Ante el ascenso meteórico de la carne in-vitro y su creciente aceptación entre organizaciones, medios de comunicación, activistas animalistas, activistas antiespecistas, …
… hemos decidido recopilar en forma de artículo todas nuestras reticencias y objeciones hacia este fenómeno catalogado por los medios de comunicación como «la alimentación del futuro«, de una forma totalmente complaciente y acrítica. Con este fanzine pretendemos dar a conocer los motivos por los que consideramos a la carne in-vitro una tecnología inmoral y egoísta que no va a acabar ni con la explotación animal ni mucho menos con el especismo, con la esperanza de que les activistas veganes y antiespecistas que se hayan creído los cuentos del «lobby de la carne limpia» recapaciten y reflexionen sobre qué están apoyando realmente cuando apoyan la carne in-vitro.
Qué es la carne in-vitro
La carne in-vitro [1] es un tipo de carne que se obtiene a partir del cultivo de células de animales en un laboratorio, sin necesidad de asesinar a estos animales. Estas células, colocadas en un ambiente nutricional específico y bajo unas condiciones concretas, se desarrollan y multiplican para formar tejidos y músculos parecidos a la carne real.
Según Mark Post, cofundador de Mosa Meat y la primera persona que consiguió desarrollar una hamburguesa in-vitro, que fue cocinada y catada en directo, con una sola muestra celular de una vaca se pueden desarrollar, en teoría, 18.000 toneladas de carne o, dicho de otra manera, alrededor de 175 millones de hamburguesas. Esta tecnología no está limitada sólamente a carne de vaca: también se puede producir carne de otros animales o incluso otro tipo de productos de origen animal como leche, huevos o foie gras; además de productos no alimenticios como cuero y seda. La idea, según sus defensores, es que esta tecnología llegue a sustituir algún día a los productos provenientes de la ganadería industrial, salvando incontables vidas y reduciendo enormemente el sufrimiento animal, resolviendo la escasez mundial de alimentos y frenando el cambio climático.
Muchas instituciones, blogs y activistas animalistas o antiespecistas celebran este objetivo tan loable y ambicioso. Anima Naturalis ha traducido y publicado varios artículos informativos sobre este tipo de producción de carne y sus posibilidades, incluyendo un artículo propagandístico sobre Tyson Foods (el mayor productor de carne del mundo) y sus inversiones en carne in-vitro y proteínas vegetales. Otras organizaciones como Igualdad Animal, Proveg International, PeTA, Mercy for Animals o Humane League también se han declarado a favor de la carne in-vitro. De todas ellas PeTA es una de las más entusiastas: ha publicado varios artículos positivos sobre el tema y lleva financiando las investigaciones desde 2012, incluso ese año ofreció un millón de dólares a quien fuera capaz de desarrollar y comercializar carne de pollo sintética.
Comparten ese optimismo un montón de blogs y medios como Respuestas Veganas, y activistas como Gary Yourofsky o Ohad Cohen. Nosotres no estamos de acuerdo con ninguna de estas personas ni organizaciones ni tenemos tanta confianza en que la carne sintética sea una buena estrategia para acabar con la explotación animal, y mucho menos el especismo. En este fanzine trataremos de explicar por qué.
El lobby de la «carne limpia»
Antes de ponernos a explicar por qué nos posicionamos en contra de la carne in-vitro, queremos poner un poco de contexto sobre quiénes son sus defensores, el llamado «lobby de la carne limpia». Les defensores más acérrimes de la carne in-vitro y caras más visibles del lobby son dos antiguos activistas animalistas, Paul Shapiro y Bruce Friedrich, que pasaron de promover el veganismo y la abolición de la ganadería a colaborar con y lucrarse económicamente de ésta.
