Connie Isla es conocida en Instagram por publicar videos cantando y tocando el ukelele. Recibió la nominación de “Artista Revelación” en los Kids Choice Awards 2018 y colabora con la ONG Health Save Argentina
«Yo también comía carne y pensaba que el veganismo era extremo.»
A los 6 años de edad comenzó a estudiar canto, teatro y baile. Connie tiene su propio ukelele -un diseño exclusivo de Bamboo Ukeleles– y donó 50 en una campaña solidaria a varias escuelas del Barrio 31, La Boca, San Martín y Tigre, con el objetivo de impulsar la música en escuelas donde más lo necesitan.
Connie también es la fundadora de Músicos del Alma, una fundación sin ánimo de lucro que impulsa y promueve acciones solidarias y shows gratuitos en hospitales. Durante la cuarentena Connie lanzó su primer libro “Más luz x favor” donde la cantante incluye recetas veganas, documentales que le interesan y todo lo relacionado con su filosofía vegana de la vida.
«No tengo una anécdota sobre cuándo decidí hacerme vegana, solo creo que aprendí, cambié y entendí que está en nuestras manos hacer de este un mundo mejor. Porque la información es poder y tenemos el poder de cambiar el mundo.»
La cantante se implica hasta la médula en su militancia veganista desde un enfoque social. Cada semana, a través de la ONG Health Save Argentina, cocina y distribuye comidas veganas a personas que viven en la calle. «Son cerca de 100 comidas de calidad premium y nutricionalmente completas, en packs biodegradables y biocompostables«. A las marcas que se interesan en su figura artística les ofrece publicidad a cambio de alimentos veganos como donación.
Componía canciones en inglés y soñaba con llegar a Los Ángeles, firmar con una discográfica y convertirse en estrella pop. Se dio cuenta de que no era el camino y se sigue alegrando por ello. De hecho fue a Los Ángeles a intentarlo con sólo 18 años y sin ninguna recomendación. Sus padres son abogados, sin contactos artísticos y ninguna influencia. En la mochila llevaba un videoclip grabado en Buenos Aires con sus ahorros y en LA interesó a una discográfica independiente y al sello Atlantic Records. Le propusieron firmar un contrato abusivo y finalmente no firmó nada.
Desde los 6 años, Connie se formó en canto, baile y interpretación. «Mis viejos me acompañaban mucho a todos lados; mi mamá me impulsaba a tomar clases de comedia musical cuando no teníamos mucha plata«. Mientras su papá le hacía escuchar rock, cumbia y blues, desde Freddy Mercury hasta Los Palmeras y Vivaldi, su abuela era profesora de música y su abuelo era tenor, y le enseñaron a leer partituras. De esa herencia conserva un gusto particular por las bandas de los 70 y 80. «Siempre fuimos una familia de clase media y hubo épocas en que realmente estuvimos fundidos. Pero hay quienes siguen pensando que me crie en un country, arriba de un Mini Cooper«.
A los 16 recibía clases particulares de canto y a los 18 le dieron un papel en Aliados, la serie de la factoría Cris Morena, en la que actuaron Peter Lanzani, Julián Serrano y Oriana Sabatini. Después de la escuela, se metió en un terciario de actuación y estudió Producción musical en la UCA, antes de partir a EEUU a probar suerte y regresar con una mochila de sueños completamente cambiados. Se iba Rihanna y entraba la chica del ukelele.
«Tengo un millón de preocupaciones antes que preocuparme por quedar bien o mal. Muchas veces la gente busca el error, la falla en el otro para quedarse con la conciencia tranquila. No quieren ver ni hacerse cargo. Y soy consciente de que el cambio siempre implica sacrificio y voluntad para salir de la zona de confort. Que cada cual se haga cargo de la causa que crea necesaria.»
Connie Isla conoce los mitos y supersticiones, que comemos carne porque es cultural o tradicional, que fue y es así de toda la vida, que el ser humano necesita carne para vivir, que Dios puso a los animales en la Tierra para nosotros. Una de las supersticiones más fuertes es que forma parte del ciclo de la vida, y la verdad es que nosotros nos diferenciamos mucho de los animales carnívoros que cazan a sus presas en la selva.
Como activista para los derechos de los animales sabe que algunos animales están anatómicamente preparados para cazar, para matar a un animal más grande que ellos con sus propias garras y colmillos y comer esa carne cruda y digerirla sin ningún problema. Nosotros no podemos hacer eso, necesitamos armas para matarlos, necesitamos que haya fábricas donde se los insemina artificialmente para poder satisfacer la demanda del humano, y además se hace una selección de partes porque encima a nosotros nos da asco comer las uñas o los ojos de un animal, así que se les corta en pedacitos, se dividen las partes, se envía a diferentes puntos de venta y nosotros lo compramos con algo llamado dinero, lo llevamos a nuestra casa, lo condimentamos, lo cocinamos y nos los comemos.
Gracias a figuras como Connie Isla muchas personas de su generación se impregnan de la coherencia y del empoderamiento de la mujer, derribando muros de ignorancia y haciendo posible la reconexión con el mundo natural que invade cada célula de los seres humanos que admiran su arte.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1- parati.com.ar, «Connie Isla: retrato de una influencer de moda, veganismo, sustentabilidad y ¡música!«, Paula Ikeda, 30 de mayo de 2020
2- billboard.com.ar, «Connie Isla escribió su primer libro llamado “Más Luz x Favor”, Florencia Mauro, 22 de mayo de 2020
3- elplanetaurbano.com, «Connie Isla: Alzar la voz«, Gimena Bugallo, mayo de 2020
4- lanacion.com.ar, «Connie Isla, la rebeldía de la chica perfecta«, José Totah, 1 de septiembre de 2019
5- revistawatt.com, «Connie Isla: Princesa bohemia«, Revista Watt, 2 de mayo de 2017
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