mente, y la vida. Porque yo comencé desde muy pequeño a ser insociable y a frecuentar mis amistades en los libros, en las novelas, en concreto, las clásicas. Kafka para mí era más amigo y familia que los vecinos que teníamos y saludábamos a diario, la voz de los personajes de Dostoievski resuenan más y mejor en mi cabeza que las de los vivos que me rodeaban. Las autoras y los autores marginados en su época, o sencillamente enfermos por culpa de su arte o artistas a raíz de ser enfermos, esos eran los que más me abrigaban, leí insaciablemente la poesía de Silvia Plath, las cartas de Dostoievski fueron una revelación, y las de Baudelaire a su madre, pidiéndole cariño … y dinero. Las cartas de Fitzgerald con su mujer Zelda. Las de Flaubert, cuánto se aprende con Flaubert sobre arte y aguante. Bukowsky, John Fante, la generación beat, las biografías, de Janis Joplin, de Lorca, Miguel Hernández, Marilyn Manson, Ozzy Osbourne, … Fue cuando ya tenía mi círculo de amigos, que eran los libros, cuando llegaron refuerzos, y como digo fue con unos 15 años, mi hermano me mostró un disco de Iron Maiden, también algunos de AC/DC, y lo de los Barones, Barón al Rojo Vivo, y flipé: dije ¡esta es mi gente! ¡Esta es la música más maravillosa del mundo, está hecha para mí! Desde ese instante no he dejado de escuchar música metal, como un gran himno para mi vida. Punki también, Eskorbuto me encantan, Negu Gorriak, Extremoduro, Boikot, de más allá los Exploited me mataron de buenos, y cómo no los anarcas Sex Pistols. Con el tiempo he podido conocer a algunos y algunas de esas glorias, conocí a Vicente Feijó, de mi admirado grupo Zarpa de Valencia, conozco a Leonor Marchesi, de Santa cuando hicieron el glorioso álbum «Templario», conozco a Enrique Rosales de Azrael, conocí a la gente de Barón Rojo. Para mal, al Sherpa, que se tornó —o ya lo fue siempre— de la extrema derecha y tuve rifirrafes con él en notas de prensa incluso, donde Óscar Sancho, otro hacha del metal que tuve la suerte de conocer, cantante de Lujuria, le metía caña también al Sherpa por sus tuits racistas y fachas, que a (casi) todo el mundo heavy asquearon. Desde mis secciones de opinión he tenido la suerte de entrevistar a buena parte de la plana de grandes del rock de este país y de algunos países sudamericanos. Como al cantante de Badana y los anteriormente nombrados, al Pulpul, de Ska-p, Carlos Pina de Panzer o a José Carlos Molina, de Ñu. Con este último tuve una ‘amistad’ corta, porque en cuanto le vi publicar cosas de comidas de animales, le reprobé y se enfadó, se burlaba, y lo mandé a la eme, le dije, como les he dicho a tantos, que como han formado parte de músicas contestatarias, que rechazan la violencia y las desigualdades, la injusticia, y cómo son parte de un fascismo peor que todos, el mayor, la peor y más lesiva tiranía: el especismo. Ninguno entiende nada cuando esto les digo, mas creo que no quieren entender. El mismo Óscar Sancho dio por finalizada nuestra amistad porque yo insistía en el veganismo para su parte, ya que como el de Ñu, él a veces publicaba cosas humillantes hacia los animales, con lenguaje especista. No soy alguien de callarme, más al contrario, y voy a la contra de ese pensamiento monjil de muchos veganos, que sueñan con que si tratamos con mucho cuidado, con algodoncitos, a los no veganos, algún día abrirán los ojos. Soy más de tirar la información de golpe, porque a los animales ni a la Tierra les queda tiempo ni desean seguir así. No hay tiempo que perder y, no vegano, o te tornas vegano o me tendrás de cara reprobándote, porque es mi obligación moral. Entonces vuelvo al origen de la pregunta, mi poesía se hermana con la música con muchas cuerdas de barco, entiendo el lenguaje como una música; así como las novelas las escribo ya pensando en verlas en cine, las escribo estéticamente como reproducidas ya en pantalla; así con la palabra, me va saliendo orquestada, con sus instrumentos y músicos y sonidos. Por eso he tocado tanto el teatro, donde todas las artes confluyen, y