En la dinámica agroindustrial actual, los animales de granja, como vacas, cerdos y pollos, se encuentran en el epicentro de una controversia ética sobre sus condiciones de vida y bienestar.
Aunque estos animales reciben cuidados físicos básicos, la falta de atención a sus necesidades emocionales y sociales plantea dilemas éticos significativos.
El contraste entre la vida en granjas y la de sus ancestros salvajes es llamativo. Si bien los animales de granja están protegidos de depredadores y tienen acceso a alimento, agua y atención médica, sus condiciones distan mucho de brindar un entorno emocionalmente enriquecedor. Estos mamíferos, al igual que los seres humanos, tienen necesidades emocionales arraigadas por la evolución, necesidades que son fundamentales para su bienestar psicológico.
Un ejemplo ilustrativo es el vínculo madre-hijo, una conexión intrínseca en los mamíferos que ha sido subestimada durante mucho tiempo. Estudios, como los de Harry Harlow con monos Rhesus, han demostrado que separar a las crías de sus madres resulta en un profundo sufrimiento emocional. Los monos mostraron un claro apego emocional hacia una «madre» de terciopelo, buscando más que nutrición o calor, refutando así la creencia conductista de que las interacciones madre-hijo se basan únicamente en necesidades materiales.
Esta falta de reconocimiento de las necesidades emocionales de los animales de granja ha persistido a lo largo de la historia, perpetuada por la industria láctea, que interrumpe el vínculo madre-hijo para mantener la producción constante de leche. Las crías son separadas de sus madres poco después del nacimiento, privadas del contacto físico y emocional crucial para su desarrollo. Este enfoque industrializado, en su afán de maximizar la producción, ignora el sufrimiento emocional de millones de animales.
Este debate ético llama a la reflexión sobre nuestra relación con los animales de granja. Más del 90% de los animales grandes del mundo son criados para consumo humano, sin que se atienda debidamente a sus necesidades emocionales. Reconocer y abordar este problema es una responsabilidad colectiva que exige un cambio en las prácticas de la industria alimentaria.
El artículo de Yuval Noah Harari sirve de prólogo a la nueva edición del libro de Melanie Joy Por Que Amamos A Los Perros, Nos Comemos A Los Cerdos Y Nos Vestimos Con Las Vacas [1] y aborda la desconexión entre las necesidades emocionales de los animales de granja y la forma en que la industria agrícola moderna los trata como meros productores de alimentos. Harari destaca la importancia del vínculo madre-hijo en los mamíferos, señalando cómo la separación temprana de las crías de sus madres en la industria láctea causa un sufrimiento profundo.
Yuval Noah Harari contextualiza la vida de los animales de granja en contraste con sus contrapartes salvajes, reconociendo la atención física brindada por los ganaderos pero señalando la falta de atención a las necesidades emocionales y sociales. Además, hace referencia a estudios psicológicos, como los de Harry Harlow con monos, para resaltar la importancia del apego emocional en el desarrollo de los mamíferos, incluidos los humanos.
La narrativa subraya cómo la industria láctea se basa en separar a las crías de sus madres para mantener un ciclo de producción constante, ignorando las necesidades emocionales básicas de estos animales. Harari apela a la responsabilidad colectiva para reconocer y reducir el sufrimiento de los animales de granja.
El artículo, escrito como prólogo a una obra sobre el carnismo, ofrece una mirada introspectiva sobre el tratamiento de los animales de granja en la sociedad actual, desafiando al lector a considerar las implicaciones éticas de cómo tratamos a estas criaturas.
La exposición de Harari sobre la importancia del vínculo madre-hijo y el sufrimiento resultante de su separación en la industria láctea presenta un argumento convincente y emotivo para reflexionar sobre nuestras interacciones con los animales de granja.
El adelanto, del ensayo ‘Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas: una introducción al carnismo’, destaca la importancia de este debate ético en la relación entre humanos y animales, desafiando a los lectores a considerar el sufrimiento de estos seres y buscar formas de reducirlo.
Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, Israel, 1976) es ensayista. Este adelanto es del prólogo a la nueva edición por el décimo aniversario de la publicación de ‘Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas: una introducción al carnismo’, de la psicóloga social Melanie Joy, de Plaza y Valdés (de la colección Liber Ánima) junto a Igualdad Animal, que se ha publicó el 26 de diciembre de 2023
Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— culturavegana.com, «Por Que Amamos A Los Perros, Nos Comemos A Los Cerdos Y Nos Vestimos Con Las Vacas», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 13 diciembre, 2020 | Publicación: 11 noviembre, 2020. 7ª Edicion ! Esta obra revolucionaria explora por qué en nuestra cultura nos mostramos tan dispuestos a comer algunos animales mientras que ni se nos pasa por la cabeza comernos a otros.
2— culturavegana.com, «Resultados de búsqueda para Yuval Noah Harari», Editorial Cultura Vegana.
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