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El almidón en la dieta ancestral derrumba otro mito sobre la carne

Última edición: 29 mayo, 2021 | Publicación: 25 mayo, 2021 |

El reciente estudio publicado en PNAS sugiere que fue la ingesta de grandes cantidades de almidón lo que alteró la microbiota oral en los ancestros de humanos y neandertales.

La ingesta de almidón proporcionó un mayor aporte de glucosa, un monosacárido clave para nutrir de calorías extra en un cerebro más grande.

La imagen que teníamos hasta ahora de los neandertales es la de primitivos devorando carne casi exclusivamente. Es verdad que la especie se alimentaba en ese momento en base a una dieta mayoritariamente carnívora, pero con el reciente estudio sabemos que también ingerían cantidades importantes de raíces, frutos secos y otros alimentos ricos en almidón.

Fueron estos alimentos los que alteraron la microbiota bucal, responsable de procesar estos componentes en azúcares, indispensables para aportar calorías necesarias al cerebro.

La clave está en los dientes

La placa dental contiene pistas importantes sobre la alimentación, y es que nuestro microbioma oral, constituido por billones de células microbianas pertenecientes a miles de especies de microorganismos, ha evolucionado con nosotros a lo largo de millones de años.

A partir de esta premisa, un equipo multinacional formado por científicos, de más de 40 instituciones y 13 países decidió estudiar la microbiota hallada en fósiles de humanos modernos y neandertales en busca de pistas sobre la evolución de su alimentación a lo largo de los últimos 100 mil años.

«La glucosa indispensable para el cerebro, no se encuentra en la carne sino en el almidón

Christina Warinner

Sus conclusiones, publicadas recientemente en la revista especializada PNAS Proceedings of the National Academy of Sciences, sugieren que nuestros antepasados comunes ya se habían adaptado para ingerir grandes cantidades de almidón hace al menos 600.000 años, aproximadamente el mismo período en el que necesitaban más glucosa para alimentar sus cerebros cada vez más grandes.

Los investigadores llevaban mucho tiempo atribuyendo el crecimiento de los cerebros de nuestros antepasados -cuyo tamaño se duplicó en algún momento de hace entre 2 millones y 700.000 años,- a la mejora de las herramientas líticas, a la caza cooperativa y al consumo de carne.

Según esta hipótesis, a medida que los humanos mejoraban la caza de animales y el procesamiento de la carne de sus presas, ingerían una dieta de mayor calidad que se traducía en más aporte energético, indispensable para el alimento de unos cerebros cada día más grandes.

La importancia de la glucosa

Los científicos firmantes del estudio se preguntaban hasta qué punto la ingesta de carne podía explicar por sí sola este aporte extra de energía.

«Para que los ancestros humanos tuvieran un cerebro más grande, necesitaban alimentos energéticos que contuviera glucosa, un componente que no se encuentra en la carne».

Christina Warinner

La arqueóloga molecular Christina Warinner, investigadora de la Universidad de Harvard y del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, declara a la revista Science que la glucosa indispensable para el cerebro, no se encuentra en la carne sino en el almidón.

Los antepasados comunes de Homo sapiens y neandertales ya pudieron haberse adaptado hace al menos 600.000 años para ingerir grandes cantidades de almidón, un componente que sí se encuentra en algunas plantas silvestres ricas en almidón, como las que todavía consumen algunos cazadores-recolectores en la actualidad. Esto hizo pensar a los investigadores que los primeros humanos y los neandertales podrían haber incorporado el almidón en su dieta, lo que les habría proporcionado una ración extra de glucosa.

Una vez elaborada la hipótesis, sólo quedaba demostrar que las bacterias orales rastrean los cambios en la dieta. Para ello, Christina Warinner, estudiante de doctorado del Instituto Max Planck, ideó junto con un amplio equipo de investigadores el experimento para observar las bacterias de la cavidad oral adheridas a los dientes de neandertales y humanos modernos que vivieron hasta hace 10.000 años. Eso es antes del desarrollo de la agricultura.