Paul Shapiro es el autor del libro Clean Meat y el fundador de Compassion Over Killing, un colectivo cuyo objetivo era la defensa de los derechos de los demás animales y la promoción del veganismo, aunque a principios de la década de los 2000 virara a un enfoque más bienestarista. En 2005 Shapiro abandonó el colectivo para unirse al departamento de animales de granja de la Humane Society of the United States (HSUS), una organización bienestarista que se posiciona a favor de la ganadería extensiva, colabora con numeroses explotadores de animales e incluso ha llegado a contratar a un granjero, Joe Maxwell, como «Director de Desarrollo Rural y Divulgación» (Director of Rural Development and Outreach). Además, la HSUS creó, en conjunto con el CEO de Whole Foods John Mackey, una organización llamada Global Animal Partership (GAP), cuyo eslogan es «feel good about the meat you eat» y que se dedica a la certificación de productos cárnicos en base a una escala de aceptabilidad de niveles de violencia hacia los demás animales diseñada por elles. Después de que Shapiro abandonase HSUS en 2018 por varias acusaciones de acoso sexual (en las que también se vieron involucrados muchos otros integrantes de la organización como su ex presidente Wayne Pacelle), anunció públicamente su nueva empresa, The Better Meat Company, dedicada a ayudar a empresas cárnicas a mejorar sus beneficios económicos añadiendo proteínas vegetales a sus productos.
Bruce Friedrich, ex vicepresidente de PETA y ex empleado de Farm Sanctuary, es miembro fundador de Farm Forward, cuya misión es la defensa de la «explotación feliz» de los animales de granja y la promoción de granjas no industriales. En 2016 fundó una organización sin ánimo de lucro llamada the Good Food Institute (GFI) con la que se dedica a defender y promover la «carne limpia«, al igual que con sus fondos de capital riesgo Clear Current Capital y New Crop Capital. Friedrich es un bienestarista convencido, deshaciéndose en elogios cada vez que compañías como McDonald’s anuncian cualquier tipo de medida de bienestar animal, por muy exigua que sea.
Otres defensores notories de la «carne limpia» son Jason Matheny, fundador de New Harvest y pionero en la investigación de carne cultivada; Matt Ball, presidente de One Step For Animals, una organización centrada en promover que la gente deje de comer gallinas; Leah Garces, presidenta de Mercy for Animals y ex directora ejecutiva de Compassion in World Farming; Miyun Park, primera directora ejecutiva de GAP; Josh Balk, también ex integrante de Compassion Over Killing, Vicepresidente de Protección de Animales de Granja (Farm Animal Protection) en HSUS y cofundador de Just, inc. (antes conocida como Hampton Creek); o Chris Kerr, director de inversiones de New Crop Capital. Todas estas personas son defensoras de la explotación animal, se lucran de ella y denigran y perjudican al movimiento de liberación animal, burlándose de les veganes y considerando a les abolicionistas «idealistas» e «inocentes».
La carne in-vitro depende de la industria cárnica y del capitalismo
Uno de los objetivos en los que el lobby de la “carne limpia” invierte más esfuerzo es conseguir financiación en forma de inversiones por parte de gobiernos y grandes empresas, incluyendo a gigantes de la industria cárnica. Su objetivo, como ya hemos comentado, es que este modo de producción de carne acabe reemplazando a la ganadería industrial (la ganadería extensiva no es un problema para elles), pero es difícil saber hasta qué punto se toman en serio este objetivo o si realmente lo único que les mueve es el ánimo de lucro, dada su colaboración con las mayores empresas de explotación animal. Tyson, Perdue, Smithfield, Cargill, Hormel, … todas estas empresas cárnicas están financiando las investigaciones y el desarrollo de carne sintética, algo que el lobby no cree que sea incoherente o conflictivo. Bruce Friedich declaró en una charla
TED que «la idea no es eliminar la industria cárnica, sino transformarla. Necesitamos sus economías de escala, sus cadenas de suministro, su experiencia en marketing y su enorme base de consumidores» [2], y en
una mesa redonda con Paul Shapiro afirmó que GFI tienen «esperanzas puestas en que la industria cárnica esté al frente [del negocio de la carne in-vitro] porque ¿quién mejor para hacer carne de pollo vegetal o limpia que Perdue? ¿Quién mejor para hacer spam de carne limpia que Hormel Foods?» [3]. Isha Datar, Directora Ejecutiva de New Harvest, quiere que «Tyson Foods y las demás empresas cárnicas sean parte de este movimiento». Creen que la industria cárnica es el único sector capaz de manejar las riendas de ese futuro mercado, ya que ya dispone de la infraestructura, las habilidades de marketing, la capacidad de manufacturación, las cadenas de distribución y el presupuesto necesarios para desarrollar y comercializar un producto lo suficientemente barato y de calidad para que se popularice entre las masas.
