El fundador de la fisiología moderna nació en Berna.
Albrecht von Haller se fue en 1723 a Tübingen a estudiar medicina, después a Leyden, donde el famoso Boerhaave estaba en el apogeo de su reputación. Doce años más tarde recibió el nombramiento de médico en el hospital de Berna; poco después fue invitado por Jorge II, como elector de Hannover, a aceptar la cátedra de anatomía y cirugía en la Universidad de Göttingen.
Sus escritos científicos son extraordinariamente numerosos. De 1727 a 1777 publicó cerca de 200 tratados. Su gran obra es Elements of the Physiology of the Human Body (en latín), 1757-1766, el tratado más importante sobre ciencia médica, o al menos sobre anatomía y cirugía, producido hasta ese momento. Los Icones Anatomicæ («Figuras anatómicas») son «una representación maravillosamente precisa y bien grabada de los principales órganos del cuerpo humano«. Sus escritos están marcados por una claridad de significado inusual, así como por una investigación precisa y profunda.
Desearíamos poder detenernos aquí; pero la fuerza de la verdad nos obliga a afirmar que, al menos para nosotros, su reputación, por grande que sea en la ciencia, se ha visto empañada para siempre por sus sacrificios —con espantosas torturas— de víctimas inocentes en los altares de una ciencia egoísta y sanguinaria.
En su defensa puede ofrecerse un único motivo para atenuar esta insensibilidad con respecto al sufrimiento de otros animales, y sólo uno. En este mismo momento, después de toda la doctrina humanitaria que se ha predicado durante el siglo desde la muerte de Haller, se están infligiendo torturas de la más fría sangre a decenas de miles de caballos, ciervos, perros, conejos, y otros, en todos los “laboratorios” de Europa; mientras que él no tuvo ni la experiencia prolongada de la inutilidad de todos esos experimentos antinaturales, de los cuales los vivisectores y patólogos de nuestros días están en posesión, ni el mismo adoctrinamiento de una moralidad superior, que ha sido la herencia de estos últimos días. La barbarie científica de Haller no afecta la naturaleza de su testimonio fisiológico, el cual, podría suponerse, debería tener algún peso entre sus discípulos y representantes de la actualidad. Él afirma:
«Este alimento, entonces, que he descrito hasta aquí, en el cual la carne no tiene parte, es saludable; por cuanto nutre plenamente al hombre, prolonga la vida hasta un período avanzado, y previene o cura los desórdenes atribuibles a la acritud o aspereza de la sangre.» [1]
Howard Williams
The ethics of diet, 1883
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1— Elements of Physiology.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— culturavegana.com, «La ética de la dieta», Howard Williams, Editorial Cultura Vegana, Publicación: 7 julio, 2022. En la actualidad, en todas las partes del mundo civilizado, las antaño ortodoxas prácticas del canibalismo y los sacrificios humanos son contempladas universalmente con perplejidad y con horror.
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