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Bebedores de sangre en Madrid

Publicación: 20 julio, 2020 |

Un reportaje publicado el 26 de agosto de 1933 en la revista Estampa, produjo un gran impacto al revelar la existencia de numerosas personas «vampiros» adictas a beber sangre en Madrid.

Photo by @jannoon028

Sucedía con aparente normalidad en una de las grandes naves del Matadero antiguo de Legazpi. Se toleraba y permitía. Nadie preguntaba nada y, regularmente, una muchedumbre acudía con sus vasos listos para ser llenados. Los matarifes hacían su trabajo, mientras los bebedores de sangre esperaban en fila ordenadamente. El reportaje continúa mostrando estremecedoras fotografías y dice: «Ha terminado la matanza. No queda una res en pie. Unas sobre otras aún cocean en el suelo resbaladizo y ensangrentado. Los bebedores que presenciaron los sacrificios esperan el momento de recoger la sangre humeante. Todos entregan a los mozos los vasos que al efecto llevan».

«Los bebedores aproximan el vaso a sus labios y sin reparo, dominados sin duda por la fuerza de la sugestión, ingieren el contenido. Alguno tiene que hacer un gran esfuerzo para apurara el vaso; el estómago parece oponerse pero, al fin, sonríe satisfecho, como si con ellos hubiera adquirido un poco de la salud que le falta.»

Estampa 26/08/1933 

Grupos de mujeres en muchos sitios de España como la clase pudiente de Jerez que enviaba al matadero a las criadas y otras contrataban a chicos recaderos que fueran por ella. Cuando estas mujeres suspendían el tratamiento y dejaban de beber sangre tenían síndrome de abstinencia síndrome de Renfield o vampirismo clínico. iban temprano para beber directamente la sangre fresca recién salida del animal, preferentemente de vacas o toros negros, una práctica conocida como hematofagia. Estas pálidas mujeres necesitaban mostrar a los vigilantes del matadero un permiso médico que acreditara que podían beber esa sangre, ya que sería de ayuda para la anemia o la tuberculosis. En cierto modo era verdad, ya que la sangre animal contiene hierro que se desprende al ser ingerida, lo que sirve para paliar esa anemia. Se convirtió en una adicción para muchas de estas mujeres que la bebían a diario, llegando incluso a beber su propia sangre.

«En París, hay diariamente procesión de enfermos de consunción y languidez a recoger en el matadero de Villa el torrente que se escapa de las venas de las reses sacrificadas para el consumo. A grandes tragos, por vasos de a cuartillo, beben rápida y ávidamente el rojo líquido, con el ansia del que absorbe la vida.» 

31/08/1908

El procedimiento, perfectamente dispuesto, es relatado por un periodista que sin ocultar su asombro narra lo que está presenciando: «En aquellos rojos manantiales los vasos van llenándose repetidas veces de sangre humeante. Los bebedores aproximan el vaso a sus labios y sin reparo, dominados sin duda por la fuerza de la sugestión, injieren el contenido. Alguno tiene que hacer un gran esfuerzo para apurar el vaso; el estómago parece oponerse, pero, al fin, sonríe satisfecho, como si con ello hubiera adquirido un poco de la salud que le falta. También se hallan presentes otras personas que no participan del festín. Son los que representan a los que no se atreven a ir. Los comentarios que puedan suscitar entre las gentes les impide hacerlo. Pero allí están unos chiquillos que, provistos de pucheros o cafeteras, llevarán la sangre aún caliente a otros bebedores».

La mayoría bebía la sangre en ese instante, puesto que pensaban que sus propiedades medicinales eran mayores al ser tan fresca. Otros, en cambio, la guardaban y la entregaban a quien encargaba ir a por ella. El periodista obtuvo alguna declaraciones con dificultad: «Todos nos miran con recelo. Las mujeres especialmente. No quieren que se hable de esto, que casi lo llevan como un secreto. La presencia del fotógrafo les inquieta».

Uno de los orígenes de esta práctica está relacionado con los antiguos cultos romanos, como el Taurobolium, el culto a las diosas Cibeles y Atis, que consistía en degollar un toro y dejar caer la sangre sobre un sacerdote situado debajo. De esta forma creían que el sacerdote ingería la fuerza del toro. Otro culto al dios Mitra, donde se clavaba un puñal en el cuello para que un perro y una serpiente bebieran su sangre.

