En esta historia, diez «sabios desnudos» son interrogados por el rey y dan todo tipo de respuestas inteligentes. [1]
La expresión «gimnosofista» se usa por primera vez en una historia sobre el conquistador macedonio Alejandro Magno, quien visitó el Punjab y el Valle del Indo entre el 327-325 aC. No está claro cuándo se escribió esta historia, pero la versión más antigua, un papiro ahora en Berna, data del siglo I aC. La palabra «gimnosofista» debió, por tanto, estar de moda en ese momento.
Sin embargo, era una expresión inusual. La mayoría de los historiadores de la campaña de Alejandro llamaron a los sabios indios «brahmanes» y los autores posteriores siguieron este uso. En la versión de Plutarco de la anécdota de los diez sabios, se han convertido en brahmanes. Aun así, es probable que los contemporáneos de Alejandro entendieran que había varios tipos de filósofos en la India. Por ejemplo, el almirante Nearchus sabía que al menos un indio, un hombre llamado Calanus, no era brahmán. Él y los diez gimnosofistas deben haber sido saddhus.
Los Brahmanes pertenecían a la corriente principal de la religión india, que en este período se llama brahmanismo. Eran miembros de la casta sacerdotal, asesoraban a los líderes políticos y vivían en las ciudades. Los Saddhus, por otro lado, vivían fuera de las ciudades y eran escépticos sobre la ortodoxia brahamanista. Su crítica tuvo gran influencia en el desarrollo de la vida espiritual india; algunas de sus ideas se integraron en el brahmanismo y todavía se pueden encontrar en el hinduismo moderno, otras no fueron aceptadas pero encontraron su camino hacia el jainismo y el budismo, que se definieron durante el reinado de la dinastía Maurya.
Estos desarrollos teológicos eran desconocidos para los visitantes macedonios y griegos, y en el idioma griego, «brahmanes» y «gimnosofistas» eran sinónimos. Se creía que filósofos griegos como Pitágoras habían visitado la India y habían estudiado con los gimnosofistas, que suelen presentarse como hombres piadosos que creían en la transmigración del alma y se abstenían de carne y vino.
Egipto
En la primera mitad del siglo III dC, el sofista Filóstrato, el autor de Vida de Apolonio, aplica la expresión a los sabios que vivían en Nubia —es decir, el sur de Egipto o el norte de Sudán. Se les presenta como menos sabios que los brahmanes de la India.
Aunque el sofista afirma que encontró esta información en una de sus fuentes, Scraps from the manger (Fragmentos del pesebre) de Damis, discípulo de Apolonio, es un poco extraño que no se mencionen en otra parte. No se puede descartar la posibilidad de que los relatos sobre una comunidad ascética en el desierto egipcio, como los padres cristianos del desierto o los Therapeutae que menciona Filón de Alejandría, hayan influido en el relato de Filóstrato.
Editorial Cultura Vegana
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FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
1— Plutarco de Queronea, Life of Alexander 64.
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