Si la industria de la carne in-vitro depende de esta manera de la industria ganadera, precisamente quienes están asesinando y explotando cada año a miles de millones de animales, ¿cómo van a conseguir su supuesto objetivo de acabar con la explotación animal? Lo que están consiguiendo es todo lo contrario: asegurar la supervivencia de los gigantes de la industria cárnica, ya que estos ven las carnes in-vitro como una oportunidad de diversificar su oferta en el llamado «mercado de la proteína«, controlar a la competencia y asegurar su dominio de (y supervivencia en) el mercado. Las siguientes declaraciones de uno de los líderes de Cargill Protein dejan bastante claro que las grandes empresas cárnicas no tienen ninguna intención de acabar con la explotación de los demás animales [4]:
«Nuestro objetivo es ofrecer una amplia gama de productos a nuestres consumidores. Conseguiremos esto expandiendo nuestro negocio, invirtiendo en otras proteínas y alternativas innovadoras. En Cargill,
reconocemos que la carne es un aspecto fundamental de las dietas de les consumidores y de muchas culturas y tradiciones. Creemos que les consumidores continuarán escogiendo la carne como fuente protéica, y por ello nos centramos en que llegue a sus platos de la forma más sostenible y eficiente posible.
Tanto nuestras proteínas tradicionales como las carnes sintéticas y otras innovaciones son necesarias para cubrir esa demanda […] En Cargill estamos comprometides a aumentar nuestra oferta de proteínas.
Esto incluye invertir en nuestro negocio de proteínas tradicional. Nuestro compromiso está fortalecido por la inversión de 600 millones de dólares en proteína convencional solo en Norteamérica».
A las grandes empresas cárnicas no les preocupa la carne in-vitro porque, por una parte, es un producto más que les permitirá responder a una demanda mundial de carne que no para de crecer, sin sustituir a su oferta actual; y por otra parte, adquirir las empresas de carne in-vitro o vegetales les permite, como ya hemos dicho, dominar el mercado y deshacerse de la competencia. Realmente es algo que ya estamos viendo con el caso de las carnes vegetales, las compañías cárnicas no paran de comprar las empresas que las producen, convencer a les veganes de que es perfectamente compatible con nuestros posicionamientos éticos consumir sus productos y obtener, gracias a nuestra ingenuidad, jugosos beneficios económicos.
Por otro lado, el problema no es sólo la dependencia de la carne in-vitro de la industria cárnica. También lo es la fe desmesurada de sus defensores en el capitalismo y el libre mercado: el lobby es totalmente acrítico con el sistema económico que está causando unos niveles de sufrimiento, desigualdad económica y contaminación ambiental sin precedentes. Presentan al capitalismo (el sistema económico que ha provocado que en medio siglo hayamos aniquilado de la faz de la Tierra a más de la mitad de su población no humana [5] como la solución a todos los problemas que aquejan a la sociedad, cuando es precisamente lo que los ha creado. Bruce Friedrich, por ejemplo, opina que el capitalismo va a triunfar donde el activismo supuestamente ha fallado, «intentamos que la gente se volviera vegana y no funcionó» [6].
Para defender estas afirmaciones usan argumentos tramposos, realzando las escasas consecuencias positivas que el capitalismo ha tenido en el bienestar de ciertas especies y minimizando, ignorando y ocultando las consecuencias negativas que ha tenido en los cientos de miles de millones de animales no humanos que son tratados como meros medios para obtener beneficios económicos. Paul Shapiro en su libro habla sobre cómo la caza de ballenas intensiva terminó gracias a la lámpara de queroseno y, más tarde, la bombilla de Edison; y da a entender que tendremos «una mayor probabilidad de tener impacto trabajando con ánimo de lucro en los campos de la ingeniería, la tecnología y el emprendimiento».
Lo cierto es, sin embargo, lo que ya sabemos: que el capitalismo es un sistema inherentemente explotador e inmoral que depende de la explotación de otres y de la objetificación de los cuerpos (humanos y no humanos) para seguir funcionando. Que en ciertas ocasiones haya provocado el fin de la explotación de ciertos animales (normalmente en detrimento de otros) es sólo una curiosidad y una anomalía que desvía la atención del verdadero problema. No podemos, bajo ninguna circunstancia, confiar la liberación animal en las empresas capitalistas, y mucho menos en las ganaderas.
