Maurice Polydore Marie Bernard, Conde Maeterlinck fue un poeta, dramaturgo y ensayista belga que escribió en francés.
Maurice Materlinck fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1911. Los temas principales de su obra son la muerte y el sentido de la vida. El ganador del premio Nobel escribió también sobre el vegetarianismo en su libro “Le temple Enseveli”, París, 1903, III, Le Règne de la Matière, V, p. 187-191.
Desde una traducción del francés al inglés [1]:
¡Pero cuánto hay que hacer y aprender antes de que esta gran llama pueda surgir con un brillo sereno y seguro! Hemos dicho que el hombre, en su relación con la materia, se encuentra todavía en la etapa experimental, a tientas, de sus primeros días. Carece incluso de un conocimiento definitivo en cuanto a la clase de alimento que mejor se adapta a él, o la cantidad de alimento que necesita; todavía no está seguro de si es carnívoro o frugívoro. Su intelecto engaña a su instinto. Fue ayer cuando se enteró de que probablemente se había equivocado hasta entonces en la elección de su alimentación; que debe reducir en dos tercios la cantidad de nitrógeno que absorbe y aumentar mucho el volumen de hidrocarburos; que un poco de fruta, o leche, unas pocas verduras, sustancias farináceas, —ahora son el mero accesorio de las comidas demasiado abundantes que él trabaja tan duro para proporcionar, que son su objetivo principal en la vida, el objetivo de sus esfuerzos, de su extenuante trabajo incesante—, son ampliamente suficientes para mantener el ardor de la vida más hermosa y poderosa.
No es mi propósito aquí discutir la cuestión del vegetarianismo, o responder a las objeciones que puedan formularse en su contra; aunque debe admitirse que de estas objeciones ninguna puede resistir una investigación leal y escrupulosa. Yo, por mi parte, puedo afirmar que aquellos a quienes he conocido por someterse a este régimen han encontrado que su resultado es una salud mejorada o restaurada, una marcada adición de fuerza y la adquisición por parte de la mente de una claridad, brillo, bienestar, ser, como el que podría seguir a la liberación de algún calabozo secular, repugnante y detestable. Pero no debemos concluir estas páginas con un ensayo sobre la alimentación, por razonable que sea tal procedimiento. Porque en verdad toda nuestra justicia, moralidad, todos nuestros pensamientos y sentimientos, derivan de tres o cuatro necesidades primordiales, de las cuales la principal es el alimento. La menor modificación de una de estas necesidades supondría un marcado cambio en nuestra existencia moral.
Si algún día se generalizara la creencia de que el hombre puede prescindir del alimento animal, se produciría no sólo una gran revolución económica —porque un toro, para producir una libra de carne, consume más de cien de forraje—, sino también una revolución moral también, no menos importante y ciertamente más sincera y duradera que la que podría seguir a una segunda aparición sobre la tierra del Enviado del Padre, venido a remediar los errores y omisiones de su peregrinaje anterior. Porque encontramos que el hombre que abandona el régimen de la carne también abandona el alcohol; y hacer esto es renunciar a la mayoría de los placeres más groseros y degradados de la vida. Y es en el anhelo apasionado por estos placeres, —en su encanto y en el prejuicio que crean—, donde se encuentra el obstáculo más formidable para el desarrollo armonioso de la raza.
El desapego de ellos crea un noble ocio, un nuevo orden de deseos, un deseo de goce que necesariamente debe ser más elevado que las groseras satisfacciones que tienen su origen en el alcohol. Pero, ¿nos esperan días como estos, estas horas más felices y más puras? El crimen del alcohol no es sólo que destruye a sus fieles y envenena a la mitad de la raza, sino también que ejerce una influencia profunda, aunque indirecta, sobre aquellos que retroceden ante él con pavor. La idea de placer que mantiene en la multitud se abre paso, por medio de la acción irresistible de la multitud, en la vida incluso de los elegidos, y disminuye, pervierte, todo lo que concierne a la paz y el reposo del hombre, su expansividad, alegría y gozo; retardando también, puede decirse con seguridad, el nacimiento del ideal de felicidad más verdadero y más profundo: uno que será más simple, más pacífico y grave, más espiritual y humano.
Evidentemente, este ideal es todavía muy imaginario y puede parecer de poca importancia; y debe transcurrir un tiempo infinito, como en todos los demás casos, antes de que la certeza de aquellos que están convencidos de que la raza ha errado hasta ahora en la elección de su alimento (suponiendo que la verdad de esta afirmación esté confirmada por la experiencia) llegará a las masas confundidas, y les traerá iluminación y consuelo. Pero que no sea éste el expediente que la Naturaleza tiene reservado para el momento en que la lucha por la vida se haya vuelto demasiado irremediablemente insoportable, la lucha por la vida que hoy significa la lucha por la carne y por el alcohol, doble fuente de injusticia y desperdicio de donde todos los demás son alimentados, ¿doble símbolo de una felicidad y una necesidad de la que ninguno es humano?
Maurice Maeterlinck
The Buried Temple, III
THE KINGDOM OF MATTER, 5
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— La versión inglesa: The Buried Temple By Maurice Maeterlinck, Traducido por Alfred Sutro
2— culturavegana.com, «El primer paso», Lev Tolstoy, 1891. Editorial Cultura Vegana. Última edición: 26 enero, 2023 | Publicación: 30 agosto, 2022. El ayuno es una condición indispensable para una buena vida; pero en el ayuno, como en el autocontrol en general, surge la pregunta: ¿con qué debemos comenzar?
3— culturavegana.com, «La ética de la dieta», Howard Williams, Editorial Cultura Vegana, Publicación: 7 julio, 2022. En la actualidad, en todas las partes del mundo civilizado, las antaño ortodoxas prácticas del canibalismo y los sacrificios humanos son contempladas universalmente con perplejidad y con horror.
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