por eso en mi temprana juventud pinté cuadros al óleo, porque escribo pinturas, si se puede decir, y canto cuentos, y pinto poemas. Y los músicos me han formado mucho, tanto como las lecturas y las grandes figuras literarias de las que he bebido, para formarme y reformarme como persona; más bien, para confirmarme, porque desde muy pequeño he tenido claro que estaba en contra de la sociedad humana. Yo tenía un padre maltratador, y veía ese maltrato y violencia en todas las cosas —porque realmente estaban, están. Y comía cada día tanto libros como las escenografías de violencia de mi padre. Él ponía los fines de semana vinilos pero de música ligera, qué horror, Julio Iglesias, Diango, Masiel, Manolo Escobar, ¡no sé cómo sobreviví!; entonces yo escogía libro de entre los miles que atestaban la casa y me refugiaba; cuando tuve conciencia musical, cultura musical, me sumergí de lleno en mis mejores bandas y avancé con ellas. Soy un constructo de las mejores canciones que escuché, de los cuadros más preciosos que vi y de los seres maravillosos que con sus ojos de óleo y sangre me miraron en esta vida. Cuando canto oigo a más. Cuando pienso siento a más pensando. No podría estar sin música. No podría vivir sin leer. A quien menos soporto es a mí mismo. Si pudiera ser quienes me ayudan en mis libros (los animales y Natura y quién sabe qué más) menos yo, sería feliz. No aspiro a ser feliz, y quiero, porque he vivido toda la vida, he llegado hasta aquí, con ese que llaman Ángel, que tiene dos piernas y ahora mira esta pantalla mientras tecleo con sus manos, mas cada vez se me hace más pesado llevarlo a cuestas, porque es torpe y porque impone pensamientos invasivos de desastre, cuestión de lastre que quedó de mi infancia obscura; mi parte de poeta es la que me salva, porque es la que contiene muchas y muchos, que no soy yo, y es la que contiene al yo mío intocado, que casi no lo conozco porque se oculta y sobresale entre rosaledas y cabezas erguidas dignas de los tantos animales con que me comunico a diario por las paredes del aire, en el salto de caballo de mi mente desde mí hacia todas las cosas (bellas).
7—Se sobreentiende que al vivir el dolor (en tu infancia) del maltrato, conoces, estás más cerca, como si dijéramos, del dolor de los animales esclavos, usados y abusados.
Exacto. No me he extendido mucho sobre el tren de los martirios de mi infancia en otras entrevistas, creo que es necesario que lo tomemos y volvamos juntos, lectores y yo, a ese piso en la Calle Alcublas número 5, puerta 15 de Valencia donde todo el horror de la vida lo asumí de frente desde el nacer. Y porque creo que reflejando qué pasó allí, examinamos qué pasa con los animales sometidos y por qué siguen siéndolo. Podría contar varias experiencias del terror que vivimos con un padre loco y violento, agresor de toda la familia, pero resumiré ese paso de la luz de mis ojos por la infancia así: lo que más me llamaba la atención es la diferencia corporal y mental entre quien ejercía el dominio y los dominados. Te cuento, yo me sabía pequeño, corporalmente, intenté en varias ocasiones detener a mi padre, sus agresiones, pero siempre el impulso fue frustrado, mi padre podía empujar mi cuerpo con facilidad, torcerme los brazos, podía, en suma, luego castigarme duramente por haberme interpuesto entre él y mi madre. Sin embargo, ni aun con eso, mis hermanas y hermanos y yo dejábamos de intervenir, de hecho recuerdo (¡cuántas veces ocurriría esto!), como un recuerdo de vivencia vivida muy repetidamente en los días, de mi familia todos en el suelo, un mar de cuerpos intentando elevarse y cayendo, cayendo los de allá sobre los de aquí, yo intentando alzarme y un brazo en su caída me hacía caer o un cuerpo en su avanzar hacia mi padre se trenzaba con el mío y caíamos, un oleaje éramos de pedazos de seres que lloraban, y Gritaba esa ola, mi perro ladraba, era la alarma (perro pionero de todas las alarmas, Securitas, Prosegur, todas las alarmas modernas aprendieron lo que saben de mi perro), mi perro siempre