En la frontera de los siglos XIX y XX, y a pesar de que la sangre era una bebida poco agradable, gran número de personas la bebían para combatir algunas dolencias, entre ella la anemia y la clorosis. La bebida de sangre, como la del agua caliente, repugnaba al principio, pero pronto se acostumbraban a ella, hasta el punto de beberla al fin con aprecio, como sucede con la cerveza, el ajenjo y otros líquidos similares. Esta costumbre se extendió por varios países como remedio a la anemia y la tuberculosis, y en otras ocasiones simplemente como alimento de los muy pobres para no morir de hambre. 

Hematodixia

Son los llamados vampiros vivos, es decir, aquellas personas que siendo perfectamente normales en su apariencia externa, precisan del consumo de sangre para poder sobrevivir. La hematodixia aparece en tratados de medicina y de nefrología, monografías sobre vampiros y otros legajos esotéricos sin que figure como patología alguna. Se la ha descrito como anemia perniciosa. El enfermo no puede absorber correctamente la vitamina B12 debido a carencias en la sangre o algún fallo renal. Conforme progresa la anemia se producen cambios en la tez, debilidad, entumecimiento en las piernas y en ocasiones, pérdida de control. Los síntomas son palidez, debilidad, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos y aversión a la luz. Durante años no se ha dispuesto de ningún tratamiento preciso, pero en 1926 se descubrió que el suministro continuado de hígado fresco podía contrarrestar la anemia perniciosa. Posteriormente se sustituyó por complejos vitamínicos muy concentrados, y a veces conjuntamente con B12 y ácido fólico. En casos agudos el paciente entra en diálisis y la única solución es el trasplante renal o hepático.

Vampiros en la actualidad

El mito de beber sangre para rejuvenerce o para curar enfermedades sigue alimentado las creencias populares y en grupos de la élite económica que no dudan en hacer transfusiones de sangre de individuos sanos y jóvenes. Muchos empezaron a ver un filón de negocio con estas transfusiones de sangre joven como tratamiento de belleza y salud. Un caso conocido es el de Jesse Karmazin, fundador de la compañía californiana Ambrosia que no tienen escrúpulos para anunciar su terapia de tratamientos que ofrecen como transfusiones sanguíneas, aprobadas en EEUU. Envian sangre a tu médico personal, si no tienes un médico que pueda realizar este procedimiento, te programan una cita con un médico de la red de Ambrosia. 1 litro de sangre cuesta 5500$ y 2 litros cuestan 8000$. Peter Thiel, cofundador de PayPal gasta miles de dólares en esta práctica, en algunos círculos le conocen con el apodo de “El Vampiro”.

El vampirismo del siglo XXI consiste en una visita a un banco de sangre. Los donantes son captados en distintas redes, deben pasar exámenes para descartar cualquier enfermedad que pueda trasmitirse por la sangre. Una vez cumplidos los requisitos pueden elegir entre dos formas de extracción: la convencional, con una inyectadora, un torniquete, un tubo de ensayo y una sustancia esterilizadora como un análisis convencional de sangre. La otra formaque pueden elegir es la succión directa del cuerpo del donante. Este procedimiento consiste en hacer un corte con un bisturí desechable y el receptor procede a succionar. El comensal debe demostrar que su boca esté debidamente desinfectada.

Los adictos a la carne son adictos a la sangre

Entre las adicciones más extendidas del ser humano está la adicción a la carne y parece que la ciencia ha descubierto exactamente las razones que despiertan el apetito cuando una persona huele carne de una barbacoa. El olor que desprende la hemoglobina en contacto con el fuego activa el mecanismo ancestral y heredado de nuestra cultura gastronómica, la misma que nos ha convencido que la carne animal ha estado siempre en nuestra dieta, que es necesario su consumo para una buena salud y la misma que ha enriquecido a propietarios de mataderos, empresas de distribución de carne y derivados animales, laboratorios veterinarios y en conjunto todos los sometidos a la cadena de explotación y sacrificio de animales.

Pero todas estas supersticiones han llegado a su fin. Gracias a la ciencia ya sabemos que podemos extraer los mismos componentes de la hemoglobina directamente de las plantas. Gracias a empresas como Impossible Food por hacer posible un mundo que rompe con la vieja tradición basada en la supertición de que los animales tienen que ser sacrificados y por la supertición, más cruel aún, de que los hombres, mujeres y niños necesitan carne para nutrirse.

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1- bbc.com, «Vampiros verdaderos: la gente que bebe sangre humana para sentirse mejor«, David Robson, 29 noviembre 2015.

2- Wikipedia.org/Vampirismo, «trastorno mental, parafilia caracterizada por ser asociada con una necesidad compulsiva de ver, sentir o ingerir la sangre existiendo o no el autoengaño creencial de ser un vampiro.» 

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