Analizaron los restos en chimpancés, gorilas y monos aulladores, y los compararon con miles de fragmentos de ADN de bacterias muertas hace miles de años que todavía se conservan en los dientes de 124 individuos. Uno de estos individuos son restos de un neandertal que vivió hace 100.000 años en la cueva de Pešturina, en Serbia, del que se extrajo el genoma del microbioma oral más antiguo reconstruido hasta la fecha.

Los científicos descubrieron que las comunidades bacterianas presentes en la boca de humanos preagrícolas y neandertales eran muy similares entre sí. En concreto, tanto unos como otros albergan un grupo inusual de bacterias del género Streptococcus en sus cavidades bucales. Estos microorganismos cuentan con una capacidad especial para unirse a la enzima amilasa, responsable de romper las moléculas de glúcidos complejos como el almidón

En otras palabras, extrae la glucosa. La presencia en los dientes de estos microorganismos en los neandertales y los primeros humanos modernos, pero no, por ejemplo en los chimpancés, demuestra que aquellos ya ingerían alimentos ricos en almidón.

Una herencia común

Alimentos como las raíces, tubérculos y semillas, ricos en almidón, significaron para los humanos modernos y los neandertales un aporte extra de energía, pero los investigadores sugieren que la microbiota responsable de descomponer y transformar las moléculas de almidón en azúcares se heredó de un ancestro común que vivió hace más de unos 600.000 años, aproximadamente en el momento en que el tamaño del cerebro de nuestros ancestros creció significativamente hasta casi duplicar su tamaño.

«Estas estructuras de plantas subterráneas ricas en nutrientes, a las que se refieren con el apodo «Underground Storage Organs», órganos de almacenamiento subterráneos o las USO son los pilares dietéticos de los cultivos alrededor del mundo. El pueblo Hadza de Tanzania, entre los últimos cazadores-recolectores del mundo, confían en los tubérculos ricos en almidón que ocupan hasta 50 por ciento de su dieta

Nathaniel Dominy

Según Christina Warinner, esta hipótesis desvela la importancia del almidón en la dieta y su vinculación con el crecimiento del cerebro de nuestros ancestros, de los que se sospecha también pudieron haber empezado a cocinar alimentos mucho antes de lo que pensaba, pues, según apuntan los científicos, la enzima amilasa es mucho más eficiente a la hora de digerir el almidón cocinado que el crudo.

Los investigadores deducen que los parientes del género Homo de hace unos 600.000 ya cocinaban los alimentos de manera habitual, una práctica que pudo expandirse como consecuencia de la creciente demanda de recursos extra para unos cerebros cada vez más grandes.

Importancia de los microbios que habitan en nuestro organismo

Sean cuales sean las conclusiones, la investigación ha desvelado la importancia del microbioma en nuestra adaptación evolutiva y ha puesto en valor los estudios de investigación basados en el metagenoma , el genoma de los organismos que hospedamos en nuestro cuerpo, para desentrañar algunos de los enigmas de la historia evolutiva del hombre moderno y de su especie hermana, los neandertales.

Tal y como reza una de las conclusiones del estudio, hasta diez tipos de bacterias han convivido en nuestro organismo y el de nuestros ancestros durante cerca de 40 mil años. Casi nada.

Editorial Cultura Vegana
www.culturavegana.com

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

1- pnas.org, «The evolution and changing ecology of the African hominid oral microbiome», James A. Fellows Yates, Irina M. Velsko, Franziska Aron, Cosimo Posth, Courtney A. Hofman, Rita M. Austin, … Proceedings of the National Academy os Sciences of the United States of America, PNAS, 18 de mayo de 2021

2- culturavegana.com, «Somos lo que ellos comieron», Jennifer McNulty, Editorial Cultura Vegana, Última edición: 12 mayo, 2021 | Publicación: 10 julio, 2020

3- culturavegana.com, «Los humanos somos herbívoros», Gary Yourofsky, Editorial Cultura Vegana, Publicación: 10 julio, 2020

4- culturavegana.com, «Dieta humana natural», Editorial Cultura Vegana, Última edición: 7 junio, 2020 | Publicación: 17 octubre, 2018


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