que había bronca en la casa ladraba infatigablemente (cuánto debió haber sufrido ese perro, Lagun se llamaba!). Y entonces vi, comprobaba, verás, que la diferencia de fuerzas, si es importante, impide que la víctima pueda defenderse. Yo era como un enanito saltando al sol, nunca llegaría. Luego está el acostumbramiento, o sea la depresión: me recuerdo un niño serio y solitario. Como no conocía otra cosa, pues creía que el mundo era hostil, todo él, por naturaleza. No sabía que había parques amarillos esperándome donde tendría el amor en otoño, no sabía que escribiría poemas con el corazón latiendo y sin mi padre a mi lado supervisando mi vida, ignoraba que el sol y el cielo y las cosas podrían brillar de otra manera. Sólo tenía esa casa, sus cadenas, su esclavitud, su mierda acumulada en todo, debajo de las camas, bajo el lavabo de la cocina, montones de ropa y botellas con telarañas oliendo a humedad, dentro y abajo de los sillones había ropa, zapatos, de hace siglos. Todo era como un barco naufragado, pero faltaba el agua. Estaba el capitán, que era mi padre, y los marineros, que debíamos ser nosotros, no entendíamos qué debíamos hacer porque él sólo gritaba y gritaba! Esa es la vida de un animal reo de nacimiento, gallina, vaca, orca o delfín en acuario, león en zoo, pájaro en jaula, monos en laboratorio: somos una estirpe de pensadores que nacemos en la oscuridad, en una nada, y que sin mirar afuera, adonde haya luz, somos desdichados, apretados unos contra otros, sin aire, sin saber, y no sabemos por qué. La desdicha sin razón es peor aún. Hasta el triste quiere saber por qué lo está. Es lo mínimo. Es el nombre de la puerta por la que algún día salir. La razón de. Sin visualizar esa puerta ¿qué se posee? Nada. El dolor, de las estrellas hasta uno y de uno hasta las estrellas. Me alineo con los animales vapuleados porque yo lo he sido, lucho por su libertad porque sé lo que es vivir privado de ella, hablo de sus dignidades, porque de pequeño no sabía que tenía derecho a ella, quizá lo sospechaba, pero ese ogro borró toda esperanza en mí. Es el mayor horror en este mundo. Un niño sin esperanza. Un perro sin esperanza. Animales reos sin saber qué han hecho, sin esperanza. Con esto no afirmo que todo lo que escribo provenga de esa vieja herida. Qué va. Lo que indico es que, habiendo conocido la guerra, sé qué son los soldados —todos malos—, y que habiendo conocido a un carcelero y a un verdugo, sé que ningún carcelero es bueno, y que todos los verdugos son malos. Porque si no serían otra cosa. Uno, en libertad, puede dedicarse a lo que quiera. Si eres matarife de animales, eres como mi padre, eres un detrito. Quien no puede elegir es el caballo azotado para que arrastre un carro. Que no vayan de víctima los conductores de camiones de cerdos, porque trabajan en esa inmundicia de trabajo cómplice en la maquinaria negra de explotación animal en busca de privilegios: casa, comida caliente, placeres particulares … En mi obra «La Bella Revolución» hay un apartado muy terrible, que hasta a mí me asusta, que se llama «El dolor». Cuando el libro esté editado pido al lector que lo lea, pero que lo lea en campo abierto, porque deseará que corra el aire y poder, si acaso, escapar (no sé por qué digo esto, pero lo pongo, me doy cuenta de que estoy contestando en este punto ahora en forma más inconsciente). En el apartado indicado aparece un poema loco y enfermo llamado «Herradura», donde el libro se desata en sus cumbres más hermosas y más inquietantes … «Con tres heridas llego …», dijo el poeta alicantino. Yo digo que vengo con millones de heridas, y que cada una de ella es una boca. Es la canción más terrorífica e inquietante, pero la única liberadora, de billones de almas, corazones, y de quien no quiera tener que ver con los directores de prisiones de animales … Que oigan, que escuchen este canto múltiple y multitudinario en la noche … Me dijo un caminante una vez: yo cuando miro la montaña largo tiempo, soy la montaña. Le respondí: lo eres aun cuando no la mires.
