Para que Europa logre sus objetivos de salud y sostenibilidad, la forma en que producimos y consumimos alimentos tiene que cambiar.

Nuestro sistema alimentario actual tiene un gran impacto en el medio ambiente, y las dietas de mala calidad también están relacionadas con el riesgo de enfermedades, obesidad y sobrepeso, que afecta a alrededor del 60% de los adultos y al 30% de los niños en los países europeos.
Para abordar estos problemas, nuestras dietas deben cambiar hacia más ingredientes de origen vegetal, ricos en verduras, frutas, cereales integrales y legumbres. Nuestras dietas deben eliminar la carne roja, la carne procesada, la sal, el azúcar añadido y los productos de origen animal con alto contenido de grasa, mientras que el pescado y los mariscos deben obtenerse de poblaciones gestionadas de forma sostenible.
Hasta ahora, el enfoque principal de la política en la UE ha sido proporcionar a los consumidores más información. Pero esto no es suficiente. Las personas eligen alimentos no solo por reflexión racional, sino también en función de muchos otros factores: disponibilidad de alimentos, hábitos y rutinas, reacciones emocionales e impulsivas, y su situación financiera y social.
Por lo tanto, debemos considerar formas de aliviar la carga del consumidor y hacer que los alimentos saludables y sostenibles sean una opción fácil y asequible. Eso requerirá una combinación de incentivos, información y políticas vinculantes que rijan todos los aspectos de la producción y distribución de alimentos. Las políticas deben abordar todo el entorno alimentario, en cualquier lugar donde se obtengan, coman y discutan los alimentos. El entorno alimentario de la UE es diverso e incluye tiendas, restaurantes, hogares, escuelas y lugares de trabajo, así como entornos informales como los alimentos de cosecha propia. Cada vez más, también incluye medios digitales.
La evidencia apunta en particular a cinco elementos clave:
- Fijación de precios: existe evidencia clara de que las medidas directas son efectivas. Esto incluye impuestos al azúcar, impuestos a la carne y precios de productos de acuerdo con sus impactos ambientales, así como impuestos más bajos sobre alternativas saludables y sostenibles. Estas políticas deben implementarse de manera justa, especialmente para las personas de entornos desfavorecidos, por ejemplo, devolviendo los ingresos fiscales a los ciudadanos vulnerables.
- Disponibilidad y visibilidad: las opciones de alimentos saludables y sostenibles se eligen con mayor frecuencia si se exhiben en lugares destacados. Debe restringirse la publicidad de alimentos poco saludables o insostenibles si se consumen regularmente. Los códigos de conducta voluntarios en esta área no han sido efectivos.
- Composición: Reducir el contenido de grasas, azúcares y sal no saludables, y agregar más alternativas a base de plantas, puede ser útil, pero solo si estas medidas son obligatorias e integrales. La evidencia muestra que los acuerdos voluntarios anteriores han tenido un efecto limitado.
- Etiquetado: el etiquetado de los alimentos para mostrar su impacto en la salud tiene un efecto de bajo a moderado. Ahora hay muchos esquemas de este tipo, y aparecen más todo el tiempo. Dado que la eficacia de las etiquetas depende de la confianza del consumidor, necesitamos normas claras y coherentes que las sustenten.
- Entorno social: Se ha demostrado que la influencia social y de los compañeros es eficaz para mejorar la alimentación saludable. Las tecnologías digitales ofrecen más posibilidades, pero también plantean enormes riesgos de estimular un consumo insalubre e insostenible, por ejemplo, a través de estrategias de marketing de la industria.
- Algunas de estas políticas implican cambios a más largo plazo y más transformacionales que otras, pero la necesidad de comenzar a hacer cambios es urgente. Lograr esto no se trata solo de implementar nuevas políticas, sino también de eliminar o cambiar las políticas existentes que se desvían de nuestros objetivos, como los subsidios para la producción de alimentos insalubres o insostenibles.
Será fundamental crear un entorno que permita a todas las partes interesadas trabajar hacia el objetivo de alimentos saludables y sostenibles, siguiendo reglas justas. Este enfoque también puede ayudar a superar la oposición de quienes se benefician del sistema actual, incluidas algunas grandes organizaciones del sector privado con voces poderosas.
Si involucramos a todos, podemos mejorar drásticamente nuestras dietas y hacer que el sistema alimentario europeo sea más sostenible.
Científicos firmantes del informe SAPEA
Erik Mathijs, Janis Baird, Rune Blomhoff, Andrea Büttner, Carsten Daugbjerg, Francesca Galli, Wencke Gwozdz, Meike Janssen, Petr Jehlička, Linus Mattauch, Jutta Roosen, Elin Röös, Tanja Schneider, Antonia Trichopoulou, Mónica Truninger, Jenny van Doorn, Stefanie Vandevijvere
SAPEA está financiado por la Unión Europea. Las actividades de los socios asociados Academia Europea y la Universidad de Cardiff están financiadas por UKRI, número de subvención 10033786.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— Web de SAPEA
2— culturavegana.com, «Un Comité de Médicos exige dieta plant-based a los hospitales», Editorial Cultura Vegana, Publicación: 8 octubre, 2022. La ONG de Médicos por una Medicina Responsable ofrece herramientas para ayudar a llevar la nutrición plant-based a la práctica.
3— culturavegana.com, «El primer Hospital Vegano desde marzo de 2021», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 2 abril, 2022 | Publicación: 30 marzo, 2022. Es poco ético e inmoral que cualquier hospital e institución de salud esté sirviendo “alimentos” que promueven enfermedades cardíacas, enfermedades crónicas, cánceres y pandemias.
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