Mi veganismo existe como una confrontación nihilista contra el tejido moral existente del antropocentrismo y el especismo.
Aquí, en esta masa de tierra llamada «planeta», las justificaciones morales para consumir carne y secreciones de animales van de la mano con la industrialización de su esclavitud y la reducción de su estatus a mercancía. Esto es un reflejo de la sociedad que reduce el caos al orden, los cuerpos de animales de salvaje a domesticado, y la comercialización de cuerpos que son socialmente reconocidos como meros productos para el consumo.
Mi veganismo se define no solo por una negativa individualista a internalizar, validar y reforzar estos valores sociales autoritarios, sino también por atacarlos consecutiva y permanentemente, aquí y ahora.
Mi veganismo rechaza la civilización especista, no desde la perspectiva de «retorno al cazador-recolector», sino desde una hostilidad constante hacia jerarquías arbitrarias, autoridades y gobiernos que toman forma antes o después de la civilización. Estos incluyen la restauración de tradiciones o culturas que intentan resucitar valores antropocéntricos, jerárquicos y cosmovisiones. Mi veganismo no es el restablecimiento de una existencia pasada, mi veganismo es la creación de una vida alegre, aquí y ahora, a través de la confrontación destructiva con cualquier elemento gobernante que intente mantener el poder jerárquico. Soy hostil con todos los que ven a los animales y a la naturaleza como meras materias primas para la explotación y el consumo antropocéntricos.
Me sorprende ver tanto a los autoproclamados «demócratas» como a los «anarquistas», propietarios de mascotas y amantes de los animales cumplir el papel antropocéntrico de consumir animales, roles que les asignó la sociedad, la tradición y la cultura desde la educación infantil. Cumplen los roles de ser «humanos» y adoptan una moral que estandariza el control y dominación sobre otros y sobre la naturaleza. ¿Cuánto tardan estos «demócratas» y «anarquistas» contemporáneos en darse cuenta de las jaulas en batería, las cárceles al aire libre de recintos cercados, las exhibiciones de zoológicos, la brutalidad oculta de los mataderos, el especismo de consumir algunos animales pero construir relaciones de apego con otros? ¿O las formas interconectadas en que la sociedad ve a los animales como el común denominador para comparar a los de la categoría oprimida? ¿Cómo se paraliza el activismo antiautoritario, antiracista o antimachista ante la mercantilización de los cuerpos, convertidos a meros objetos para justificar su esclavitud, asesinato y consumo?
En cuanto al apoyo a presos y la abolición de prisiones, ¿dónde está el reconocimiento y la solidaridad con los millones que permanecen encarcelados en los mataderos con sentencias de muerte, justificado por la demanda de sus cadáveres mutilados y cuidadosamente empaquetados? El reconocimiento de su lucha existencial contra la prisión y la dominación está manchado por la supremacía humana. Cuando la democracia y la anarquía no incluyen la libertad más allá del alcance limitado de la supremacía humana, es mero reformismo centrado en el ser humano que no destruye la lógica misma del control y la dominación. La sociedad es ahora muerte por diseño. La muerte y el desprecio por los animales están integrados en el diseño de mataderos, carreteras, aeropuertos, redes inalámbricas, agricultura y cualquier forma de antropocentrismo estructural.
Abogo por el colapso total hacia la emancipación de la naturaleza. La domesticación es un proceso de automatización autoimpuesto, condicionada por un sentido de superioridad a lo salvaje que se manifiesta institucionalmente con el pensamiento humano sobre el animal.
Rechazo esta forma de pensar junto con la suposición de que los cuerpos de animales son meros productos alimenticios para el consumo, la caza y el entretenimiento, una suposición que ignora los propios intereses individuales y autonomía corporal.
Rechazo el humanismo, sus roles y tradiciones autoritarias y su identidad asignada que limita mi potencial para explorar mi propia animalidad más allá de la domesticación civilizada.
Se librará una guerra contra la sociedad, junto con los animales que rechazan la servidumbre domesticada y que son desalojados de sus hogares debido a la deforestación masiva, el desarrollo humano y la tecnología. El veganismo cargado por la piedra de molino del liberalismo no reconoce críticamente a la civilización industrial capitalista como la encarnación masiva de la dominación antropocéntrica. La democracia y el anarquismo que no desafía el especismo a nivel individual reproduce los valores autoritarios internalizados de la supremacía humana. Dado que el especismo es dominante en la sociedad, está aislado y bien conservado por una reconfortante normalización, una normalización que ayuda al adoctrinamiento cultural y la apatía.
La confrontación es necesaria para perturbar las comodidades socialmente establecidas y el orden moral de la dominación animal. Mi democracia y anarquía vegana encarnan la solidaridad no solo con la ingesta dietética, sino también con ataques. Un ataque definido por acciones materiales de un deseo incendiario de destruir cualquier manifestación social de la supremacía humana.
Vegano Contemporáneo
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
NOTAS BILBIOGRÁFICAS
Texto inspirado en los pensamientos y acciones de Flower Bomb, Gary Yourofsky, Walter Bond, Marius Mason, Joseph Dibee, Sven van Hasselt, Brian Vaillancourt, Ladislav Kuc, William Sweet, Fernando Pereira, Bartolomeu Morais da Silva, Mike Hill, Tom Worby, Jill Phipps, Karel Van Noppen, David “Gypsy” Chain, Beth O’Brien, Robert “Naya” Bryan, Barry Horne, Robin Webb, Brenda Shoss, Kevin Jonas, Lauren James, Dave Blenkinsop, Sharon Hazelden, Robert Moaby, Darius Fullmer, Rodney Coronado, Justin Solondz, Joseph Buddenberg, Regan Rusell, Rachel Corrie , … y miles de activistas veganos anónimos.
1- Internalización: aceptación individual de un conjunto de normas y valores a través de la socialización. John Finley Scott la describió como una metáfora en la que algo se mueve desde fuera de la mente o la personalidad a un lugar dentro de ella.
2- Derechos de los Animales, Artículo 1: Todos los seres vivos nacen libres e iguales ante la Vida en dignidad y derecho a la existencia. Los animales son seres vivos y los seres humanos son animales, tanto animales como humanos son individuos dotados de conciencia con el mismo derecho a la existencia.
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