8— ¿Qué es para ti la realidad? ¿Existe en esta tierra el amor?, ¿la amistad, la paz?
Dichas palabras han sido tan usadas y en forma tan torticera que ya, para la conciencia popular, lo que significan no es lo que son. Por ejemplo, el amor. La gente habla de amar y del amor como hablan de comprar un traje, ya todo se ha insertado, y no sale, en un lenguaje utilitarista, todo interesa de la vida en función del placer que pueda reportarme, no placer intelectual, sino corporal, de los sentidos más toscos. Entonces el humano vive ya perfectamente dentro de las distopías «Un mundo feliz» y «1984». Creen vivir una realidad, pero viven una realidad dictada, lo cual es una estafa porque nadie debe indicar 1) cómo hemos de mirar el mundo, ni mucho menos 2) en qué forma debemos ver las cosas. Pero ambas cosas se dan. Ordenan desde la televisión y los medios escritos, y ahora mucho más en internet, que es lo que se consulta, qué ver (con la moda, con los hábitos, con las tradiciones) y cómo ver (desde también la moda, desde la voz de su amo, el capitalismo, que marca la narración de hechos colectiva, el calendario diario de todos y de cada persona en su ámbito más íntimo). Como en «1984», donde el protagonista en su pisito viejo y frío intentaba hallar minizonas donde las cámaras del Gran Hermano no lo recogiesen, para descansar un poco de tal asfixia, para relajar la cara, y poder pensar… Si nos seguimos haciendo la pregunta primordial, ahora, de ¿se permite pensar en el mundo en que vivimos? Y la respuesta sigue siendo no, porque es así. Entonces estamos en un grave problema. No porque siempre haya amos, sino porque hasta la actualidad ha pervivido el alma esclava en la gente. Y esa es la peor enfermedad que asola el planeta, 7 mil millones de esclavos sin alma azotando el planeta … Esa es la realidad, todo lo demás es mentira o poesía. Y cuidado, poesía es la máxima realidad, pero cuando es poesía, o sea escrita por muchas y muchos desde una o uno, o sea un lenguaje no especista, anarquista, antigobernantes, libre por tanto, algo bastante inédito. Un pintor tiene pinturas y te puede pintar una pared del color que quieras. Tú no, no tienes pinturas. Un poeta, de los que digo, puede decir «Somos poema» y seremos poema, partiremos de aquí, hacia otros lugares incluso fuera de la mente. Pero cada vez hay menos payasos, menos pintores y menos poetas, al menos de los que hablo, de los creadores de realidades genuinas, hablo de lo genuino, hablo del diamante de la montaña, o sea de la estrella que puedes ver cuando cierras los ojos. Del ojo del reo, verlo, cómo quedó en esa sombra incluso cuando marchó hacia las sangraciones y martirios. Hablo de las y los que pueden ver la espectrogénesis, incluso en el día. Este mundo es un poltergeist de cada tierra al punto más alto del cielo. Un paso continuo de fantasmas. Anda y busca a los vivos, te costará.
9— Si fueras un crítico artístico literario ajeno a ti que examina tu obra cuando tú no estés y debiera resumir tu labor en un par de líneas, alguien independiente y justo, ¿qué crees que diría?
He aquí uno que naciendo hombre se hizo una flor. He aquí uno que pudiendo obtener una vida en calma usando sus dotes, además de sus habilidades sociales, usó estos en favor de quienes no vivían en calma, entrando su alma en guerra en el proceso, contra sí y contra los demás. He aquí el millón que murieron, cantando sobre una mole de palos, como una sombra justiciera ellos, como una hoz, burlándose para siempre de los agresores.
10— ¿Algún consejo para los animalistas que recién comienzan a moverse por la ruta de protestas por los animales?
Si no sientes que eres un animal, déjalo. Si no entregarás tu vida por las vidas de ellas/os, déjalo. Si entras aquí porque crees que, primero y principalmente, hallarás amigos, déjalo. Si te sabes tan alejado de los humanos y ves tan abstrusa y hostil su locura que gritarías en la noche hasta el alba, adelante. Si quemarías tu casa, si abandonarías tu ropa, dejarías caer tu nombre, en favor de una multitud que te sigue esperando poder hablar desde ti, y si ves que esto último es bonito, y justo, adelante. Si naciste mujer para acabar siendo flor, y hierba, si naciste hombre para acabar siendo flor, y hierba, adelante, adelante.