La carne in-vitro no está libre de explotación animal
Se supone que la carne sintética es un producto libre de explotación animal, pero ¿hasta qué punto es esto cierto? Algo sobre lo que les defensores de esta tecnología no parecen muy interesados en hablar, ya que contribuiría a que su fachada se desmoronase, es que la carne in-vitro sí que implica explotación animal, en concreto dos tipos de explotación:
Por un lado, las células necesarias para producir los tejidos, que de momento no pueden reproducirse infinitamente, se extraen de animales reales. A les defensores de la carne in-vitro les encanta decir que estas células se obtienen mediante un procedimiento indoloro y respetuoso (que consiste en hundir una aguja de 10mm de largo y 1mm de ancho en el cuello de un animal, o incluso un bisturí cilíndrico y hueco de 10mm de grosor) pero, sinceramente, esto nos suena a tomadura de pelo. ¿Se nos ha olvidado ya que vivimos en un sistema capitalista que prioriza los beneficios antes que el bienestar, la dignidad o la libertad? ¿Es acaso sensato confiar en que la industria vaya a tratar a esos animales de forma ética? Recordemos que las empresas explotadoras emplean muchísimo tiempo y esfuerzo en convencernos de que los individuos encerrados en sus granjas viven vidas bucólicas en las que nunca sufren ningún tipo de dolor o malestar, distando muchísimo la realidad de esta visión tan idílica, ya que el dinero manda y para elles estos animales no son más que objetos de su propiedad. En el caso de la extracción de células sucederá exactamente lo mismo. Aun así, independientemente de lo indoloro del proceso, ¿quién nos da derecho a vulnerar la autonomía corporal de esos seres? ¿Acaso nos parecería justo hacer lo mismo con humanes? A nosotres no nos parece justo.
Por otro lado, las células necesitan vivir en un medio muy concreto para reproducirse y formar los tejidos correctamente. En la mayoría de casos este medio es suero fetal bovino [7] extraído de fetos de vacas embarazadas después de su asesinato en el matadero. El proceso es el siguiente: primero se asesina a la vaca, luego se saca el feto aún vivo de su vientre y, sin ningún tipo de anestesia (por lo visto el feto puede sentir dolor), se le extrae la sangre directamente del corazón en un proceso largo y desagradable. El uso de suero fetal bovino, además de ser cruel e inmoral, es un negocio increíblemente rentable para los mataderos: un solo litro puede costar entre 300 y 800€, y no es que utilicen pocos: según Mark Post se necesitan 50 litros de suero para producir una sola hamburguesa. Necesitan tantísimo suero que los mataderos no tienen la capacidad física de responder a tal demanda, lo cual es el motivo del elevado precio.
Muchas empresas están intentando encontrar la forma de sustituir el suero fetal bovino por alternativas vegetales, dado el tremendo coste que supone, pero de momento pocas han conseguido desarrollar un medio vegetal que sea igual de conveniente y funcione igual de bien que el suero fetal. Además, nadie nos promete que, aunque se desarrollen alternativas vegetales, estas se vayan a utilizar. Para las empresas e individuos que promueven la carne in-vitro el uso de suero fetal no es un problema ético sino una cuestión de rentabilidad económica y eficiencia, así que no sería de extrañar que lo acabasen solucionando de igual modo que han solucionado la ineficiencia y baja rentabilidad de la producción de carne tradicional: a base de producir a gran escala y de recortar gastos en todos los campos posibles: bienestar animal, condiciones laborales, etc. Si los ciclos reproductivos de los animales en la ganadería industrial ya están totalmente controlados, no vemos descabellado que se abran macrogranjas con el objetivo de producir suero fetal a gran escala.
Hay una empresa de productos veganos llamada Just, Inc. (antes Hampton Creek), que recientemente se ha subido al carro de la carne in-vitro. Su fundador, Josh Tetrick, afirma que están desarrollando una carne in-vitro 100% libre de explotación animal [8]:
«Podemos obtener todas las células que necesitamos de una sola pluma. Solo hace falta cortar la punta de una pluma que se haya caído de forma natural, ahí están todas las células que necesitamos. Después de eso podemos reproducir estas células en un medio 100% vegetal. No tendremos ni necesitaremos ningún «rebaño de donantes». Podemos conseguir todas las células de plumas caídas de animales de santuarios».
