No hay duda de que el aceite de palma convencional es un desastre ecológico.
La sustancia que ha sido un punto de contienda entre veganos y no-veganos, en vista de sus efectos en la selva tropical y los no-humanos que dependen de ese ecosistema. El animal más mencionado en el debate es, obviamente, el orangután.
Mientras que la conexión entre la producción del aceite de palma y la destrucción de hábitats es clara, ¿acaso no puede decirse lo mismo de cualquier otra forma de aceite vegetal que cosechamos en algún grado? Enfocándonos de manera específica en el aceite de palma —y los orangutanes— ¿no estamos acaso dibujando otra línea arbitraria que le dice al público que algunos hábitats, algunos animales, importan más que otros? ¿No estamos simplemente re-inculcando una línea de pensamiento convencional que permite que la gente continúe distanciándose del problema real? El uso de seres sintientes como propiedades, como recursos, ¿en favor de otro sistema jerárquico de valor moral?
El periódico The Guardian publicó un artículo discutiendo estas cuestiones donde la tienda online, NotFrom.com, intervino:
«Hay un debate constante en la comunidad vegana, con gente diciendo que no van a comprar productos animales pero después cambian a productos que incluyen aceite de palma, lo cual es una paradoja ya que en cierta manera toman parte en la destrucción de las selvas donde orangutanes y otros animales viven.»
NotFrom.com
La confusión aquí, muchas veces alimentada por el pensamiento bienestarista convencional, es que el propósito del veganismo es eliminar todo el daño en el planeta. El único propósito del veganismo es no ser responsable de ningún tipo de daño y por lo tanto, los veganos se encontrarían en una «paradoja» cuando se realiza una elección que potencialmente tiene un efecto indeseado. Pero no causar ningún daño es imposible, para nadie, ni siquiera los veganos. Esa es una verdad infalible simplemente en virtud del hecho de que estamos vivos y utilizamos recursos planetarios de algún tipo en casi cada momento todos los días.
Podemos, y debemos, esforzarnos en minimizar nuestro impacto en el planeta, pero la presencia de daño no intencional no tiene nada que ver con el propósito del veganismo.
El veganismo se trata de reconocer el valor moral de los animales y nuestra posterior obligación a no tratarlos exclusivamente como recursos, propiedades, porque el hacer es una negación directa y una violación de ese valor moral. El veganismo se trata de reconocer que no tenemos derecho alguno a continuar usando animales como cosas para nuestros propósitos innecesarios. Se trata de reconocer que debemos tratar intereses similares de manera similar, y otorgarles a los no-humanos el derecho a no ser tratados como propiedad, tal cual lo hacemos con los humanos. Todos ellos tienen los mismos intereses en no sufrir y en continuar viviendo, aun así negamos la existencia y el valor de esos interesas cuando se trata de los animales basado en un prejuicio de especie. En otras palabras, el veganismo es lo que le debemos a los animales en reconocimiento de su valor moral. Como Gary Francione declara, aplica el principio de abolición a la vida del individuo.
Este es el verdadero propósito del veganismo. Todo lo demás que se lanza al debate sobre el aceite de palma es, en última instancia, una cortina de humo. El daño no-intencional causado a habitats y animales salvajes debe ser una prioridad en una sociedad vegana. No hay nada bueno acerca de la manera convencional en la cual se cosecha el aceite de palma. Tampoco hay nada bueno en la manera en la que los cultivos son producidos y cosechados, pero no tenemos artículos de The Guardian hablando de como los veganos están preocupados de los ratones de campo que son sin duda absorbidos por las cosechadoras. ¿Por qué? porque desafortunadamente, incluso una gran parte de los veganos son proclives a involucrarse en pensamientos especistas. Especialmente si son seguidores de los grupos animalistas que publicitan a Peter Singer, quien es explicito en decir que los grandes simios no-humanos, junto a los delfines, merecen un valor moral superior en vista de sus capacidades cognitivas. Reconocer que este especismo no tiene lugar en una sociedad vegana da espacio a un paso real en la dirección correcta de limitar el daño que causamos al planeta y sus habitantes.
Finalmente, el debate del aceite de palma le dice al publico que el veganismo no es mas que un acto de «reducir el daño». La respuesta siempre ha sido, y siempre será, «Bueno, hay otras maneras de reducir el daño — Me haré vegetariano o solo comeré menos carne«. Y es ahí donde está el problema, el ciclo de opresión es promovido por el enfoque en el pensamiento bienestarista convencional — la reducción del sufrimiento. Solo rompiendo este ciclo, promoviendo el veganismo como un problema de justicia fundamental es como crearemos una sociedad ética capaz de combatir realmente las maneras irresponsables en las que tratamos a nuestro planeta.
Ben Frost
8 de septiembre de 2017
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Este artículo es una traducción de Camila Solar Zamora
1— culturavegana.com, «El especismo no tiene ninguna base moral o científica», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 24 octubre, 2020 | Publicación: 23 octubre, 2020. Entrevista a Daniela Freggi conocida como “el ángel de las tortugas” por su trabajo de conservación y protección de los derechos de las tortugas.
2— culturavegana.com, «Entrevista a Joan Dunayer sobre especismo», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 10 junio, 2023 | Publicación: 22 febrero, 2021. Joan Dunayer es una escritora y reconocida defensora de los derechos animales. Ha dedicado especial atención a cómo el especismo está profundamente arraigado en nuestro lenguaje.
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