Adelante a las/los que creen que el mayor poema es estar dispuesto a morir por la vida. Caer en manos de carceleros si con ello liberas a otras/os de los carceleros y pueden por fin ver la luz el firmamento la calma y sonreír.
Breviario para no veganos
1— ¿Cuáles son tus restaurantes veganos favoritos de Valencia y qué platos recomendarías?
No soy persona de salir fuera, como se diría. Con Iratxe, me basta. Nos bastamos. En resumen, no somos sociables. Ya en los trabajos nuestros, cruzarnos con personas nos cuesta, en nuestro tiempo libre, evitamos ese cruce. He comido en restaurantes veganos de Valencia, recuerdo uno que había al entrar en el Barrio del Carmen, estaba buenísima la comida. Les deseo todo lo mejor a estos comercios, porque lo merecen. Sólo me gustaría dar un apunte, en el que puede que me equivoque, pero es este: si hubiera restaurantes veganos que ofreciesen comidas conocidas por los no veganos, o sea platos no tan elaborados sino macarrones con, arroz con, etc., esa sería la mejor oferta porque pienso que quien prueba lo vegano en restaurantes donde la comida es ultra compleja, aunque riquísima, piensa que es algo inaccesible, entonces, hacerse vegano. Si observa que come cosas conocidas y con pocos ingredientes, no paga cuentas altas (en los restaurantes donde cocinan súper bien y todo es exquisito y muy colorido la cuenta luego es gorda, eso es un problema), entonces tiene más probabilidades de que observe la comida vegana como algo «normal», y no inaccesible. Pero insisto: larga vida a todo tipo de comercios donde se ofrezca menú vegano. En resumen, creo que todo ha de hacerse sencillo y con menos elementos, como en literatura, economía de palabras, en lo demás, economía de ingredientes. Lo que digo no es nuevo, lo llaman decrecimiento. Yo ya sabía de ello, porque siempre fui frugal, nunca quise más allá de lo que he necesitado mínimamente. Y no hablo de los idiotas que en calzoncillos se van a un retiro, lo llaman, espiritual. El budismo es una farsa, hablan de respeto de toda la vida y sencillamente rezan con el yoga. ¿Qué actitud es esa para la vida? ¿Abrazar árboles? Quita. Efectivamente, si he de comprar una armadura, la compro, pero para enfrentarme. Yo no me siento a la sombra de un árbol, entre otras cosas porque en tanto la mayoría de «los míos» no puedan hacerlo, deberá recorrer los caminos como un Quijote no especista, que camina mientras Rocinante va libre en sus propias aventuras de caballo libre.
2— ¿Cuál es tu comida favorita o un plato de celebración para ti?
Lo siento. Me avergüenza hablar de comida. En un mundo en el que la mitad de la población viva pasa hambre y yo puedo comer, no deseo hablar de comida. Este es un tema recurrente para mí, el siguiente: el de preguntar yo en mis lugares de trabajo a las demás trabajadoras, si pudieran dejar de comer o seguir comiendo, y seguir vivos, si dejarían de comer. ¡La mayoría responde que preferirían seguir comiendo, aun con el gasto que conlleva, la pérdida de tiempo y la huella ecológica producida! Pero te diré una cosa, cualquier cosa que coma al lado de Iratxe, y la vea feliz, y a nuestras gatis rodeándonos, ese plato es el mejor poema. Durante mi época más mala de la juventud en que me autolesionaba, padecí durante dos años anorexia. Mezclada con bulimia. Vomité el universo, llegué a vomitar al final sangre. Lo dejé. Ahora sé por qué padecí eso, porque me quería morir, y vomitaba la vida. Esta vida en general entre humanos sólo da arcadas. Ciorán siempre ha sido motivo de inspiración para mí, al menos él no mentía respecto a lo que anda por aquí. Pero ojo, en mí hay cientos, ya lo dije, así que el que acaba de hablar ya se deslizó hacia los adentros y ahora cantan un gran himno a la alegría mil quinientas dos margaritas, sobre la cumbre del pelo de un caballo en domingo, resuenan las campanas de una iglesia vacía, todos estamos enamorados de algo o de alguien, o de una idea, hay esperanza.