No obstante, hay que ser conscientes de la facilidad con la que el viento se lleva las palabras. Lo vemos todo el rato con el bienestarismo: las grandes empresas siempre dicen tener en cuenta el bienestar de los animales, pero aún así los explotan, los asesinan y se saltan las pocas leyes de bienestar animal que existen. Además, no es que Just, Inc. sea precisamente de fiar, ya que muches de sus empleades han acusado a Josh Tetrick de ocultar la verdad o mentir en sus campañas de marketing y en sus etiquetados. No parece ser el tipo de persona en la que puedas confiar [9].
Por otra parte, aunque realmente para sus nuggets de pollo, o lo que sea que esté desarrollando, realmente utilice plumas caídas para obtener las células y un medio vegetal para reproducirlas, ¿acaso no han llegado a este punto gracias a muchísimas investigaciones y experimentos en las que sí se explotaron y asesinaron animales? El futuro mercado de la carne in-vitro se está construyendo sobre los cuerpos de todos los animales que murieron y sufrieron por culpa de esas investigaciones. Todes les que desarrollan, producen y promocionan la carne in-vitro tienen las manos manchadas de sangre, sin excepción.
La carne in-vitro perpetúa el especismo y la cultura de la carne
Ya hemos dejado claro que la carne in-vitro conlleva necesariamente explotación animal, aunque sea en menor cantidad que la ganadería tradicional, y que es improbable que sea lo que acabe con la explotación animal por su dependencia de la industria cárnica y el capitalismo. Nos queda tratar un tercer problema igual de importante y que, además, seguiría estando ahí aunque los otros dos no existieran: la carne in-vitro perpetúa la cultura de la carne y los mitos hegemónicos que justifican, normalizan, promueven y ocultan la explotación animal.
Un gran fallo en los argumentos de las personas que defienden la carne sintética es que no parecen saber diferenciar entre el acto físico de explotar, dañar y asesinar a un animal y el acto social y simbólico de perpetuar los mitos de la carne. Romantizar la explotación, colaborar con granjas y presentar la carne como un producto delicioso y preciado también es dañar a los animales, no sólo el acto de maltratarles físicamente. Esto es así porque, como dicen en la web Clean Meat Hoax, la carne «no es una cosa, es una idea, incluso una red de ideas interconectadas. Esto significa que, cuando refuerzas una hebra de la red, estás reforzando la red en su totalidad».
Volviendo a Just, inc: en su web hay una sección para promocionar su próximo producto, la carne más cara del mundo: carne de Wagyu in-vitro:
«En una granja en expansión, asentada en la falda del monte Akagi en Japón, la familia Toriyama ha trabajado durante más de 30 años para criar unas vacas cuya carne tiene ese delicioso sabor umami y ese exquisito veteado que hace de la carne Wagyu algo único y deseado por todo el mundo. […] Con unas pocas células de las mejores vacas del mundo, podremos llevar la tradición de la familia Toriyama a millones de personas.»
Wataru Toriyama, al ser preguntado por une periodista sobre el motivo de este atrevido paso hacia una era de producción de carne más sostenible, respondió que «el objetivo es hacer llegar nuestras delicias a todo el mundo«. De esta manera refuerzan la idea de que el consumo de carne (y otros alimentos de origen animal) es, como dice Melanie Joy, «normal, natural y necesario«.
Casi todas las campañas de promoción de la carne in-vitro se centran en el placer que supone comer carne, lo importante que es para nuestras culturas gastronómicas y lo saludable que es para nuestros cuerpos. Aleph Farms, una empresa israelí de carne cultivada, promociona sus productos de esta manera: «En Aleph Farms creemos que la carne es uno de los placeres de la vida, algo que debe ser celebrado y disfrutado». Paul Shapiro, en su libro Clean Meat, escribe sobre el foie-gras de Hampton Creek (ahora Just, Inc.): «cuando cerré los ojos y dejé que el líquido graso se derritiera en mi lengua, el foie gras me produjo una gran cantidad de placer, que admito que estaba un poco avergonzado de admitir».
No sólo perpetúan la idea de que la carne y los productos de origen animal son placeres que deben ser celebrados, también la idea de que el consumo de estos productos es necesario y parte de la «naturaleza» humana. Bruce Friedich afirmó en una conferencia que «hay algo en el ser humano, no sé si es psicológico, fisiológico, emocional o qué, que causa que muchísima gente quiera seguir comiendo carne» [10] y afirmó en una entrevista para el New York Times que «tenemos que cambiar la carne, porque no podemos cambiar la naturaleza humana» [11]. La Universidad de Maastricht, como explicación al apoyo brindado a las investigaciones de carne in-vitro, ha alegado que «los seres humanos, como raza, no han mostrado signos de querer consumir menos carne, así que no es realista pensar en eliminar la carne de las dietas humanas en el futuro». La difusión de estas ideas es una forma de echar por tierra los esfuerzos de les activistas antiespecistas de hacer entender a la gente que consumir productos de origen animal es cruel e innecesario, y que la abundancia de carne en nuestra dieta no es un resultado de nuestra “necesidad” o nuestro “gran apetito” por la carne, sino que es algo cultural y producido por el especismo, el capitalismo y el patriarcado.
Por otra parte, que podamos siquiera imaginarnos la idea de comer carne, artificial o no, es posible gracias a la creencia de que los demás animales no son más que propiedad de los seres humanos y que el valor de sus vidas es directamente proporcional a su utilidad. Estas creencias, aparte de justificar y permitir la utilización de animales no humanos para el desarrollo e investigación de las tecnologías de carne in-vitro (es totalmente legal y está totalmente aprobado socialmente clavarle agujas a un animal en el cuello, embarazarlo de forma forzosa o asesinarlo mientras está embarazado para extraer sangre del feto), hacen que veamos comida cuando en realidad lo que se nos presenta es un cuerpo muerto. Eso también es especismo.
Como dice Gary Francione, «si estuviéramos buscando comida en la basura y nos encontrásemos un brazo humano, aunque estuviera hecho de cultivo de células, no consideraríamos aceptable comerlo, porque los cuerpos humanos no son comida. Debemos empezar a pensar en los cuerpos no humanos de la misma forma». Manteniendo a la gente enganchada a la carne no hacemos más que contribuir a que sigan considerando comida los cadáveres de los animales no humanos. Abstenerse de comer cadáveres es una cuestión de respeto a sus vidas y a sus muertes y una consecuencia de entender que los demás animales son sujetos con un valor intrínseco, independientemente de que nos puedan servir de utilidad o no, y que no existen para satisfacer nuestros caprichos.
Conclusiones
Para terminar, queremos plantear una cuestión: si el veganismo se supone que significa estar en contra de la explotación animal y evitar en la medida de lo posible consumir productos que conlleven dicha explotación, ¿por qué hay veganes defendiendo la carne in-vitro y dispuestes a consumirla? Por supuesto, esta tecnología es capaz de producir muchísima carne con muy pocos animales, lo que en potencia puede reducir en gran medida la explotación, pero no entendemos desde cuándo “menos animales no humanos explotados” es suficiente, si podemos aspirar perfectamente a “ningún animal no humano explotado”.
¿Acaso el veganismo universal y la abolición de la ganadería no es una meta mucho mejor, ya que no involucraría ninguna cantidad de explotación? Puede parecer idealista pensar en la abolición de la ganadería, pero ¿acaso no lo son todas las luchas por la liberación? ¿Acaso no es apuntando alto como avanzan las luchas? Y no es una cuestión de “todo o nada” o de “pureza ideológica”, es una cuestión de ser firmes en nuestros principios y tomar el camino que nos parece más justo y más adecuado para acabar con el especismo y la explotación animal. Explotar y asesinar animales, por muchos que se vayan a salvar en el futuro, no está justificado cuando existen otros caminos libres de explotación animal: existe una variedad inmensa de alternativas a cualquier producto de origen animal, sea cual sea.
La carne in-vitro es una tecnología innecesaria en la que se están malgastando miles de millones de dólares y que está causando dolor y sufrimiento a, seguramente, miles de animales no humanos. Todo ese dinero y esfuerzo podría invertirse en educar en el antiespecismo, promocionar el veganismo y apoyar la lucha por la liberación animal.
La carne cultivada no es otra cosa que una solución a un problema que no existe. Es, como dice une usuarie del foro veggieboards, «ir por el camino más largo para llegar del punto A al punto B y llamarlo progreso, en lugar de ir por el camino más fácil y lógico». ¿Acaso los recursos utilizados para investigar, desarrollar y promocionar la carne in-vitro, por no hablar del esfuerzo que supone educar a la gente para que confíe en que comer alimentos cultivados en un laboratorio es seguro, no estarían mejor empleados en la promoción del veganismo y la educación en que los animales no son objetos que podamos utilizar para nuestros caprichos?