3— ¿Cómo te hiciste vegano?
Cuando supe del primer vegano. Fue, curiosamente, Alberto Díez Michelena. Y digo curiosamente porque yo al inicio, como no sabía mucho de animalismo, estuve en Anda, como socio. Anda es una asociación bienestarista. Yo iba viendo que no iban más allá, cuando todavía no sabía qué era bienestarismo ni había leído el «Liberación animal» del tonto de Singer. En una de las cartas les comenté a los miembros de Anda que estaba valorando hacerme vegano, y si era verdad que peligraba la salud. Lo preguntaba sólo por obtener una opinión de gente en la que en su momento creía. Me respondió Alberto, diciéndome «llevo diez años siendo vegano y nunca he estado más sano». La lectura de esa frase me emocionó, hubiera sido vegano igual, pero hallé una narración contraria a las de mi familia y círculo cercano, todos decían que enfermaría, me pondría amarillo y se me caería el pelo y los dientes. A Iratxe le dijeron parecido, a ella le dijeron que encogería, como suena, y que se le caería el pelo. Estábamos en la época en que no existía internet y uno no podía hallar más información que el lenguaje único de las revistas y la tele. Y libros sobre animalismo y veganismo no habían. Nada. Sólo algo de antitaurinismo. Corría el año 1996, allí drásticamente dejé de comer animales y derivados, y hasta ahora. Pasé paulatinamente frente a mi familia de «estar en una secta», «haber perdido el juicio», «que moriría seguro», a, en la actualidad, «comer sano» (dicen), y a ser respetado, que a los primeros veganos que emergimos en este país no se nos respetó, se nos señaló como a locos. Hoy por fortuna el veganismo es asumido con respeto, y eso lo hemos logrado entre todos los que atravesamos las paredes de personas que nos señalaban al únisono gritando que si nos creíamos superiores a los demás, y que por ese empeño perderíamos la salud y la vida. Se jodan. Casi todos ellos ya han perdido el pelo, mamones.
4— ¿Necesitaste ayuda profesional en tu transición a la alimentación basada en plantas?
Lo hice a pelo (esto de a pelo da risa si lo lees después de mi increpación a los calvos), como las y los que de mi época se lanzaron al asunto. No visitaba médicos más que para que me quitaran una muela que ya jodía mucho o cosas así. Además no confiaba en los médicos para estos asuntos. Sabía que recomendaban, como siguen haciéndolo, espoleados y pagados por la industria, comer carne y leche. Entonces todo lo que fui averiguando fue independientemente, averigüé lo de la B12, que era la única vitamina que podía verse afectada si no se hacía bien el comer proteína suficiente en la alimentación, pero como yo comí diverso, los análisis siempre salieron bien. Cada par de años me obligué a hacerme un análisis de sangre. Luego ya nada. Me encontraba mejor, antes de hacerme vegano sufría dolores de cabeza constantes, estos se fueron al entrar en forma con veganismo.
5— ¿Cómo te sentiste física y psicológicamente al dejar de consumir animales?
Esta pregunta es buena. Hay mucha gente que dice: «yo fui vegano cuatro años», pero lo tuve que dejar por… Bueno, creo que alguno dirá la verdad, porque la gente no sabe quizá alimentarse diverso (legumbres muchas, verduras muchas y fruta diversa) y puedan haberse generado una leve anemia, etc. Pero no le veo diferencia a alimentarse mal en veganismo que malcomer siendo omnívoro, el resultado es anemia y caída del hierro, etc. Bueno, todo tiene una ciencia, hay que leer una base de cosas, el cuerpo no es un juguete, hay que informarse. En conjunto los que entraron y se marcharon me parece que son gente que no tenían alma vegana, quien tiene la convicción firme, no lo deja jamás. En la actualidad, con 27 años sin comer nada de animales, me siento muy bien. Triste por pensar que antes de ello fui partícipe del crimen en masa, alegre al pensar que ahora no participo de ello y, aún más, hablo por ellas/os. Que es algo obligado.
6— ¿Puedes mencionar algún referente en el activismo por la defensa de los derechos de los animales que te haya influido especialmente?