Al priorizar los beneficios económicos y darle tanto peso al capricho de la sociedad de seguir consumiendo productos de origen animal, les defensores de la carne in-vitro están tirando por la borda décadas de activismo antiespecista y contribuyendo a que el movimiento se aleje aún más del antiespecismo y el abolicionismo hacia enfoques bienestaristas, complacientes y capitalistas.
Lauredal
Activismo ContraEspecista
NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
1- También conocida por una amplia variedad de nombres como carne sintética, carne de laboratorio, carne cultivada o, como a sus defensores les gusta llamarla por motivos de marketing, carne limpia. Nosotres la vamos a llamar in-vitro porque sabemos que a sus defensores no les gusta ese nombre.
2- youtube.com, «The next global agricultural revolution», Bruce Friedrich. La producción convencional de carne daña nuestro medio ambiente y presenta riesgos para la salud global, pero las personas no comerán menos carne a menos que les demos alternativas que cuesten lo mismo (o menos) y que tengan el mismo sabor (o mejor). En una charla reveladora, el innovador de alimentos y miembro de TED Bruce Friedrich muestra los productos a base de plantas y células que pronto podrían transformar la industria cárnica mundial, y su plato.
3- youtube.com, «Fireside chat», Bruce Friedrich y Paul Shapiro hablan sobre carne limpia, carne de origen vegetal y The Good Food Institute.
4- cargill.com, «Protein innovation: Cargill invests in cultured meats», Cargill, 24 de enero de 2020
5- worldwildlife.org, «2018 Living Planet Report», WWF, 2018
6- nytimes.com, «El activista radical por los animales que ahora quiere conquistar tu paladar», Nathaniel Popper, The New York Times, 15 de marzo de 2019
7- slate.com, «The Gruesome Truth About Lab-Grown Meat», Nick Thieme, Slate, 11 de julio de 2017
8- El fundador de Hampton Creek, Josh Tetrick, promete que su voluntad de «carne limpia» es que sea vegana, Animals 24-7
9- businessinsider.com, «Sex, lies, and eggless mayonnaise: Something is rotten at food startup Hampton Creek, former employees say», Biz Carson, Business Insider, 6 de agosto de 2015
10- youtube.com, «From Agitator to Innovator: Why I Swapped Activism for
Food Tech», Bruce Friedrich, TedxBethesda. Como dice el viejo adagio socrático, «la vida no examinada no vale la pena vivirla». Cuanto más examinaba Bruce Friedrich su propia vida, más se sentía atraído por el veganismo, la tecnología alimentaria y la innovación culinaria. En esta charla, Bruce explica las consideraciones clave que todos deberíamos hacer sobre nuestras elecciones dietéticas y cómo ese mismo dicho socrático lo llevó a cambiar su enfoque de la defensa de los veganos. Bruce Friedrich es cofundador y director ejecutivo de The Good Food Institute, una organización sin fines de lucro que promueve alternativas innovadoras a la carne, los productos lácteos y los huevos convencionales.
11- nytimes.com, «El activista radical por los animales que ahora quiere conquistar tu paladar», Nathaniel Popper, The New York Times, 15 de marzo de 2019
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1- Paul Shapiro, «Clean Meat: How Growing Meat From Animals Will Revolutionize Dinner and the World».
2- Clean Meat Hoax, «The Capitalist Free Market Has Always Betrayed Animals-and It’s Doing It Again», «Who’s Really Behind the Clean Meat Lobby: How a Movement Was Sold Out», «Clean Meat Discourse
Reinforces All Meat Culture» y en general toda la página.
3- vegantrove.com, «The Science of “SuperMeat”: If It Sounds Too Good To Be True, It Probably Is.», Vegan Trove, 23 de julio de 2016
4- youtube.com, «2019 Conscious Eating Conference – Cell-Based Meat Debate»
5- youtube.com, «Vegans Spill The Truth About Lab Grown Meat». ¿Tienes preguntas sobre la carne cultivada en laboratorio? ¿Es saludable, mejor para el medio ambiente y bueno para los animales? Escucha y mira este video donde un granjero, un abogado, un médico y un científico revelan la verdad sobre la carne cultivada en laboratorio.
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
Este artículo original de Lauredal se publicó el 6 de noviembre de 2019 en el portal archive.org con las palabras clave: carne, in-vitro, laboratorio, sintetica, veganismo, vegan, liberacion animal, antiespecismo y especismo.
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