Pues por desgracia, no lo hay. Estaba Peter Singer, cuando era un pipiolo en este asunto y le pasé los comentarios especistas de su magno libro. Hoy, viéndolo en retrospectiva, creo que el libro ha hecho más mal que bien, porque por todos los veganos que nos hicimos gracias a su libro y a ver Earthlings, muchos otros serán «amantes de los animales» con un pero. Ese «pero», constante en la obra de Singer, es un muro impugnable que ha levantado para que la liberación animal (es curioso, no?) no se pueda producir jamás, por estar el ideal animalista comunal infectado por su utilitarismo especista del pocoapoquismo. Por otra parte, y nombrando Earthlings, adoro a Joaquín Phoenix, protagonista de Joker (película que me rompió, qué obra de arte!), su voz me hizo llorar, junto con las imágenes horribles, en el documental, y me armó de valor para dejar de hacer llorar a los inocentes, sólo por un sabor. En el mundo del cine hay muchas y muchos que me inspiran, entre ellos el gran Woody Harrelson (por cierto, ha convertido al veganismo a muchos de sus compañeros de películas), la magnífica Natalie Portman, Pamela Anderson, Alicia Silverston, Peter Dinklage, … ¡Cómo no quererlos!
7— ¿Recuerdas alguna cita para veganos? ¿Qué te inspira?
La mejores citas sobre el martirio animal y sobre la estupidez y violencia humana las he escuchado a mujeres de la lucha. De la bióloga Rosa Más, la contundente frase «Está mal, lo sabes, no lo hagas». Y de mi Iratxe Arruti Elguezabal, sobre la violencia y farsa y estafa humana, sobre el especismo y la mentira humana en todos sus aspectos, cuando un día me dijo (lo cito de memoria): «el lenguaje, los idiomas humanos, tienen más léxico que los de las demás especies, porque el humano es un animal mentiroso».
En cuanto a qué me inspira: Iratxe. Si no estuviera ella, yo no estaría. De ella nace todo y a ella vuelve. Es la poesía, la constatación de mi existencia. Existe la tierra Iratxe y luego todo lo demás. Ella lo inspira todo. No creo en ningún dios, creo en ella.
Nota para finalizar:
Siempre hay una habitación, tonton, en esta gran mansión
créelo.
Siempre hay en esta gran mansión, una habitación
donde puedes ver el sol, y la mar, créelo,
que siempre en esta rama enferma hay
cercanía de día, hay
cercanía de amor, hay
la amistad muy cerca, aunque la noche sea mi ropa,
tengo muy cerca tu voz
en la azul mansión.
Y entre azules tejas
saltaré a tu voz
Hojas amarillas
Hojas amarillas
hojas amarillas
¡no estás viendo hojas amarillas!
Un caballo blanco y bueno tan grande como la nieve te mira
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1— Ángel Padilla, nació en Valencia (1970) y es autor de numerosas obras de poesía y narrativa, letras de canciones y textos teatrales. Colabora en varios periódicos, entre ellos Diario Siglo XXI, con su sección “Platero y Rocinante“, en El Periódico, con la sección “Yo, animal” y en Moon Magazine, con su sección “La habitación de Elizabeth Heilryck“. Incardinado en los últimos tiempos en el movimiento Eco-Art o nature art como uno de sus componentes, ha sido más conocido desde hace dos décadas como el “poeta de los animales”. Se caracteriza fundamentalmente por su defensa de la Naturaleza y la lucha contra la esclavitud de los animales, promulgando una vida ética fundamentada en el veganismo. Su versatilidad, que extrapola el movimiento de liberación animal incluyendo al animal humano, le incluye asimismo en el movimiento de la Poesía de la Conciencia o de la Conciencia Crítica.
2— culturavegana.com, «Carta de los animales esclavos a los humanos animalistas», Ángel Padilla, Editorial Cultura Vegana, Última edición: 5 octubre, 2023 | Publicación: 4 octubre, 2023. Hablamos muchas. Hablamos muchos. En esta voz.
3— culturavegana.com, «Entrevista al “poeta de los animales” [parte 1]», Editorial Cultura Vegana, Publicación: 21 noviembre, 2023.
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